Nació en Nola (Italia) hacia fines del siglo II. Siendo vicario del obispo Máximo, durante la persecución del emperador Decio sufrió grandes tormentos, pero logró sobrevivir a todos ellos, por lo que se lo considera mártir, aun sin haber muerto como tal. Murió el 14 de enero del año 256. Su sepulcro, en Nola, fue célebre por los muchos milagros obrados por él. Y llegó a ser, después de Roma, el segundo centro de las numerosas peregrinaciones que caracterizan al siglo IV.