Después de haber sido monje en un monasterio donde había numerosos religiosos, San Onofre se decidió a vivir en soledad absoluta. Para ello se retiró al desierto de Egipto donde permaneció 60 años, haciendo penitencia y vida de oración, y alimentándose de una palmera que misteriosamente había crecido cerca de su celda. Murió el año 400.