Esta iglesia de Roma fue construida en el siglo IV, en el pontificado del Papa Liberio, sobre el monte Esquilino. Una leyenda medieval determinó que se la llamara "Nuestra Señora de las Nieves", cuya fiesta también se celebra hoy. Fue reconstruida en el siglo V por Sixto III, y el 5 de agosto de 432 la dedicó a la Virgen María, a quien el concilio de Efeso, celebrado el año anterior (431) acababa de proclamar "Madre de Dios". La basílica se llama también "del Pesebre", pues en ella se guardan trozos del pesebre de Belén. Pero es conocida como Santa María la Mayor, por ser la iglesia de mayor capacidad de todas las que en Roma están dedicadas a la Virgen. Su nave mayor la forman 44 columnas de mármol blanco, y en el artesonado luce el primer oro que llegó de América. Es una de las cuatro Basílicas Mayores, junto con las de San Pedro, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros.