Mons. Colombo: 'El Dios de mi pueblo'
- 23 de marzo, 2025
- Mendoza (AICA)
"Queremos responder a la llamada de Dios a dar fruto, a no guardarnos los dones de Dios, a ser parte de un pueblo que tiene en el Señor su fortaleza y su fecundidad", aseguró el arzobispo de Mendoza.
El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Colombo, presidió la Eucaristía dominical desde la parroquia Cristo Rey, de la localidad mendocina de Guaymallén, donde señaló que la primera lectura representa un episodio tomado de la historia de Israel y que se identifica como la llamada de Moisés.
"De él sabemos que se ha criado en el marco de la cultura egipcia y se ve sorprendido por el Dios de sus padres, a través del signo de la zarza ardiente, y que lo invita a reconocerse israelita y a anunciar la liberación a su pueblo, para poder llevarlo hacia un destino distinto", detalló al resumir el relato bíblico.
"La historia de Moisés nos hace pensar en lo importante de reconocernos parte de nuestro pueblo, aunque muchas veces estamos tentados de pensar que estamos solos o que somos individualidades; la experiencia de Israel comunicada a la Iglesia es que somos un pueblo de llamados, de elegidos para una misión, así como Moisés tuvo la suya, que lo sacó de su lugar para comenzar de nuevo, ahora junto a su pueblo Israel", destacó y puntualizó: "Cuando le pregunta quién es su interlocutor, el Señor le dice: 'Yo soy el Dios de Israel, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, yo soy el Dios de tu pueblo'".
El arzobispo mendocino lamentó que muchas veces haya un desentendimiento de la pertenencia a la Iglesia y planteó: "Llegamos a creer que el mundo empieza y termina en nosotros; se trata en cambio de reconocernos llamados como fruto de la comunicación de vida recibida en el bautismo".
"Si Moisés en ese diálogo tan significativo con esa zarza ardiente, pudo descalzarse ante el misterio de Dios para escucharlo, cuánto más nosotros que hemos conocido el amor del Padre en Jesucristo, tendremos que de verdad acercarnos una y otra vez al misterio de Cristo, para reconocernos sus hermanos, parte de su pueblo", consideró.
Al reflexionar sobre el texto del Evangelio que relata la historia de la higuera estéril, cuyo dueño está tentado de arrancarla por esa precisa falta de fecundidad, monseñor Colombo afirmó: "No podemos menos que pensar en Jesús y su misión de tres años entre nosotros. Suena como un reproche amargo de Jesús, que lleva tres años de ministerio y sigue sin ser reconocido por su pueblo, sigue sin obtener los frutos esperados ante tanto destrato".
"Pero Él sigue siendo nuestra vida con su misión de Mediador ante el Padre, con la entrega de la propia vida, apostando a nuestra fecundidad", destacó.
"Queremos responder a la llamada de Dios a dar fruto, a no guardarnos los dones de Dios, a ser parte de un pueblo que tiene en el Señor su fortaleza y su fecundidad", concluyó.+