Viernes 29 de marzo de 2024

Preocupa al obispo de Río Gallegos el modo como se realizan los sepelios

  • 26 de octubre, 2020
  • Río Gallegos (Santa Cruz) (AICA)
Monseñor García Cuerva pide encontrar alternativas para no deshumanizar la despedida de un ser querido fallecido por Covid-19 y recuerda que la cremación no es obligatoria.
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El obispo de Río Gallegos, monseñor Jorge García Cuerva, expresó su preocupación por el modo en que se realizan los sepelios de las personas fallecidas por Covid-19 en los cementerios de esta jurisdicción eclesiástica.

El prelado viene advirtiendo sobre las situaciones que se dan en tan penosas circunstancias en tiempos de pandemia y acompaña su inquietud subrayando la legislación vigente en este sentido.

Monseñor García Cuerva, junto con el equipo pastoral de exequias, pide encontrar alternativas para no deshumanizar la despedida de un ser querido fallecido y poder acompañar dignamente a las familias.

"El cementerio representa un espacio sensible para familiares y deudos que llevan adelante rituales de despedida, por eso creo debe brindarse el espacio, tiempo y recursos para que estos rituales transcurran de forma segura y digna", subraya en una carta pastoral.

Ante la generalización de que los cadáveres de fallecidos por Covid-19 deben cremarse, monseñor García Cuerva afirma que "esto no está dispuesto en los protocolos vigentes" y puso como ejemplo, uno que afirma: "La cremación no es obligatoria".

"Sigue siendo una decisión de la familia y deudos", sostiene, y agrega: "El uso de nicho, mausoleo o bóveda para casos de COVID-19 no implica riesgo de contagio ni propagación".

Texto de la carta
"Oh Virgen María, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos en esta pandemia de coronavirus, y consuela a los que se encuentran confundidos y lloran por la pérdida de sus seres queridos, a veces sepultados de un modo que hiere el alma."
Papa Francisco, mayo 2020

Me dirijo a usted a fin de trasmitirle la inquietud de la comunidad católica y de muchos vecinos de la ciudad en general, que sufren con profundo dolor el momento de la despedida de un ser querido fallecido en el cementerio municipal.

Desde el equipo pastoral de exequias, laicos, diáconos y sacerdotes, acompañan con el servicio religioso a los deudos. Y si bien se vive con profundo dramatismo, en este último tiempo se están dando algunas prácticas que hacen de esa etapa de la despedida algo muy deshumanizante que hiere en lo más profundo del alma.

Tomo como ejemplo, la disposición de las empresas funerarias de no permitir siquiera la apertura de las puertas de la ambulancia que traslada el cajón para hacer una oración, cuando el Equipo Argentino de Antropología Forense en la Guía Operativa de gestión de cadáveres relacionados a Covid-19 dice: El cuerpo que está en una bolsa porta cadáver íntegra y dentro de un ataúd, no representa riesgo de contagio o propagación. En la misma línea el Ministerio de Salud de la Nación en la Guía de Procedimiento para el manejo de cadáveres de casos de COVID-19 "El cadáver adecuadamente empacado en la bolsa, se puede sacar sin riesgo para conservarlo en el depósito mortuorio, colocarlo en un ataúd para llevarlo al tanatorio, enviarlo al crematorio o realizar el entierro".

En la misma línea, y como muestra, el COE de la municipalidad de la ciudad de Salta, dispone que: El cajón será descontaminado según protocolo de manejo de cadáveres con Covid-19, así mismo el cuerpo, en bolsa mortuoria tipo estanca sanitaria, impermeable y desinfectada. Por consiguiente el féretro ya no es contaminante.

Del mismo modo, hago notar la disposición de que el ingreso de la ambulancia con muertos por covid-19 sea por otra puerta del cementerio, cuando especialmente se pide en la legislación vigente que no se dé ningún tipo de acto discriminatorio en el momento de la inhumación. 

El Equipo Argentino de Antropología Forense en la Guía Operativa de gestión de cadáveres relacionados a Covid-19, también afirma que Deberá darse el tiempo habitual a las familias para que puedan reunirse y despedirse, dentro de las limitaciones propias del distanciamiento social. No es necesario acelerar los tiempos de la inhumación.

El cementerio representa un espacio sensible para familiares y deudos que llevan adelante rituales de despedida, por eso creo debe brindarse el espacio, tiempo y recursos para que estos rituales transcurran de forma segura y digna.

El tener que rezar en la vereda, rápidamente, en medio del ruido propio del tránsito, no tiene razón de ser cuando incluso, también se recomienda la trasmisión del sepelio por medio de teléfonos celulares para aquellos familiares y deudos que no puedan estar presentes, particularmente adultos mayores o pertenecientes a otros grupos de riesgo. Por ello, no es necesario que el responso se realice afuera del cementerio, dado que manteniendo el distanciamiento, podrían ingresar un número reducido de familiares directos y desde la cruz mayor u otro lugar establecido, retrasmitir la oración a quienes no puedan ingresar, y permanecen en la parte exterior o en sus domicilios.

Sí durante los servicios religiosos, y tal como indican todos los protocolos, se debe recordar a familiares y deudos la necesidad de mantener el distanciamiento social y evitar saludos con contacto físico; y también evitar el contacto con superficies religiosas de acceso común (estatuas, pila para agua bendita, otras).

Por último, se ha generalizado la opinión de que los cadáveres de fallecidos por covid deben cremarse. Esto no está dispuesto en los protocolos vigentes; como ejemplo, uno de ellos, afirma: La cremación no es obligatoria. Sigue siendo una decisión de la familia y deudos. El uso de nicho, mausoleo o bóveda para casos de COVID-19 no implica riesgo de contagio ni propagación. En algunas familias, por costumbres, creencias o tradiciones, no se acepta la cremación, y por lo tanto si no se les explica claramente que tienen estas otras opciones, se sienten violentados en su conciencia a asumir algo que no quieren.

Por esto es que creo firmemente en la necesidad de revisar algunas de estas prácticas que se están dando en este tiempo y que sólo hacen más dramático el sepelio, cuando no tienen ninguna fundamentación científica ni apoyo en la legislación vigente.

Quedo a disposición de quien usted considere para continuar dialogando y pensando juntos en las mejores medidas, dentro del contexto de profundo dolor que vivimos como ciudad, para hacer más soportable el momento de la despedida de familiares y amigos en el cementerio local.

Para finalizar hago mías las palabras del Papa Francisco cuando hace unos meses nos invitaba a rezar por los muertos que murieron por la pandemia. Murieron solos, murieron sin la caricia de sus seres queridos, muchos de ellos, ni siquiera con el funeral. Que el Señor los reciba en la gloria.+