Sábado 4 de enero de 2025

Vaticano: misa en memoria de Benedicto XVI a dos años de su fallecimiento

  • 31 de diciembre, 2024
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
La Eucaristía fue celebrada por el cardenal Kurt Koch en las Grutas del Vaticano, el 31 de diciembre de 2024, en el segundo aniversario de su partida a la Casa del Padre.
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En el segundo aniversario de la muerte del Papa Benedicto XVI, esta mañana se celebró una misa de sufragio en las Grutas del Vaticano, presidida por presidente del Dicasterio para la Unidad de los Cristianos, cardenal Kurt Koch, quien lo recordó "con gratitud por su vida y obra".

Benedicto XVI, falleció el 31 de diciembre de 2022 a los 95 años en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano. Ahí había pasado sus últimos días dedicado a la lectura y la oración, tras renunciar al pontificado en 2013. 

El cardenal Koch aseguró en su homilía que "Dios lo dispuso de manera que el marco externo de la vida de Joseph Ratzinger estuviera rodeado por la historia de la salvación. Por supuesto, esto se aplica aún más a su vida interior y espiritual, que estaba enteramente dedicada al misterio de la fe cristiana. Vivió de ello, lo proclamó con fe fuerte y lo hizo accesible a nosotros hoy con su claridad teológica".

El purpurado suizo puso de manifiesto la "hermosa coincidencia" que la liturgia de nuestra iglesia en la víspera de Año Nuevo incluya el prólogo del Evangelio de Juan. "Porque en este canto de alabanza al Logos, al Verbo que estaba con Dios y era Dios, dijo, se condensa el núcleo más íntimo de la fe cristiana" y subrayó que Benedicto XVI "reflexionó sobre toda su vida y nos la reveló. En su pensamiento teológico partió siempre de la Palabra de Dios, tal como está contenida en la Sagrada Escritura y sigue el camino de la historia en la tradición de la Iglesia. En la Palabra del Dios vivo encontró la verdad que la gente anhela en lo más profundo de su corazón".

"Con su constante orientación hacia la verdad de la Palabra de Dios, el Papa Benedicto XVI nos dejó claro de manera creíble cuál es el significado de la vida humana. Porque lo que el evangelista Juan llama "palabra" también puede traducirse como "sentido" y señaló que "en el centro de la vida y obra del Papa Ratzinger esta "palabra", esta "mente" de Dios ha permanecido. Pero esta palabra no es teoría abstracta y pura, sino que de esta palabra dice el Evangelio que se hizo carne y habitó entre nosotros. Y por eso este rostro tiene nombre; se llama Jesús de Nazaret, el Emanuel, el "Dios con nosotros". En él, Dios mismo mostró su verdadero rostro y entregó todo su amor por nosotros los humanos.

El cardenal Koch destacó que "para el fiel teólogo de la Cátedra de Pedro, no podría haber mayor prioridad que la de dar a los hombres de hoy acceso a Dios, a su verdad y a su belleza. Esta centralidad de Dios constituye el legado duradero de su teología, que siempre tomó literalmente, en la medida en que la realidad viva de Dios es su tema central".


"Quien dice Dios también dice vida eterna. A quien Dios ama, le da participación en sí mismo, en su eternidad. La confesión a Dios conduce automáticamente a la creencia en la vida eterna. Porque sin una respuesta a la búsqueda de Dios por parte del hombre, la muerte seguiría siendo, en última instancia, un misterio cruel. Pero si Dios es real, es decir, el Dios que se hizo humano en Navidad y que nos mostró su rostro en este ser humano, entonces hay vida eterna y entonces la muerte no es el fin, sino el paso al Dios vivo".

Esto ya, y todavía no, se expresa muy profunda y bellamente en el himno eucarístico "Adoro te devote", que se remonta a Santo Tomás de Aquino: "Oh Jesús, a quien ahora sólo mis ojos ven con velo; ¿Cuándo saciarás el anhelo que arde en mi pecho: que pueda mirarte con el rostro descubierto y ser luz en tu gloria para siempre? Para Benedicto XVI este anhelo eucarístico ya se habrá cumplido cuando se le permitirá participar en el banquete de bodas celestiales en la comunidad de los santos y pronunciará sin interrupción su última palabra en la vida terrena: "Señor, te amo".

"Pero todavía vivimos en el patio de la eternidad -concluyó el cardenal Koch- y expresamos nuestra gratitud por la vida y obra del Papa Benedicto XVI en la gran oración de acción de gracias de la Iglesia, en la Eucaristía, que celebramos con el anhelo de que se nos revele ese esplendor escondido, que el evangelista Juan condensó como el verdadero misterio de la Navidad y que el Papa Benedicto XVI testificó con su vida: "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos visto su gloria, la gloria del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad".+