Viernes 10 de mayo de 2024

Una maestra rural salteña de los valles calchaquíes, premiada por Misiones Rurales

  • 4 de agosto, 2015
  • Buenos Aires (AICA)
Una maestra rural, Norma Romero de Rodríguez, directora de una escuela de 35 alumnos en los valles calchaquíes, en Salta, recibió la distinción Ave María, otorgada por Misiones Rurales Argentinas. El premio le fue entregado en la Misa del Campo, celebrada el domingo 2 de agosto en la exposición rural en Palermo. Allí también se distinguió a un grupo de 130 jóvenes misioneros de entre 17 y 27 años de la parroquia porteña de San Martín de Porres, que misionan en siete pueblos de La Pampa, quince días en verano y siete en invierno. La maestra vive a 21 kilómetros de donde dirige una escuela rural y con otras siete docentes escribió un libro, "Ñañito", que revaloriza las costumbres y el vocabulario de la zona rural donde ejercen su tarea educadora.
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Una maestra rural, Norma Romero de Rodríguez, directora de una escuela de 35 alumnos en los valles calchaquíes, en Salta, recibió la distinción Ave María, otorgada por Misiones Rurales Argentinas.

El premio le fue entregado en la Misa del Campo, celebrada el domingo 2 de agosto en la exposición rural en Palermo. Allí también se distinguió a un grupo de 130 jóvenes misioneros de entre 17 y 27 años de la parroquia porteña de San Martín de Porres, que misionan en siete pueblos de La Pampa.

Con otras siete docentes, la señora de Rodríguez preparó un libro con valores dirigido a los alumnos de la zona, "Ñañito". Ese libro busca revalorizar la propia zona a los ojos de los chicos: con fotos de sus paisajes y descripción de sus juegos, costumbres, vocablos. La docente cuenta que presenta un vocabulario de la zona rural entendible para los chicos y busca revalorizarlo; rescata palabras que se van perdiendo, que sus madres empleaban y que se van dejando de usar por prejuicio.

Ese libro fue editado por jóvenes que ganaron un concurso del Banco Francés y se hicieron 240 ejemplares que llegaron a las escuelas de la zona, con una mirada propia. La maestra señala que se busca fomentar la autoestima en los chicos y en sus padres. Dice que los papás son una herramienta fundamental: son papás comprometidos con la escuela, colaboran en cualquier proyecto que se les plantea para mejorar el lugar donde se forman sus hijos.

La escuela Cristóbal Colón está en el paraje rural Buena Vista, en el municipio de Payogasta, en el departamento Cachi, en Salta. Tiene tres aulas y tres docentes. La directora, Norma Romero, que es a su vez la maestra de 1°,2° y 3er. grado; menciona a los otros docentes, Tina y Nelson. Ella vive a 21 kilómetros y acude diariamente. Rescata el apoyo de su esposo, profesor de Educación Física: "El me lleva y me trae todos los días". Anteriormente ella fue maestra en otro paraje rural, Rancagua. En ese entonces iba hasta cerca de allí en auto, debía dejarlo en la ruta y luego caminar 40 minutos hasta llegar a la escuela. También destaca el apoyo de sus dos hijos, que atribuye a un regalo de Dios, porque al principio no podía tener descendencia.

"El Señor nos dio esta gracia; soy una bendecida de Dios, sin El no se puede hacer nada", dice Norma, que es también ministra de la comunión y coordinadora de retiros espirituales para los agentes de pastoral en Cachi.

Los alumnos de su escuela caminan hasta tres kilómetros para ir a clase, sus familias viven de una agricultura de subsistencia y del pastoreo de ganado. "El Señor nos da una misión", dice la maestra, agradecida de poder ayudar a sus alumnos a mirar alto y animarles a llegar a lo que quieren ser. En la escuela reciben desayuno y almuerzo. La provincia de Salta da ocho pesos por alumno por almuerzo. Para el desayuno cuentan con el apoyo de un grupo de oración de mujeres de Buenos Aires, que les envía leche en polvo. "Las llamamos amigas del corazón". A su vez, el colegio Itatí, de Lanús Oeste, les envía material didáctico y un regalo por el Día del Niño para cada alumno.

Un grupo misionero de 130 jóvenes
En la misa, que ofició el presbítero Martín Bourdieu, de la parroquia Jesús Sacramentado, de Almagro, en un altar decorado con choclos y otros frutos del campo, y rodeado de vacas, caballos y ovejas, también fue premiado un grupo misionero.

Se trata del grupo San Marcelino, de la parroquia San Martín de Porres, del barrio de Belgrano, formado por 130 jóvenes que acuden 15 días en verano y siete en invierno a siete pueblos de La Pampa: Catriló, Riglos, Rolón, Uriburu, Anguil y Lonquimay, guiados por su párroco, el presbítero Jose Luis Rey.

Rocío Santa Cruz, de 22 años, estudiante de Ingeniería Química en la Universidad de Buenos Aires (UBA), subraya el sentido religioso de la misión: conversaciones, oración, catequesis, celebración de la misa. "Que vean que la Iglesia se mueve, está viva", dijo.

"La misión es principalmente evangelizadora ?señala Rocío-: compartir el Evangelio y la alegría de seguir a Jesús. Por la mañana visitamos las casas de la gente, compartimos unos mates y la vida de cada uno, y los invitamos a compartir juntos una oración o a asistir a las actividades que llevamos preparadas desde acá. Algunas de ellas son juegos, kermeses y catequesis con los más chicos, visitas al geriátrico y celebración de la misa junto con ellos, encuentros de jóvenes (espirituales y de recreación), reuniones para adultos y catequistas. Rezamos el rosario y celebramos misa todos los días (algo extraño en esos pueblos porque suele haber un solo cura encargado de guiar y acompañar varios pueblos) y generalmente tenemos la alegría de recibir a un nuevo miembro de la Iglesia en el bautismo o recibiendo otro sacramento.

"Esto es un poco de lo que hacemos en la misión ?sintetiza-, y gracias a Dios el grupo crece constantemente por la cantidad de actividades que realizamos durante el año en Buenos Aires. Hay retiros para varias edades, preparados por los mismos jóvenes de la parroquia, visitamos geriátricos, comedores y hospitales, y asistimos con comida a la gente sin casa que está en las barrancas de Belgrano para también compartir tiempo con ellos. Tenemos un coro y todas las semanas grupos de jóvenes. El grupo tiene mucha fuerza y ganas de seguir trabajando y creciendo espiritualmente en la relación con Cristo y en la tarea de ser misioneros en su casa y en los lugares donde a veces no conocen la Palabra."

La acompaña y asiente Angel Nadales, de 25 años, ingeniero industrial. Los jóvenes se sacan una foto con la maestra salteña y la presidenta de Misiones Rurales Argentinas, María Luisa Zorraquín de Tanoira, entidad que apoya permanentemente a más de medio millar de escuelas rurales de los más variados y remotos confines del país.

En la misa, el maestro Héctor Saab dirigió una numerosa masa coral formada por miembros de los coros de las basílicas del Pilar y de San José de Flores, y del coro Pacem in Terris. Concluyeron cantando "Cristo Jesús, en Ti la patria espera".+ (Jorge Rouillon)