Martes 19 de marzo de 2024

Terremoto: La tragedia de los refugiados sirios y la ayuda de la Iglesia

  • 7 de febrero, 2023
  • Alepo (Siria) (AICA)
"Es una situación apocalíptica", dijo el arzobispo de Alepo. Ante la emergencia se activó la ayuda de la Iglesia, abierta a todos, católicos y ortodoxos, cristianos y musulmanes, turcos e inmigrantes.
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“Por el momento no se hacen distinciones, tratamos de ayudar a todos” porque la emergencia no hace diferencias: cristianos y musulmanes, ciudadanos turcos y refugiados sirios, afganos, iraquíes y, desde hace algún tiempo, también iraníes, aseguró John Farhad Sadredin, responsable de Cáritas Anatolia, bloqueado durante unas horas por la nieve en el centro de Turquía, intentando llegar a Iskenderun "donde me reuniré con el prefecto adjunto" para coordinar la ayuda "con las autoridades locales". 

Hace falta, dijo "colaboración total" y muchos recursos, porque las necesidades son enormes. “La prioridad es garantizar una comida caliente, una manta, un cobijo. Como Iglesia y Cáritas hemos pedido leche en polvo y pañales para niños pequeños y enfermos”. La ayuda "está abierta a todos" y ya en la parroquia "tenemos 70 personas a las que damos cobijo y comida caliente: son católicos, ortodoxos, musulmanes porque la tragedia ayuda a dejar de lado las divisiones". 

Según la Organización Mundial de la Salud, hasta 23 millones de personas podrían verse afectadas de diversas formas por el devastador terremoto, mientras que la tierra sigue temblando con fuerte intensidad aún hoy. De momento las víctimas confirmadas entre Turquía y Siria superan las 5.000 (de las cuales unas 3.900 en territorio turco), pero son cifras provisionales y aún lejos del alcance real de la tragedia. 

“Nunca vi algo igual”
“Estábamos en el tercer piso, el miedo era enorme y ahora toda la gente está en la calle, con frío y lluvia”, es el testimonio del arzobispo Alepo de los caldeos, Antoine Audo en los primeros momentos de la tragedia: "No estamos acostumbrados a este tipo de acontecimientos, es la primera vez que veo algo así en Alepo", dijo mientras sonaban las sirenas de los automóviles de emergencia.

“Esta noche dormiremos en la entrada del obispado o en otro lugar, veremos qué hacer. Hay mucho miedo -lamenta-, hay daños por todas partes, incluso en la catedral. Las bibliotecas están destruidas, las casas se derrumbaron: es una situación apocalíptica".

El arzobispo mencionó a otras personas que lograron salvarse, a pesar de que "la mitad de sus edificios se derrumbaron”. La situación es muy triste y ahora necesitamos vehículos de emergencia, electricidad. Ese es el problema”, aseguró.

“Después de 12 años de guerra, violencia y pobreza -manifestó el obispo caldeo- ahora quizás hayamos llegado al punto final de todos estos desastres. La naturaleza misma se rebeló y atacó. En estas horas me impresionó mucho la gran cantidad de musulmanes que viven este acontecimiento como un misterio, tratando de aceptar la voluntad de Dios y con espíritu de obediencia”. 

“En todos estos años viví la tragedia de la guerra, la crisis económica, el Covid, traté de trabajar por la paz, pero con este terremoto yo, como muchos otros, hemos visto verdaderamente la muerte con nuestros propios ojos, una experiencia única en su dramatismo. Ahora es el momento de intervenir y tratar de ayudar -por eso está prevista una reunión con todos los obispos católicos de la región- necesitamos desde mantas hasta comida, para que la gente encuentre la fuerza y la confianza para volver a casa y reconstruir”. 

Edificios enteros se derrumbaron en Alepo
“Las baterías de los teléfonos celulares se están agotando, pero por el momento estamos en contacto continuo”, señaló por su parte monseñor Paolo Bizzeti, vicario apostólico de Anatolia.

“Aquí hay cientos de muertos, pero en la zona del epicentro -especificó- estamos hablando de miles de personas que perdieron la vida. Yo sé que un hospital se derrumbó, otro está dañado, más de doscientas casas derrumbadas y es difícil llegar a estos lugares".

El problema, por tanto, es ayudar a los que están bajo los escombros. “Las conexiones aéreas están suspendidas, el aeropuerto de Antioquia -agregó- sufrió daños. Ahora es importante comenzar a moverse y estoy por llamar a Cáritas, debemos trabajar en esto de inmediato”.

Fray Ibrahim Alsabah fue párroco en Alepo durante años y ahora está en Nazaret. Desde allí, desde la noche del domingo, sigue lo que sucede en su comunidad. “La situación es muy difícil, al menos 36 casas se derrumbaron en Alepo y más de 50 personas murieron. Más de doscientos resultaron heridos, pero la tragedia es que todavía hay cientos de personas bajo los escombros”. 

Las imágenes de los derrumbes le llegaron a su celular en la mañana: “Casas, edificios enteros, calles dañadas, hasta nuestra iglesia de San Francisco fue golpeada. Estoy pensando en los municipios más al norte de Alepo, donde hay comunidades cristianas latinas”, manifestó derrotado por la emoción.

La ayuda de la Iglesia
El devastador terremoto con epicentro en Anatolia, y las más de 240 réplicas (una de ellas de magnitud 7,5), se sintieron claramente en varios países de la región, desde el Líbano hasta Israel, pero es en Siria donde se produjeron los mayores daños además de Turquía. En la zona viven cientos de miles de refugiados que huyen de la guerra que asola a la nación árabe desde la primavera de 2011. 

“Esperamos que este terremoto -dijo monseñor Bizzeti, vicario de Anatolia que está coordinando la ayuda desde Italia a la espera de regresar a Turquía-, sea una oportunidad para renovar la solidaridad, para superar las divisiones y los sufrimientos del pasado". 

Como Iglesia, el objetivo es poder dibujar un "mapa de la situación", explicó el vicario, y hoy tenemos prevista una reunión de Cáritas Turquía "para ver cómo se organiza el trabajo, empezando por la recaudación de fondos que será imprescindible y para ello he dado indicaciones precisas en un comunicado de prensa. 

Se necesita de todo, desde la alimentación hasta el consuelo espiritual y el apoyo humano incluso entre los mismos refugiados: tenemos familias -confirmó monseñor Bizzeti- que seguimos desde hace años con varios proyectos y que cuentan varios muertos, entre ellos niños, otros están bajo los escombros. Los refugiados son los más pobres de los pobres, la situación está evolucionando y estamos lejos de rastrear el verdadero alcance de la tragedia".+