Miércoles 5 de marzo de 2025

Sin el Espíritu Santo no existiría la Iglesia

  • 28 de mayo, 2012
  • San Justo (Buenos Aires) (AICA)
Con la venida del Espíritu Santo en Pentecostés se inaugura el tiempo de la Iglesia, ya que sin el Espíritu Santo no existiría, ni podría existir la Iglesia, porque la Iglesia comienza en la Cruz y concluye en Pentecostés. Jesucristo la engendra en la Cruz y el Espíritu Santo la da a luz en Pentecostés. Pentecostés es la plenitud de la Pascua e inicia en el mundo la expansión salvadora y santificadora de la Iglesia, como germen e inicio del Reino de Dios, para bien y alegría de todos. Lo dice en su carta pastoral de Pentecostés el obispo de San Justo, monseñor Baldomero Carlos Martini, glosando a san Juan Crisóstomo y a León XIII.
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Con la venida del Espíritu Santo en Pentecostés se inaugura el tiempo de la Iglesia, ya que sin el Espíritu Santo no existiría, ni podría existir la Iglesia, porque la Iglesia comienza en la Cruz y concluye en Pentecostés. Jesucristo la engendra en la Cruz y el Espíritu Santo la da a luz en Pentecostés. Pentecostés es la plenitud de la Pascua e inicia en el mundo la expansión salvadora y santificadora de la Iglesia, como germen e inicio del Reino de Dios, para bien y alegría de todos.

Lo dice en su carta pastoral de Pentecostés el obispo de San Justo, monseñor Baldomero Carlos Martini, glosando a san Juan Crisóstomo y a León XIII.

"Sabemos que existe el Espíritu Santo, pero ¿qué lugar ocupa en nuestras vidas?", se interroga el pastor de San Justo y afirma que "tenemos que remontar una formación deficiente y una religiosidad escasa con respecto al Espíritu Santo", tanto que aún "a la festividad de Pentecostés no se le da la misma importancia, ni comúnmente se la celebra con el mismo esplendor y entusiasmo que a las fiestas de Pascua y Navidad".

"Sin embargo -explica monseñor Martini-, en la Antigüedad se le daba gran importancia a Pentecostés. San Atanasio lo llamaba "el Gran Domingo" y san Juan Crisóstomo la "Metrópoli de las Solemnidades". También se la denominaba "Pascua de Rosas", porque con Pentecostés empieza una era primaveral de vida sobrenatural, comienzan a brotar las primeras flores de un mundo nuevo que llegarán a ser fruto en el Reino consumado. Por eso nuestro papa Benedicto XVI habla de "la gran solemnidad de Pentecostés" y expresa que "aunque, en cierto sentido, todas las solemnidades litúrgicas de la Iglesia son grandes, esta de Pentecostés lo es de una manera singular, porque marca el cumplimiento del acontecimiento de la Pascua, de la muerte y resurrección del Señor Jesús, a través del don del Espíritu del Resucitado".

El obispo de San Justo exhorta a los fieles "a poner en el centro de la atención eclesial el encuentro con Jesucristo y la belleza de la fe en Él para volver a las fuentes en el Evangelio, ayudar a los fieles a profundizar el Concilio Vaticano II y entrar sin miedo en el Catecismo de la Iglesia Católica, y así formarnos en la Fe y dar razones de lo que creemos en un mundo que necesita mucha luz y creer y amar".

La carta pastoral finaliza diciendo que así como la fuerza del Espíritu en Pentecostés llevó a la comunidad primera a salir del aislamiento y hacer pública su fe en Cristo, nosotros como discípulos misioneros debemos involucrarnos en el camino pastoral, como camino evangelizador en cada una de las realidades diocesanas, y dejar que el Espíritu nos dé un estilo pastoral, una mística y una espiritualidad que se manifiesten en la alegría pascual, en el entusiasmo como la experiencia de un Dios activo dentro de cada uno y con la cercanía cordial de Jesús.

"Los bendigo muy de corazón y que todos recibamos una rica efusión del Espíritu en este nuevo Pentecostés, porque Dios es Amor", concluyó.+