"Si compartimos la cruz de Cristo, tendremos parte en su Gloria"

"Jesús vuelve al Padre de donde ha venido, y después de sufrir las humillaciones aquí en la tierra, vuelve a la Gloria que le corresponde. No a la gloria futura de todos los hombres, sino a una Gloria inmediata, la que le corresponde al Resucitado", manifestó el obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, en su homilía del domingo de la Ascensión. El pastor llamó a tener presente que "así como con la Ascensión termina la obra terrena de Cristo, así también con ella comienza la tarea de los apóstoles y la nuestra".

"Jesús vuelve al Padre de donde ha venido, y después de sufrir las humillaciones aquí en la tierra, vuelve a la Gloria que le corresponde. No a la gloria futura de todos los hombres, sino a una Gloria inmediata, la que le corresponde al Resucitado", manifestó el obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, en su homilía del domingo de la Ascensión.

"Los evangelistas ? dijo el prelado- fueron testigos visibles de la Ascensión. Los que lo habían visto morir en la Cruz, lo vieron subir a los Cielos".

El obispo señaló que "Jesús habla con grandeza y poder. Ya no son los discursos del Siervo Sufriente, sino los de alguien lleno de poder sobre el cielo y la tierra" y agregó que "todo lo que pertenece a Jesús, le pertenecerá a los apóstoles. Asimismo si los cristianos somos asemejados a Cristo por el bautismo y la fe profesada, también su Gloria será parte de nuestra vida al final de ella".

"La Ascensión ? aseguró monseñor Martorell- es fuente de esperanza para la vida de fe del cristiano que en su peregrinar por la tierra, muchas veces se ve solitario en su fe, sufriente y hasta experimentando la aridez de la fe misma. Si hoy en el sufrimiento compartimos la cruz de Cristo, también un día tendremos parte en su Gloria eterna".

El pastor de Puerto Iguazú llamó a tener presente que "así como con la Ascensión termina la obra terrena de Cristo, así también con ella comienza la tarea de los apóstoles y la nuestra", y también marcó la necesidad de "enseñar a todas las gentes el Evangelio, administrar los sacramentos y vivir según la caridad a ejemplo de Cristo de quien somos discípulos".

Como conclusión, el prelado pidió que "María orante junto a los Discípulos en la espera del Espíritu Santo, nos anime tanto en la oración como en la acción evangelizadora de esta hora". +