Jueves 28 de marzo de 2024

"¡Santidad o nada!", indicó Francisco

  • 1 de noviembre, 2018
  • Ciudad del Vaticano
"De qué parte estamos: ¿Del cielo o del mundo? ¿Vivimos para el Señor o para nosotros mismos? ¿Para la felicidad eterna o para alguna satisfacción inmediata?", preguntó en la mañana de hoy, 1 de noviembre, el papa Francisco a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro para rezar junto con el Papa la oración mariana del Ángelus en la solemnidad de Todos los Santos. "El Señor lo pide todo, y lo que ofrece es la verdad y la felicidad para la cual fuimos creados. ¡En definitiva, o santidad o nada!", exhortó el Papa.
Doná a AICA.org
En la mañana de hoy, 1 de noviembre, el papa Francisco rezó junto con los fieles congregados en la Plaza de San Pedro la oración mariana del Ángelus con motivo de la solemnidad de Todos los Santos. El pontífice invitó a dejarnos provocar por los santos que no "tuvieron medias tintas" en la tierra y que desde el cielo nos alientan a elegir a Dios sobre todas las cosas.

El Santo Padre se refirió a la primera lectura, tomada del Libro del Apocalipsis y dijo que esta, nos habla del cielo y nos pone ante "una multitud inmensa", incalculable, "de toda nación, tribu, pueblo y lengua". Ellos son los santos, afirmó el Papa, y ¿qué hacen allá arriba? Cantan juntos, alaban a Dios con alegría.

Francisco explicó que durante el canto del "Santo" en la misa, no sólo pensamos en los santos, sino que hacemos lo que ellos hacen: en ese momento, estamos más unidos a ellos que nunca.

Y estamos unidos a todos los santos, agregó el papa Francisco, no sólo a los más conocidos, en el calendario, sino también con aquellos "de la puerta de al lado", con nuestros familiares y conocidos que ahora forman parte de esa inmensa multitud.

Por lo tanto, "hoy es fiesta de familia. Los santos son cercanos a nosotros, de hecho, son nuestros verdaderos hermanos y hermanas. Nos entienden, nos quieren, saben qué es lo que nos hace bien, nos ayudan, están pendientes de nosotros. Son felices y nos quieren felices con ellos en el paraíso".

"Por ello, nos invitan a seguir el camino de la felicidad indicada en el Evangelio". "Pero, ¿cómo? El Evangelio dice bienaventurados los pobres, mientras el mundo dice bienaventurados los ricos. El Evangelio dice bienaventurados los humildes, mientras que el mundo dice bienaventurados los prepotentes. El Evangelio dice bienaventurados los puros, mientras el mundo dice bienaventurados los astutos y hedonistas".

El Papa invitó a "preguntarnos ¿de qué parte estamos: de la parte del cielo o de la parte del mundo? ¿Vivimos para el Señor o para nosotros mismos? ¿Para la felicidad eterna o para alguna satisfacción inmediata? Preguntémonos: ¿Queremos de verdad la santidad? ¿O nos contentamos con ser cristianos sin ardor ni alabanza, que creen en Dios y aprecian al prójimo, pero sin exagerar?".

"El Señor lo pide todo, y lo que ofrece es la verdad, la felicidad para la cual hemos sido creados. ¡En definitiva, o santidad o nada! Nos hace bien dejarnos provocar por los santos, que no han vivido a medias y que desde el cielo nos alientan para que optemos por Dios, por la humildad, por la mansedumbre, por la misericordia, por la pureza, para que nos apasionemos por el cielo más que por la tierra".

"Hoy, estos hermanos y hermanas nos piden que escuchemos de nuevo el Evangelio y lo pongamos en práctica, que nos encaminemos hacia el camino de la santidad. No se trata de hacer cosas extraordinarias, sino de seguir cada día este camino que nos lleva al cielo, en familia, a casa. Hoy, por lo tanto, contemplamos nuestro futuro y festejamos aquello para lo cual hemos nacido: hemos nacido para no morir nunca más, hemos nacido para gozar de la felicidad de Dios".

"Que la Madre de Dios, Reina de los Santos, concluyó el Papa, nos ayude a recorrer con decisión el camino de la santidad; Ella, que es la Puerta del Cielo, introduzca a nuestros queridos difuntos en la familia celestial".+