Miércoles 18 de septiembre de 2024

Salta vive el segundo día del triduo de la Fiesta del Milagro

  • 14 de septiembre, 2024
  • Salta (AICA)
La misa estacional, en la segunda jornada del triduo que se celebra en Salta, dedicada a la Exaltación de la Santa Cruz, fue presidida por monseñor Luis Scozzina, obispo de Orán.
Doná a AICA.org

Una multitud de salteños se prepara para la celebración de la fiesta en honor del Señor y la Virgen del Milagro, una tradicional celebración que se repite cada año, desde 1692. En ese sentido, esta mañana, el obispo de la Nueva Orán, monseñor Luis Scozzina OFM presidió la misa estacional, en la segunda jornada del triduo, dedicada a la Exaltación de la Santa Cruz.

La celebración tuvo lugar en la catedral basílica de Salta, y fue concelebrada por el obispo de Jujuy, monseñor Daniel Fernández; el obispo auxiliar de Orán, monseñor Claudio Castricone; el obispo auxiliar de Tucumán, monseñor Roberto Ferrari; y el obispo emérito de Venado Tuerto, monseñor Gustavo Help.

En su homilía, monseñor Castricone recordó que "el pueblo salteño creyó que, gracias al Señorr y por intercesión de la Virgen María, cesaron los terremotos", y añadió: "Nosotros somos los continuadores de esa historia".

A su vez, planteó que, como en aquel momento, "aquí venimos todos: ricos y pobres; criollos y originarios. Aquí somos todos iguales. Pero esta igualdad no se percibe después en nuestra vida diaria. Y estas desigualdades son terremotos para nuestra sociedad y para la vida de muchos".

"Todos los años llegan a esta catedral basílica innumerable cantidad de fieles, seguramente muchos para dar gracias, pero otros vienen con sus propios terremotos. Porque hoy hay muchos que sufren el terremoto de haber perdido el trabajo; el terremoto que sufren los que tienen trabajo formal, pero no les alcanza; el terremoto que viven los jubilados, que cobran una miseria. Y ni qué hablar del terremoto de los que viven de la economía popular o están en situación de calle", describió el prelado.

Al respecto, consideró: "Parece que los argentinos vivimos de terremoto en terremoto. Y nosotros nos llegamos hasta aquí porque creemos que nuestro Padre Dios nos ama tanto que nos envió a su Hijo. Y porque creemos en ese Dios amor que puede detener todos los terremotos. Hemos venido con la misma fe de aquellos fieles del año 1692, esperando el milagro del Señor por la intercesión de su Madre, la Virgen María".

"Venimos llenos de fe a renovar nuestro pacto de fidelidad", prosiguió, y explicó que "renovar nuestro ese pacto es renovar nuestras promesas bautismales, nuestro pacto bautismal, por el que hemos renunciado al demonio, a los criterios y comportamientos materialistas y mundanos, y a todo pecado, para servir solamente al Señor y al prójimo".

"Señor, somos tuyos y Tú eres nuestro, por eso te pedimos: calmá todos nuestros terremotos", concluyó.

La continuidad del triduo solemne
Mañana, domingo 15 de septiembre, solemnidad del Señor del Milagro, habrá misas a la hora 0, a la 1, y a las 2, 4, 5, 6 y 7. La misa estacional será a las 10, en el atrio de la catedral.

A las 15.15, será la procesión con la Cruz primitiva, la Virgen de las Lágrimas, la Virgen del Milagro y el Señor del Milagro, y se realizará la renovación del Pacto de Fidelidad del Pueblo de Dios.

A las 20.30, se celebrará la Misa del Peregrino.

Historia del milagro
Monseñor Castricone refirió en su homilía la historia de la devoción al Señor y la Virgen del Milagro: "Se nos narra que el 13 de septiembre de 1692, a las 10 de la mañana, un gran temblor sacudió y arrasó la ciudad de Esteco, cerca del río Piedras, en Tucumán. El mismo terremoto también se hizo notar en Salta, causando graves daños, aunque no tanto como en Esteco".

"En la Iglesia Matriz de Salta se encontraba una imagen de la Inmaculada Concepción, que posteriormente se llamaría "Virgen del Milagro", propiedad de una familia que la había dejado por unos días -desde la festividad de la Natividad de la Virgen María, el día 8 de septiembre-, en un nicho superior del altar, a unos tres metros de altura aproximadamente. Al ingresar al templo, se encontró la imagen de la Virgen en el suelo, a los pies del Cristo, como si lo mirara en actitud orante, sin que sufriera ningún daño en su rostro ni en sus manos, pese al gran tamaño de la imagen y la altura desde la cual había caído", describió.












Y añadió: "Los temblores de tierra continuaron, aunque con menos intensidad. Uno de los padres jesuitas, José Carrión, afligido por la situación, sintió una voz, con toda claridad, que le decía que, mientras no sacasen al Cristo en procesión, no cesarían los terremotos. Sacaron entonces la imagen y la colocaron frente a la iglesia, y el pueblo acudió con antorchas encendidas. Las campanas llamaron a penitencia, y se hizo la procesión con los fieles salteños. Al amanecer del día 15 de septiembre, la tierra dejó de temblar, aunque volvió a estremecerse a la noche, en medio de procesiones y rogativas. Al cesar los estremecimientos, el día 16 renació la calma y, con ella, se comenzó a hablar del 'milagro'".+