Jueves 21 de noviembre de 2024

Preocupa al Papa que la 'mundanidad' entre en la vida consagrada

  • 28 de agosto, 2023
  • Roma (Italia) (AICA)
En su conversación con los jesuitas en Lisboa, publicada este lunes por 'La Civiltá Cattolica', el pontífice expresó también su gran preocupación por las guerras
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La revista 'La Civiltá Cattolica' ha publicado este lunes la conversación que mantuvo el Papa Francisco con los jesuitas en Lisboa, en el “Colégio de Säo Joäo de Brito” de la Compañía de Jesús. Tras el saludo inicial del provincial, el padre Miguel Almeida, el Papa Francisco ha hablado con todos ellos sobre varios temas, en un “diálogo fraterno y abierto”.

El primero en preguntar fue Vasco, estudiante de filosofía y el más joven de la provincia religiosa: “¿Usted cree que nuestra formación está estructurada para afrontar estos retos? ¿Y cómo podemos cuidar más y mejor nuestra formación como jesuitas a nivel afectivo, sexual, corporal?”.

Francisco ha subrayado su preocupación por la “sociedad mundanizada” en la que vivimos: “Me preocupa cuando la mundanidad se mete en la vida consagrada. Fíjense que la mundanidad espiritual es una trampita que se nos mete a cada rato. Hay que saber distinguir: una cosa es prepararse para dialogar con el mundo – como hacen ustedes con el diálogo con el mundo del arte y de la cultura –, pero otra cosa es meterse en las cosas del mundo, con la mundanidad”.

El Papa denunció que “hoy el problema serio son los refugios escondidos de búsquedas de sí mismo, que muchas veces van por la sexualidad y muchas veces van por otro lado. ¿Qué hacer? A mí me ayuda el examen de conciencia, como pedía San Ignacio […]. Hay personas consagradas cuyo corazón es como una pieza abierta, con las ventanas abiertas, las puertas abiertas”.

Pobres y migrantes
El Santo Padre tiene claro que “hoy, la inserción con los pobres nos ayuda a nosotros mismos, nos evangeliza. San Ignacio nos pide hacer un voto, el de no cambiar la pobreza en la Compañía, a menos que se haga más estrecha todavía. Hay una intuición ahí, un espíritu de pobreza que tenemos que tener todos”.

“Los pobres tienen una sabiduría especial, la sabiduría del trabajo, y también la sabiduría que da el asumir el trabajo y su condición con dignidad”, afirmó el Papa en su conversación con los jesuitas en Lisboa.

Resistencias y actitudes reaccionarias
Las tensiones intraeclesiales fueron otro de los principales temas de la conversación. De ahí el "indietrismo", la "actitud reaccionaria" en algunas realidades eclesiales y la resistencia al Concilio Vaticano II. "Muchos cuestionan el Vaticano II sin nombrarlo. Cuestionan las enseñanzas del Vaticano II", dice el Papa. Luego le respondió a un religioso que dijo que estuvo un año en los Estados Unidos y quedó impresionado por haber visto "a tantos, incluso obispos, criticar su manera de dirigir la Iglesia".

"Comprobaste que en Estados Unidos la situación no es fácil: hay una actitud reaccionaria muy fuerte, organizada, que estructura una pertenencia también afectiva", dijo el pontífice. Y "a esas personas" les recordó "que el indietrismo es inútil" y que hay "una justa evolución" en la comprensión de las cuestiones de fe y de moral: “También la doctrina progresa, se consolida con el tiempo, se expande y se hace más firme, pero siempre progresando”.

Los ejemplos en la historia son concretos: “Hoy es pecado poseer bombas atómicas; la pena de muerte es pecado, no se puede practicar, y antes no era así; en cuanto a la esclavitud, algunos Papas antes que yo la toleraban, pero hoy las cosas son distintas. Así que se cambia, se cambia, pero con estos criterios”.

"Hacia lo alto", es la imagen que utiliza el Papa. "El cambio es necesario", repite; luego añade: "La visión de la doctrina de la Iglesia como un monolito es errónea. Pero algunos se llaman fuera, van hacia atrás, son lo que yo llamo 'indietristas'. Cuando se va hacia atrás, se forma algo cerrado, desconectado de las raíces de la Iglesia y se pierde la savia de la revelación".

La advertencia del Papa es clara: “Si no cambias hacia lo alto, vas hacia atrás, y entonces asumes criterios de cambio distintos a los que la propia fe te da para crecer y cambiar. Y los efectos sobre la moral son devastadores”. Los problemas que los "moralistas" deben examinar hoy son, para el Pontífice, "muy graves"; el riesgo es ver cómo la ideología suplanta a la fe: “La pertenencia a un sector de la Iglesia reemplaza la pertenencia a la Iglesia... Y cuando en la vida abandonas la doctrina para reemplazarla por una ideología, has perdido, has perdido como en la guerra”

Preguntado también por la falta de vocaciones que vive la Compañía de Jesús en estos momentos, respondió: “Yo diría que, para la vocación de hermanos, no hay que buscar candidatos -eso lo hará el Señor-, pero tenemos que encontrarlos y abrir las puertas para encontrar en tantos jóvenes esta posibilidad”.

Homosexualidad
Siempre sobre la cuestión de la sexualidad, el Papa reiteró la llamada a acoger a las personas homosexuales en la Iglesia. "Es evidente que hoy el tema de la homosexualidad es muy fuerte, y la sensibilidad al respecto cambia según las circunstancias históricas", aclara.

"Pero lo que no me gusta nada, en general, es que se mire con lupa el llamado 'pecado de la carne', como se hizo durante tanto tiempo con el sexto mandamiento. Si explotabas a los trabajadores, si mentías o engañabas, no importaba, y en cambio eran relevantes los pecados por debajo de la cintura."

"Todos están invitados" a la Iglesia, repite a continuación Francisco, y continúa: "Hay que aplicar a cada uno la actitud pastoral más adecuada. No debemos ser superficiales e ingenuos, forzando a las personas a cosas y comportamientos para los que aún no están maduras, o no son capaces. Acompañar espiritual y pastoralmente a las personas requiere mucha sensibilidad y creatividad. Pero todos, todos, están llamados a vivir en la Iglesia: no lo olviden nunca".

Alegrías y pesares del Santo Padre
“¿Podría compartir con nosotros qué cosas están más cerca de su corazón en este último tiempo? De un lado, ¿qué cosas le están pesando más en el corazón?, y, de otro, ¿qué alegrías está viviendo en estos tiempos?”, fue otra de las preguntas que le hicieron al Papa los jesuitas portugueses.

“La alegría que más tengo presente, aunque a veces veo que hay deficiencia en el modo de llevarla, es la preparación al Sínodo. La alegría de ver cómo, de los pequeños grupos parroquiales, van surgiendo reflexiones muy bonitas y hay gran fermento. Eso es una alegría”, dijo Francisco.

Además, el Papa fue muy claro: “La sinodalidad no es andar buscando votos como lo haría un partido político, no es una cuestión de preferencias, que si soy de este partido o del otro. En un Sínodo, el protagonista es el Espíritu Santo. Él es el protagonista. Entonces, hay que hacer de modo que sea el Espíritu el que guíe las cosas. Que se exprese como se expresó la mañana de Pentecostés. Creo que ese es el camino más fuerte”.

Sobre sus preocupaciones, el Papa afirmó que, entre todas sus tristezas, sin duda las mayores son las guerras: “Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, no ha parado de haber guerras en todo el mundo. Y hoy vemos lo que está sucediendo en el mundo. No hace falta añadir palabras”.+