Miércoles 30 de octubre de 2024

¿Por qué la "espera" en la causa de canonización de Pironio?

  • 2 de diciembre, 2020
  • Buenos Aires (AICA)
El postulador, padre Toni Witwer SJ, responde a ésta y otras dudas que el episcopado tiene en cuanto al camino hacia el honor de los altares del purpurado argentino. Y llama a intensificar la oración.
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El secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Carlos Humberto Malfa, recibió un informe que el padre Toni Witwer SJ, postulador de la causa de beatificación y canonización del Siervo de Dios cardenal Eduardo Francisco Pironio, le envió como respuesta al pedido que le hizo en nombre del episcopado  -en su carácter de “actora” en el proceso- con ocasión de los 100 años del nacimiento del purpurado por cumplirse el próximo jueves 3 de diciembre.

El religioso jesuita le dio un detalle pormenorizado del estado actual del proceso y fundamentó la razón del retraso y el significado de la espera prolongada en el camino a la beatificación de quien es considerado "profeta y testigo de la esperanza”.

El padre Witwer subrayó cada etapa del proceso, diferenció la “decisión jurídica” de la beatificación de la “declaración dogmática” de la santificación, se refirió a un eventual milagro y  animó a seguir orando por el buen fin de la causa.

“El ‘tiempo de espera’ no debería dejarnos ‘decepcionados por algún retraso’ en el proceso de beatificación, de hecho, tal tiempo nos invita a recordar con renovada gratitud la ‘santidad’ del cardenal Pironio y, por lo tanto, a contemplar la obra de Dios en él y a través de él. Los ‘santos’ no son ‘muertos’ que necesitan ser honrados con la beatificación o la canonización, sino que están ‘vivos’ -'nacidos para Dios en la muerte’- y Dios sigue ayudándonos a través de ellos”, puntualizó.

“Venerar al cardenal Eduardo Francisco Pironio no significa sólo desear su beatificación y canonización, sino creer que ‘vive con Dios’, agradecer su ejemplo para imitar y acudir a él con confianza en la oración pidiendo su intercesión y todo esto no depende del momento en que se produzca la deseada beatificación de él, sino que ¡siempre es posible!”, sostuvo.

El padre Witwer consideró que “sigue siendo importante rezar por la beatificación y la canonización del cardenal Pironio porque creemos que la declaración oficial de su ‘santidad’ podría ser de gran ayuda para la profundización de la fe en la Argentina y en otros lugares”.

“Esperamos que de esta manera más y más personas puedan llegar a un conocimiento profundo de su vida para que, confirmadas por este ejemplo de vida cristiana, puedan crecer en la fe. Esperamos que puedan tomar conciencia de la obra de Dios en el cardenal Pironio y a través de él y así tener la experiencia de su intercesión, a la que también nos encomendamos en nuestras oraciones”, concluyó.

Texto de la carta

En el centenario del nacimiento del cardenal Eduardo Francisco Pironio

El proceso de beatificación
Hace quince años se inició en el Vicariato de Roma la causa del cardenal Eduardo Francisco Pironio, cuyo centenario de nacimiento celebramos el 3 de diciembre de este año. Es muy comprensible que en ese momento muchos de los fieles, profundamente convencidos de su santidad, esperaran ardientemente que su beatificación tuviera lugar dentro de unos años, y se comprende su decepción por el hecho de que no haya sucedido hasta ahora, pero todavía tienen que esperar. Se preguntan sobre la razón del “retraso”, incomprensible según su opinión, y sobre el significado de esta prolongada espera.

Para vivir espiritualmente bien el tiempo de espera hasta la celebración de la beatificación del Siervo de Dios -y más tarde su canonización- es ciertamente útil conocer un poco el procedimiento necesario para lograr tal reconocimiento eclesial. Por otra parte, más importante que este conocimiento de los pasos concretos de una causa de beatificación y canonización es, sin embargo, el modo en que los propios fieles siguen mirando la vida del Siervo de Dios, porque lo importante es su relación de fe con él y su esperanza, es decir, su oración y confianza en su intercesión ante Dios. 

La beatificación y la canonización no hacen a una persona “más santa”, pero aluden a su “santidad” y a través de estas celebraciones la Iglesia quiere ayudarnos a reconocer más profundamente su santidad, es decir, la obra de Dios en la persona y su acción en favor nuestro a través de la persona santa. Con una beatificación la Iglesia nos invita a seguir el ejemplo del beato y a pedir su intercesión, nos invita a venerar a los santos y a los beatos. 

Sin embargo, la veneración de una persona a la que consideramos "santa" no sólo es siempre posible y recomendable, sino que al mismo tiempo es fundamental para todo proceso de beatificación y canonización porque manifiesta la llamada "fama de santidad" existente en la población cristiana. Sin la viva "fama de santidad" entre los fieles una causa de beatificación no puede iniciarse ni seguir adelante porque faltarán los signos necesarios de Dios que confirmen la santidad, es decir, faltarán los milagros obrados por Dios por intercesión del Siervo de Dios que el pueblo devoto ha invocado.   

Para ayudar a todos los que esperan ardientemente la beatificación del cardenal Pironio, pero también para contribuir a la buena marcha de su causa hasta su posible canonización, en un primer punto quisiera recordar brevemente el camino recorrido hasta ahora y mencionar al menos los motivos más relevantes del "retraso" que sentimos, y luego como segundo punto quisiera volver al aspecto de la importancia de la "devoción continua" y el significado espiritual del "tiempo de espera" para la beatificación y la canonización, muy similar a nuestra espera del Señor en el tiempo de Adviento.

Una vez completados los pasos preparatorios, la apertura de la investigación diocesana en Roma tuvo lugar el 23 de junio de 2006. Teniendo en cuenta el gran número de testigos en la Argentina, se estableció en Buenos Aires un juicio rogatorio en el que se interrogó a 37 testigos oculares entre febrero y noviembre de 2007. Se celebraron otros dos juicios rogatorios, uno en Madrid entre el 5 de octubre de 2007 y el 16 de febrero de 2008 con el interrogatorio de 13 testigos y otro en Udine en 2009 donde se interrogó a otros diez testigos, en su mayoría parientes lejanos del cardenal Pironio.

En el Vicariato de Roma se examinaron los 30 textos en el arco de unos ocho años, entre el 16 de noviembre de 2007 y el 28 de enero de 2016. La prolongación del proceso diocesano se debió en particular a la labor de la Comisión Histórica, que requirió más tiempo del previsto para la investigación y luego para la redacción y entrega de su documento final al Tribunal. El examen de los textos podría haber concluido ya en 2009, pero el estudio y la recopilación de los documentos pertinentes llevó más tiempo y, por lo tanto, prolongó la investigación. El cierre del proceso diocesano tuvo lugar el 11 de marzo de 2016, y al día siguiente se entregó toda la documentación a la Congregación para las Causas de los Santos.

Fui nombrado Postulador en agosto de 2016, y en noviembre de 2016 tuvo lugar la apertura de las actas sobre las virtudes heroicas en la Congregación. A continuación, se hizo la encuadernación de las actas y su posterior examen por la Congregación que emitió el decreto de la validez jurídica de las actas el 14 de julio de 2017. Con el nombramiento del Relator de la Causa, el padre Vincenzo Criscuolo OFMCap, se pudo iniciar la redacción de la Positio sobre la vida, las virtudes heroicas y la fama de santidad del cardenal Pironio.

La Positio consta de tres partes esenciales: la Informatio, el Summarium (testium et documentorum) y la Biografia documentata, que fue escrita por el profesor Gianni La Bella, mientras que la Informatio y el Summarium fueron elaborados por mí. Precisamente porque la Informatio debe basarse en lo que contiene el Summarium, la presentación de los testimonios en él debe hacerse en vista de lo que es importante y relevante para la Informatio. Por lo tanto, todo el trabajo debía comenzar con la lectura y el estudio de los 25 volúmenes de la Copia Pública que contiene todas las actas del proceso diocesano.

La Positio, que debe presentar la imagen más clara posible del Siervo de Dios Eduardo Francisco Pironio y describir sus virtudes en detalle en la Informatio, debe siempre apuntar a su propósito, es decir, debe servir a mostrarnos su "santidad". Por lo tanto, la Positio debe ser redactada de tal manera que ofrezca realmente la base firme que permita finalmente a la Congregación formular un juicio claro sobre la santidad del cardenal Pironio.

En esta obra intentamos comprender bien la vida del Cardenal, su camino y desarrollo espiritual hacia la perfección evangélica. Por lo tanto, no es apropiado detenerse inmediatamente en los elementos individuales característicos de su espiritualidad, sino que es importante considerar la vida como un todo. La obra de Dios en el alma se manifiesta como una fuerza continua que transforma gradualmente a la persona en un instrumento en sus manos. La colaboración del hombre en este proceso de formación consiste en dejarse guiar por Dios y moldear por las circunstancias concretas de la vida.

La santidad, por lo tanto, es al mismo tiempo el reflejo de la obra de Dios que nos hace "santos" y la manifestación de la disponibilidad del hombre al plan de Dios que se revela a través de los acontecimientos de la vida. La santidad viene de Dios, pero requiere la apertura y sensibilidad del hombre a la voluntad divina. Por lo tanto, la Positio -o más precisamente la Informatio- no puede limitarse a demostrar la sola ejemplaridad humana, sino que debe hacer que se reconozca la presencia y la obra de Dios en la vida del cardenal Pironio. La Positio debe hacer reconocible la "santidad" para que finalmente los miembros de la Congregación puedan juzgar con certeza moral: Sí, este hombre es un "santo", un verdadero "hombre de Dios".

Terminé de escribir la Positio hace un año. Desgraciadamente, primero un malentendido en la imprenta y después la imposibilidad de viajar a Roma a causa de la pandemia que impidió la habitual comunicación directa y fácil entre el relator y yo en la Congregación, provocaron un retraso imprevisto en la impresión de la Positio. Ahora, sin embargo, una vez resueltos los problemas, estoy convencido de que la Congregación no tardará en examinar la Positio lo antes posible. En un primer momento serán los consultores teológicos quienes deberán evaluarlo, y luego corresponderá a los cardenales y obispos miembros de la Congregación emitir su juicio sobre la heroicidad de las virtudes del Siervo de Dios Eduardo Francisco Pironio.

Sin embargo, este es sólo el primer paso importante hacia la beatificación porque tal juicio sobre la heroicidad de las virtudes sigue siendo humano y puede errar. Por esta razón la Iglesia, antes de proceder a la beatificación, quiere una señal de Dios a este respecto y requiere un milagro como confirmación de la voluntad divina. Gracias a Dios ya tenemos un supuesto milagro atribuido a la intercesión del cardenal Pironio y también la declaración de la validez legal del respectivo proceso diocesano. 

Precisamente porque el milagro se considera la confirmación de Dios para el juicio sobre la heroicidad de las virtudes, la Congregación trata el milagro de manera definitiva sólo después de la declaración de las virtudes heroicas. Sin embargo, ya se puede empezar antes con la preparación de la Positio sobre el supuesto milagro para acelerar su examen. La Positio sobre el presunto milagro se hace en contacto con el subsecretario de la Congregación. El "milagro" debe ser examinado por los consultores médicos y sólo después de la Positio va, junto con la evaluación de los médicos, a los miembros de la Congregación para su juicio y finalmente al Santo Padre para su decisión. Es decir, sólo el Santo Padre puede dar el visto bueno a la beatificación.

El verdadero objetivo de la introducción de la causa del cardenal Pironio, sin embargo, no es su beatificación, sino su canonización, es decir, su declaración como "santo". Por eso en este punto debo volver al aspecto de la importancia de la "devoción continua" y el significado espiritual del "tiempo de espera" para la beatificación y la canonización. Se entiende que en este contexto también surgen las preguntas: ¿Cuál es la diferencia entre la beatificación y la canonización? ¿Y por qué la beatificación debe ser considerada sólo un paso hacia la deseada canonización?

La beatificación no es tanto una declaración sobre la "santidad" como la "decisión jurídica" por la que la Iglesia permite el culto litúrgico del "beato" en la diócesis respectiva, en una congregación religiosa o en la "Iglesia local" de todo un país. En otras palabras, es un permiso para venerar públicamente a la persona declarada beata, con el fin de aumentar la devoción privada que ya existe entre los fieles, para que puedan seguir invocando al "beato" con mayor fervor en sus propias necesidades y puedan experimentar su poderosa intercesión en los favores y gracias de Dios, en los "milagros" obrados por Dios.

La canonización, en cambio, es una "declaración dogmática" por la que la Iglesia "declara y define" que la persona está inscrita en el "libro de los santos del cielo", es decir, declara oficialmente su "santidad" e invita a toda la Iglesia a venerar al "santo" como "ejemplo e intercesor". Los "Santos" son "santos" para toda la Iglesia y por lo tanto sus memorias pueden ser celebradas en todas partes, mientras que los "Beatos" pueden ser venerados litúrgicamente sólo en las diócesis que han solicitado y recibido explícitamente tal permiso de la Iglesia.

Debido a la diferencia teológica entre la beatificación y la canonización y para no errar en la declaración de la "santidad" de una persona, antes de proceder a la canonización de un "beato" la Iglesia requiere otro "signo de Dios" claro, es decir, un "milagro" ocurrido después de su beatificación. Esto nos enseña lo importante que es la veneración viva y continua del Siervo de Dios Eduardo Francisco Pironio, porque sólo en base a ella podemos esperar que un día no sólo sea beatificado sino también canonizado.

La viva devoción del cardenal Pironio y la petición de su intercesión en nuestras necesidades nos ayudan a profundizar nuestra relación de fe con él y nuestra confianza en su intercesión, y a fortalecer no sólo nuestra fe en Dios, sino también a crear ese entorno espiritual en el que pueden darse "señales de Dios" y que nos hace capaces de tomar conciencia de los muchos milagros y beneficios con los cuales Dios nos bendice continuamente. 

¡Los milagros obrados por Dios están ahí, el problema es más bien nuestra insensibilidad a su presencia y su trabajo continuo! Así como el tiempo de Adviento es un "tiempo de espera" que nos prepara para la santa Navidad, haciéndonos más sensibles y agradecidos interiormente por su encarnación, así también el tiempo de espera de la beatificación del cardenal Pironio puede y debería ser para nosotros un "tiempo de gracia" en el que recordemos siempre una y otra vez y con profunda gratitud su vida ejemplar y los muchos beneficios recibidos de Dios a través de él. 

El "tiempo de espera" no debería dejarnos "decepcionados por algún retraso" en el proceso de beatificación, de hecho, tal tiempo nos invita a recordar con renovada gratitud la "santidad" del cardenal Pironio y, por lo tanto, a contemplar la obra de Dios en él y a través de él. Los "santos" no son "muertos" que necesitan ser honrados con la beatificación o la canonización, sino que están "vivos" -"nacidos para Dios en la muerte"- y Dios sigue ayudándonos a través de ellos.

Venerar al cardenal Eduardo Francisco Pironio no significa sólo desear su beatificación y canonización, sino creer que "vive con Dios", agradecer su ejemplo para imitar y acudir a él con confianza en la oración pidiendo su intercesión y todo esto no depende del momento en que se produzca la deseada beatificación de él, sino que ¡siempre es posible! 

Ahora bien, sigue siendo importante rezar por la beatificación y la canonización del cardenal Pironio porque creemos que la declaración oficial de su "santidad" podría ser de gran ayuda para la profundización de la fe en la Argentina y en otros lugares. Esperamos que de esta manera más y más personas puedan llegar a un conocimiento profundo de su vida para que, confirmadas por este ejemplo de vida cristiana, puedan crecer en la fe. Esperamos que puedan tomar conciencia de la obra de Dios en el cardenal Pironio y a través de él y así tener la experiencia de su intercesión, a la que también nos encomendamos en nuestras oraciones.+