Viernes 22 de noviembre de 2024

Pandemia: Presencia activa de Cáritas Región Buenos Aires en el AMBA

  • 3 de julio, 2020
  • Buenos Aires (AICA)
Las Cáritas de la Región Buenos Aires mantienen una presencia activa en AMBA, donde se multiplicaron los pedidos de ayuda alimentaria y sanitaria desde el inicio de la crisis del coronavirus.
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Cáritas Argentina mantiene una presencia activa en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde se multiplicaron los pedidos de ayuda alimentaria y sanitaria desde el inicio en marzo del aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia del coronavirus.

Esta región, comprendida por la Ciudad de Buenos Aires y 40 municipios bonaerenses, es la que registra un crecimiento progresivo y sostenido de los casos de Covid-19 y en la que una posible flexibilización de la cuarentena es cada vez más lejana.

En consecuencia, las Cáritas de la Región Buenos Aires siguen trabajando en red con el Estado y otras organizaciones, para dar respuesta a las necesidades alimentarias y sanitarias.

“La emergencia nos llevó a centrarnos en lo asistencial, principalmente, la ayuda alimentaria”, expresó monseñor Carlos José Tissera, obispo de Quilmes y presidente de Cáritas Argentina.

Conocedor de la realidad de la región, el obispo sostuvo que la demanda de alimentos se multiplicó sensiblemente, dado que “en algunos lugares creció un 50 por ciento y en otros se duplicó el número de viandas que entregamos”.

El prelado quilmeño destacó que la ayuda “no sólo abarca a los más pobres, sino a muchos monotributistas, gente de clase media que con la crisis sanitaria cayó en la pobreza”.

Por su parte, Rosa María López, directora de Cáritas Merlo-Moreno, en el oeste del conurbano bonaerense, describió la difícil situación que también se vive en la diócesis, donde se están entregando 332.000 porciones de alimentos por mes.

“Estamos acompañando más de sesenta ollas populares en barrios vulnerables, como respuesta a la gran demanda alimentaria, pero somos conscientes de que llegamos a un mínimo de la población más necesitada de la diócesis”, puntualizó, y agregó: “Nos preocupa y nos ocupa lo sanitario, por eso, estamos capacitando a referentes y promotores de salud, para formar cuadrillas de prevención del Covid-19 y acompañar el Programa Detectar, principalmente, en la zona de Moreno, donde la situación es más precaria en todo sentido”.

La zona sur del Gran Buenos Aires también es reflejo de cómo la dura realidad ya existente se potenció aún más con la pandemia.

Antes, Cáritas Lomas de Zamora llegaba a unas 12.000 familias, pero “en estos casi 100 días de pandemia, la demanda se triplicó, tanto en cantidad como en necesidad de las familias ya asistidas”, afirmó Laura Recabarra, directora diocesana. 

“Lo vemos, especialmente en las ollas nuevas, además de los comedores que están desbordados. Nos impacta la cantidad de llamados, más de 20 por día de familias que nunca antes habían necesitado asistencia alimentaria”, manifestó.

En los seis partidos que integran la diócesis y con el aporte de la campaña #SeamosUno, se atendieron en junio cerca de 26.000 familias.

La cuarentena porteña
En el barrio porteño de Floresta, cerca de la estación del tren Sarmiento, se encuentra la parroquia Nuestra Señora de la Candelaria. Allí, desde hace 30 años, funciona un comedor que hoy está entregando un promedio de cien viandas por día.

“Prestamos servicio de lunes a viernes al mediodía”, describió Darío González, coordinador del comedor, y añadió: “Dos días por semana se arranca muy temprano con desayuno y acceso a duchas. Después, preparamos la comida y a las 11.30 se dan números a la gente que esté esperando afuera. A las 12.30 entregamos las viandas en la puerta del comedor”.

“Por lo general, recibimos a personas en situación de calle o gente que no le alcanza para alquilar y comer; al menos, una comida por día, vienen a buscarla acá. Ahora se sumaron muchas personas que quedaron sin trabajo por la cuarentena. El barrio está cerca de un centro comercial muy grande, hay muchos talleres de costura. Esa gente, de un día para el otro, se quedó sin trabajo y sin poder darle de comer a su familia”, puntualizó González.

El coordinador del comedor parroquial señaló que la pandemia los llevó a repensar el servicio y ajustarse al protocolo necesario para evitar contagios: “Estábamos acostumbrados a tener a la gente acá, sentados, conversando y estar cara a cara con ellos y ahora los llamamos por número para que vengan a buscar la comida y se van. Sólo conversan mientras hacen fila en la vereda. Los seguimos ayudando en lo que podemos, con ropa por ejemplo, cuando recibimos, pero la verdad es que todo cambió con la pandemia”, indicó.

Cáritas concluyó su informe sobre la realidad en el AMBA con una reflexión: “Distintas realidades pero una constante: llevar cercanía y alivio a las necesidades más urgentes de quienes están sufriendo las consecuencias de esta situación inédita que, si bien nos afecta a todos, golpea más duramente a quienes perdieron su fuente de ingreso y aquellos que ya estaban excluidos del sistema”.

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