Lunes 25 de noviembre de 2024

Monseñor García Cuerva animó a pedirle a Dios "que nos regale ese don de hablar en fácil a nuestra gente"

  • 15 de julio, 2020
  • Río Gallegos (Santa Cruz) (AICA)
El obispo de Río Gallegos, celebró la misa del domingo en la capilla del obispado. En su homilía, el obispo destacó la importancia de las parábolas en las enseñanzas de Jesús
Doná a AICA.org

El obispo de Río Gallegos, monseñor Jorge García Cuerva, celebró la misa del XV domingo "durante el año" en la capilla del obispado. En su homilía destacó la importancia de las parábolas en las enseñanzas de Jesús.

“Jesús -dijo el prelado- es un gran observador de la realidad, está metido en la realidad. Hoy el Evangelio nos dice que está rodeado de una multitud, y que hay tanta gente, que se sube a una barca para tomar un poco de distancia y entonces hablarles y que todos puedan verlo, y que todos puedan escucharlo”.

“Jesús les habla en fácil a la gente, por eso la gente lo sigue y aquí quizás dejo una pregunta, fundamentalmente para quienes tenemos una responsabilidad, una misión en la Iglesia desde la liturgia, desde la catequesis, para los sacerdotes: ¿Nosotros hablamos en fácil? ¿Le transmitimos a la gente la buena noticia de Jesús de manera sencilla? ¿Usamos ejemplos de todos los días, o hablamos en difícil, creyendo que entonces así somos más preparados, tenemos mejor formación?”, planteó.

“En la sencillez de sus palabras hay una enorme profundidad, porque nos habla del misterio del Reino de Dios, el reino de Dios que es el proyecto de Dios para todos nosotros y que Jesús nunca lo define, pero nos va diciendo a qué se parece”, señaló.

En ese sentido, propuso a los fieles pensar “si nosotros transmitimos la buena noticia con un lenguaje sencillo, como Jesús”, y animó a pedirle a Dios “que nos regale ese don de hablar en fácil a nuestra gente, para transmitirle el misterio de la buena noticia”

“Qué lindo pensar que en la vida cotidiana hay mucho de Dios, entre la cocina, el lavado de los platos, los trámites del banco, las discusiones familiares, las preocupaciones de todos los días, el ir a hacer las compras al supermercado, que en la vida cotidiana Dios está, que hay semillas del Reino de Dios en la vida sencilla, de todos los días,  de eso nos hablan las parábolas”, expresó.

El obispo animó a pensar la parábola a partir de cuatro verbos: En primer lugar, “salió”. “Qué importante, no es un sembrador que se queda quieto, es un sembrador andariego. No es un sembrador sedentario, no es un sembrador achanchado, es un sembrador en movimiento”, destacó. En ese sentido, animó a “salir de nosotros mismos e ir al encuentro de los hermanos”.

“El segundo verbo dice que el sembrador esparce la semilla, y esparce las semillas en todos los terrenos. Parecería que el sembrador no está pensando en los frutos de la cosecha”, advirtió. “Él sale y siembra en buenos terrenos, siembra en terrenos pedregosos, es generoso en la siembra, no se guarda nada para sí, no está especulando con llevarse a su casa determinada cantidad de semillas o de no esparcir en tal terreno”.  Esos cálculos, consideró, “no son para un cristiano, nosotros creemos en un Dios que dio todo, entregó a su hijo en la cruz hasta la última gota de sangre por amor a nosotros”.

“Entonces, igual que el sembrador generoso, ese sembrador que esparce las semillas, nosotros estamos llamados a ser cristianos generosos, cristianos solidarios”, animó.

En cuanto al tercer verbo, indicó: “El sembrador sabe esperar, no está todos los días revolviendo la tierra para ver si las semillas germinan,  porque así las semillas no germinarían nunca. Qué bueno entonces que aprendamos nosotros también a saber esperar”, consideró.

“Ojalá nosotros aprendamos a esperar a Dios, porque Él nos espera a nosotros. Él siempre nos da otra oportunidad. Dios me espera a mí, yo lo espero a Dios”.

Finalmente, recomendó “mirar nuestros corazones, porque más allá de todo fracaso, más allá de nuestras piedras, de nuestras dificultades, estoy seguro que somos buena tierra, somos buena gente. Hagamos el ejercicio de encontrar en nosotros lo bueno de nuestro corazón y qué es lo que le hace bien a mi corazón, estos fertilizantes que en tiempos de pandemia necesitamos tanto”.+