Jueves 28 de marzo de 2024

Mons. Sarlinga animó a la misión evangelizadora

  • 13 de noviembre, 2013
  • Campana (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de Zárate-Campana, monseñor Oscar Sarlinga, concedió una entrevista al portal Verdad en Libertad en la que dialogó sobre las enseñanzas del papa Francisco, la Misión Continental a la que convocó la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano ?en Aparecida, Brasil, en 2007-, la participación de los laicos en la vida de la Iglesia, las vocaciones y otros temas de corte social. Llamó a promover la vocación evangelizadora y construir una civilización del amor.
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El obispo de Zárate-Campana, monseñor Oscar Sarlinga, concedió una entrevista al portal Verdad en Libertad en la que dialogó sobre las enseñanzas del papa Francisco, la Misión Continental a la que convocó la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano ?en Aparecida, Brasil, en 2007-, la participación de los laicos en la vida de la Iglesia, las vocaciones y otros temas de corte social. Llamó a promover la vocación evangelizadora y construir una civilización del amor.

¿Qué efecto cree usted que están teniendo las enseñanzas del Papa Francisco?
- Procuro seguir día a día, sus homilías en la capilla de la casa Santa Marta. Las audiencias de los miércoles suelo seguirlas en vivo. Mi humilde impresión es que ha tratado de centrar desde la vida en Jesús y con Jesús, la misericordia de Dios y su perdón. Y en este sentido veo algo muy paulino en el sentido de que esta vida en Jesús y con Jesús nos hace de verdad criaturas nuevas. Entonces, veo que ha querido expresarnos cómo la vida moral proviene de esta vida en Jesús y de las bienaventuranzas.

¿Cómo se ha enfocado en su diócesis la Misión Continental a la que ha convocado Aparecida?
- Nuestro proyecto pastoral diocesano está basado en la comunión y la misión. Desde hace años, venimos desarrollando gestos misionales especiales. Establecemos una correlación entre las fiestas patronales diocesanas y el gesto de la Misión Joven. Este año hubo 600 misioneros jóvenes, pero también con otras tantas familias misioneras.

A partir de allí se hace la misión de verano, que es más intensa puesto que dura casi un mes. Esta es la misión, si se quiere, en cuanto a gestos misionales. Ya en el documento de Aparecida tenemos la misión programática, la misión paradigmática. Nos hemos unido a la gran Misión Continental desde esta perspectiva de misión permanente: no son sólo los gestos misionales sino el espíritu misionero tanto en toda la pastoral como en todos los ámbitos de nuestra vida. Es la misión del laicado también.

¿Cómo se fomenta en su diócesis una mayor formación y participación de los laicos en la vida de la Iglesia?
- Es que los laicos, es decir, el laicado es la Iglesia. Hay que comenzar con esa toma de conciencia. En este sentido, las distintas delegaciones o áreas pastorales, promueven la comunión y participación para que los laicos tomen cada vez más conciencia de ser laicado. No es lo mismo que haya laicos, laicas, que que haya laicado. Laicado significa también conciencia de ser laicado, conciencia de misión. Gracias a Dios hay una fraternidad, porque si nosotros no vivimos una fraternidad cristiana, por más que hagamos misiones y gestos no va a ser creíble. La palabra puede convencer, pero el testimonio arrastra.

¿Cuál es la relación de un obispo con sus seminaristas?
- En nuestra diócesis tenemos seminario. Son unos 32. Importa menos el número. Procuro ir a celebrar la Misa al menos una vez por semana. Me quedo a cenar con los formadores y con los seminaristas. Y la relación es fluida, respetuosa, eclesial. También los veo en las parroquias en las que desempeñan su labor pastoral.

Francisco insiste mucho en el influjo del demonio en la Iglesia y en la sociedad. ¿Cuál cree usted que es el mayor logro del diablo en la Argentina actual?
- El diablo instiga, no tiene otro poder sobre nosotros que el que le dejamos. Quizá precisamente por falta de oración, por falta de unión a Cristo. ¿Qué nos instiga el demonio? Creo que fundamentalmente nos instiga, nos insufla, lo contrario de aquello a lo que nos exhorta San Pablo en la carta a los Efesios, que es a abatir los muros de enemistad. El demonio siembra confusión, división, enemistad, desesperanza. Pero no tiene poder si estamos unidos a Jesús.

Resulta alarmante la descomposición familiar. De hecho Francisco convocó un Sínodo Extraordinario para tratar la pastoral familiar. ¿Cuáles cree que deberían ser los pasos a dar en ese sentido?
- Hay que potenciar la dimensión familiar de todas las áreas pastorales. Hay familias que no tienen particularmente una vinculación con la Iglesia. Entonces, hay que salir a buscarlos, hay que salir al encuentro en dimensión familiar. Ya sea a través del cuidado de los ancianos, de los enfermos, de los niños más necesitados, a través de la educación... Hay mil maneras, es cuestión de tener esa energía que es la que nos mueve interiormente, que es la vida en Cristo.

La renovada evangelización también está produciendo su efecto. Yo no veo desolación y ruina. Tampoco quiere decir que vea todo color de rosa o color dorado. Veo que hay un camino de esperanza, y si lo vemos y obramos desde esa perspectiva, entonces animados con el espíritu de Cristo, promovemos esto. De ahí que, sobre todo en la juventud, se ha de promover la vocación evangelizadora, humanizadora, también de construcción de la civilización del amor.+