Miércoles 24 de abril de 2024

Mons. Ojea reflexionó sobre el significado de darse al otro

  • 4 de julio, 2022
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
"No hay alegría más grande que comprobar que podemos hacer felices a los demás", destacó el obispo de San Isidro al explicar qué implica ser Iglesia en salida, Iglesia misionera.
Doná a AICA.org

El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Vicente Ojea, comenzó su reflexión para el decimocuarto domingo ordinario, recordando las muchas veces que estos nueve años del pontificado, Francisco habló de la necesidad de una Iglesia en salida.

“Él quiere una Iglesia que salga, una Iglesia misionera. Su primera carta sobre la Alegría del Evangelio (Evangelii gaudium) es clarísima respecto a una Iglesia que necesita un éxodo, salir de sí misma, descentrarse para poder consagrarse totalmente a la misión que es lo que le va a dar vida a la Iglesia”, indicó.

“Muchas veces tenemos miedo de que al no ocuparnos y centrarnos en nosotros mismos no vamos a ser felices, tenemos miedo de olvidarnos de nosotros; sobre esto nos recuerda la Conferencia de Aparecida: la vida se acrecienta dándola y se debilita en la comodidad y en el aislamiento; qué gran verdad que es esta: crecemos cuando damos de corazón. En este caso Jesús habla de la misión de los 72 discípulos, de este salir a anunciar la buena nueva”, puntualizó.

El prelado sanisidrense aseguró que “las personas más felices, las que más disfrutan de la vida, son las que tienen la capacidad de dejar la seguridad de la propia orilla y consagrarse para dar vida a los demás apasionadamente, Nuevamente acá parece el secreto de la felicidad que nos trae Jesús”.

“La primera lectura nos habla del consuelo a Jerusalén; los 72 discípulos vuelven alegres de haber anunciado la Buena Nueva, vuelven consolados porque no hay alegría más grande que la de poder comprobar que con nuestros pocos talentos podemos hacer felices a los demás, que podemos servir al Reino de Dios anunciando el Evangelio”.

Monseñor Oscar Ojea finalizó su reflexión animando: “Yo no he sido más feliz que en las misiones, cuando he tenido que participar de misiones, cuando se han abierto espacios misioneros, el Señor sabe regalar la alegría; Dios quiera que todos lo podamos experimentarlo; que Dios los bendiga”.+