Viernes 19 de abril de 2024

Mons. Ñáñez instó a "defender y proteger toda vida desde la concepción"

  • 9 de marzo, 2020
  • Córdoba (AICA)
El arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez, presidió una misa en la parroquia Nuestra Señora de Luján y San Fermín de la capital cordobesa, donde pidió a las autoridades y ciudadanos "la fortaleza para decir siempre sí a la dignidad de toda mujer" y "defender y proteger toda vida, especialmente la de los menos favorecidos, y toda la vida desde su concepción hasta su fin natural".
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El arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez, presidió una misa en la parroquia Nuestra Señora de Luján y San Fermín de la capital cordobesa, en consonancia con la celebración eucarística por las mujeres y la vida convocada por la Conferencia Episcopal Argentina en el santuario mariano nacional dedicado a esa advocación mariana.



“Hemos elegido esta parroquia del barrio Los Paraísos de nuestra ciudad porque precisamente está dedicada a Nuestra Señora de Luján y porque la imagen que se venera en ella fue traída en su momento desde aquel santuario nacional”, explicó.



“Nuestro propósito es poner de relieve, una vez más y junto a la Iglesia que peregrina en la Argentina, la dignidad de toda mujer y la originalidad y peculiaridad de su condición. Al hacerlo no nos mueve ninguna intención de polemizar con nadie y mucho menos de discriminar a nadie”, sostuvo durante la homilía.



El prelado reconoció que “en la historia de la humanidad y también de la Iglesia misma no siempre se ha reconocido suficientemente ni se ha destacado la dignidad y la peculiaridad de la condición femenina”.



“Por ese motivo, en la proximidad de la celebración del gran Jubileo de la redención, el papa san Juan Pablo II en nombre de la Iglesia pidió perdón por las desconsideraciones y discriminaciones de que fueron objeto las mujeres en el seno de la comunidad eclesial”, recordó.



En este sentido, el arzobispo cordobés destacó que “en el momento actual, de la mano del papa Francisco, la Iglesia está profundizando el proceso de reconocimiento cada vez más neto de la mujer en la Iglesia y encontrando y desarrollando caminos para su efectiva participación”.



“Entre nosotros, en el continente latinoamericano, tenemos que destacar la presencia y la colaboración constante y generosa de la mujer en la obra evangelizadora desde sus comienzos y particularmente en los momentos más difíciles. Por todo ello no cabe sino una inmensa gratitud”, expresó, y citó el caso de la beata Mama Antula.



Monseñor Ñáñez consideró que el reconocimiento del lugar de la mujer en la sociedad y en la Iglesia demandará un proceso, el cual, puntualizó, debe llevarse adelante “con convicción, con firmeza y al mismo tiempo sin animosidad, sin virulencia y sin propiciar enfrentamientos estériles”.



“En esta Eucaristía queremos reafirmar también, y de modo especial, la necesidad de cuidar la vida, especialmente en las presentes circunstancias de nuestra Patria. Ciertamente, es una responsabilidad de todos, autoridades y ciudadanos, en la sociedad civil; y una responsabilidad de los pastores y de los fieles en el ámbito de la comunidad eclesial”, sostuvo.



“En este cometido de la protección y del cuidado de la vida, la mujer tiene una sensibilidad peculiar. Tiene ‘el sentido de la cuna’, como decía el mensaje del Concilio Vaticano II a las mujeres”, y agregó: “Toda mujer, soltera, en pareja, casada, consagrada lleva en su corazón el sentido de la maternidad y del cuidado de la vida, especialmente de la vida frágil e indefensa: del niño por nacer, de los discapacitados, de los enfermos, de las víctimas de abusos, atropellos, trata, adicciones, esclavitudes y de discriminaciones de todo tipo”.



El prelado cordobés destacó la riqueza de esta sensibilidad de la mujer a favor de la humanidad, y pidió al Señor que “todas las mujeres la conserven, la acrecienten, la transmitan como un tesoro que humaniza, despertando al mismo tiempo en todas las personas, varones y mujeres, el sentido de la delicadeza, que no hay que confundir con mojigatería, el sentido de la ternura que hace la vida llevadera, y el sentido de la belleza que alegra la vida”.



“Estamos en esta comunidad que honra especialmente a María Santísima. La piedad de la Iglesia la llama ‘la toda hermosa’, la ‘tota pulchra’. A ella le encomendamos las mujeres de todo el mundo y especialmente las mujeres de nuestra Patria, de nuestra Córdoba”, expresó.



“A ella, que es la Patrona de la Argentina, en el ámbito del Año Mariano nacional, le encomendamos también a nuestra Patria en los momentos difíciles que atraviesa y le pedimos para todos, autoridades, representantes y ciudadanos, la fortaleza para decir siempre sí a la dignidad de toda mujer y para defender y proteger toda vida, especialmente la de los menos favorecidos, y toda la vida desde su concepción hasta su fin natural”, concluyó.+