Miércoles 24 de abril de 2024

Mons. Mollaghan expresa su cercanía a la comunidad judía

  • 18 de julio, 2014
  • Rosario (Santa Fe) (AICA)
El administrador apostólico de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, envió un saludo a la Kehilà de la ciudad y a la comunidad judía en general al conmemorarse el 20º aniversario del atentado a la AMIA en el que aseguró sus oraciones por las 85 víctimas y sus familiares con el deseo de que "cicatricen las huellas del dolor" y sus deseos de que se haga justicia.
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El arzobispo emérito y administrador apostólico de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, envió un saludo a la Kehilà de la ciudad y a la comunidad judía en general en el que aseguró sus oraciones por las 85 víctimas del atentado a la AMIA y sus familiares y manifestó su deseo de que "cicatricen las huellas del dolor" a 20 años del fatídico hecho.

El prelado manifestó que reza para que la sociedad "encuentre soluciones posibles que respeten la dignidad de cada persona, sus derechos y su religión".

"Que Dios derrame su bendición sobre todos los que hoy están afligidos por este inolvidable hecho que sufrió nuestra Patria, que siempre espera y reclama la justicia, a fin de que se repare la deuda que esta tragedia ha contraído con la sociedad", concluyó.

El actual administrador apostólico de Rosario era párroco de Madre Admirable, iglesia ubicada sobre la calle Arroyo al 900, en el barrio porteño de Retiro, cuando el 17 de marzo de 1992 se produjo la voladura de la embajada de Israel, ubicada frente al templo parroquial. Mons. Mollaghan vivió momentos difíciles y angustiosos por la muerte de su vicario, el joven presbítero Juan Carlos Brumana.

Saludo de Mons. Mollaghan
Con ocasión de conmemorarse el XXº aniversario del atentado a la AMIA en Buenos Aires, deseo hacer llegar mi cercanía y un cordial saludo a las autoridades religiosas y civiles, así como a todos los que integran la Kehilá de Rosario, y a los miembros de la comunidad judía, extensivos a los integrantes de la AMIA.

En este día rezamos y elevamos una oración fervorosa en nuestras casas, capillas e iglesias pidiendo nuevamente por todas las víctimas del fatal acto de terrorismo, anhelando que se cicatricen las huellas del dolor marcadas durante estos largos años, con la esperanza de que se alcance la implorada justicia.


Pido asimismo para que en la sociedad y donde se manifiestan grandes amenazas a la tranquilidad y a la paz, se encuentren soluciones posibles que respeten la dignidad de cada persona, sus derechos y su religión.

Que Dios derrame su bendición sobre todos los que hoy están afligidos por este inolvidable hecho que sufrió nuestra Patria, que siempre espera y reclama la justicia, a fin de que, como dice el Papa " se repare la deuda que esta tragedia a contraído con la sociedad".
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