Viernes 26 de abril de 2024

Mons. Martorell presidió la fiesta de Santa María del Iguazú

  • 28 de agosto, 2012
  • Puerto Iguazú (Misiones) (AICA)
El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Martorell, y todos los fieles de la diócesis celebraron la XXV Peregrinación al santuario de Santa María del Iguazú, el domingo 19 de agosto. En la homilía, el prelado señaló: "La fiesta de Nuestra Madre nos llena el corazón con la alegría de saber que al celebrar a María celebramos también al Autor de nuestra Redención, Jesucristo el Señor" y agregó que "cuando el amor de Dios prende en los corazones, aparece el horizonte de la caridad que nos hace hermanos sin reservas".
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El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Martorell, y todos los fieles de la diócesis celebraron la XXV Peregrinación al santuario de Santa María del Iguazú, el domingo 19 de agosto.

La peregrinación comenzó a las 6 y los primeros peregrinos llegaron a Puerto Iguazú a las 14. Luego de la llegada de los peregrinos, monseñor Martorell presidió la misa central.

En la homilía, el prelado señaló: "La fiesta de Nuestra Madre nos llena el corazón con la alegría de saber que al celebrar a María celebramos también al Autor de nuestra Redención, Jesucristo el Señor" y añadió que "el cántico de María, el Magnificat, alaba a Dios y nos recuerda también su justicia: sus almas quedarán saciadas; pues los que aman y temen a Dios verán a Dios. Nosotros queremos ver a Dios, a ese Dios que llevamos en nuestros corazones y al cual rendimos culto".

"Jesús ?dijo- con su nacimiento nos hizo vivir un cambio radical, tanto que dividió nuestra historia en un antes y un después. Y lo hizo desde la vivencia cotidiana, sin dejar de ser Jesús el carpintero, hijo de María y de José, desde el trabajo cotidiano, desde los sufrimientos y las vicisitudes de la vida permitidas por la providencia divina".

Monseñor Martorell aseguró que "cuando el amor de Dios prende en los corazones y aparece el horizonte de la caridad que nos hace hermanos sin reservas; cuando se planta en los corazones el gran mandato del Evangelio que nos hace repartir nuestros bienes como la imagen perfecta de la Eucaristía, allí comienza a aparecer un mundo más justo y bueno, donde prima la imagen del hombre como centro y no el dinero".

El pastor de Puerto Iguazú resaltó que "no siempre se acepta el mensaje y la vida de Jesucristo, porque nos obliga al amor sin límites, a la participación de nuestros bienes, al trabajo por el bien común, a curar nuestra alma de las enfermedades del mundo, a sacar nuestro corazón de la noche oscura y llevarlo a la luz del día".

"Dios quiso para su Hijo una familia, la familia de Nazaret. Ella debe ser ejemplo para nuestras familias, modelo y espejo para su construcción", manifestó el obispo y llamó a los padres a guiar a sus hijos "para que conozcan -desde la fe y el amor a Dios- el sentido del esfuerzo, la grandeza del trabajo y la pureza del amor. Enséñenles a resistir las fascinaciones del mundo, que aprendan a conocer el Evangelio y que no tengan miedo a sus exigencias, que se sientan atraídos por la figura de Jesús, imagen del perfecto ser humano. Enséñenles que no tengan miedo en recibir a Cristo en sus vidas porque Él no quita nada sino que por el contrario lo da todo".

El prelado llamó a que vayamos detrás de los valores del Evangelio "dejemos de creer en las ilusiones de la concepción materialista que pretende reducirnos a meros instrumentos de la economía. Creamos más en Dios, perseveremos en la fe, en el amor a Jesucristo y sigamos el ejemplo de fidelidad de María, expresión fiel y auténtica del cristianismo y veremos el amanecer de una sociedad más humana, más digna del ser humano".

Como conclusión, monseñor Martorell agradeció la presencia de la imagen histórica de Nuestra Señora de Luján, patrona de la Argentina y agregó que "hoy el pueblo de Iguazú reza y honra a su Madre en las advocaciones de Santa María del Iguazú y de Luján". +

Texto completo de la homilía