Jueves 25 de abril de 2024

Mons. Martorell: El centro de la vida cristiana es la Eucaristía

  • 16 de agosto, 2018
  • Puerto Iguazú (Misiones) (AICA)
El obispo de Puerto Iguazú, Mons. Marcelo Martorell, comentando los textos bíblicos del último domingo expresó que el centro de la vida cristiana es la Eucaristía, de la que es figura el pan que comió el profeta Elías que le permitió seguir luchando para mantener el culto al Dios verdadero, según narra uno de aquellos textos bíblicos.
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El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, comentando los textos bíblicos del último domingo manifestó que el centro de la vida cristiana es la Eucaristía, de la que es figura el pan que comió el profeta Isaías que le permitió continuar luchando para mantener el culto al Dios verdadero, según narra uno de aquellos textos bíblicos.

El obispo explicó que aquel episodio del Antiguo Testamento "nos nos presenta la escena de Elías, quien escapando de la furia de la reina Jetzabel huye al desierto y, cansado, se recuesta debajo de un arbusto y gime diciendo: "Basta, Señor, quítame la vida, porque yo no valgo más que mis padres". El profeta, que luchó con todas sus fuerzas para mantener el culto al Dios verdadero, experimenta que es un hombre débil como los demás y se acuesta llamando a la muerte. Pero siente que lo despiertan: "levántate y come". Es un ángel del Señor que puso a su lado un pan y un jarro con agua. Elías se levantó, comió y bebió y con la fuerza de aquel escaso alimento caminó cuarenta días y noches hasta "el Horeb, el monte de Dios".

"El abatimiento del profeta -reflexionó monseñor Martorell- refleja la experiencia del que habiendo realizado grandes empresas -aun apostólicas- y habiendo creído tener las fuerzas suficientes para tal misión, cuando menos lo espera se ve por tierra y sin fuerza alguna. Allí experimenta que él no puede solo y que necesita de la presencia y de la ayuda del Señor. Y Dios llega en su auxilio a través de un pobre trozo de pan y un poco de agua que le permiten llegar a destino para cumplir su misión, dándole las fuerzas necesarias para resistir la larga travesía hasta el Horeb".

Este pasaje de la Escritura -sostuvo el obispo misionero- es figura transparente de la Eucaristía, alimento del cristiano en su camino hacia la Eternidad, y de este alimento -agregó- habla el evangelio del último domingo, en el pasaje donde Jesús dice que Él es el Pan vivo bajado del cielo, lo que causa el desconcierto de los judíos que lo oyen, "porque el pecado de aquellos judíos era el de endurecer obstinadamente su corazón a la Palabra de Dios, que les llegaba por medio de Cristo".

Ante este panorama, monseñor Martorell reflexionó: "Duele el rechazo de los contemporáneos de Jesús que han oído sus palabras y han visto sus milagros, pero hoy ocurre algo similar. ¿Cuántos hombres creen en Jesús y en la Eucaristía? Los atractivos de la vida y del mundo o la importancia que hoy se da al dinero hacen que Cristo sea menos importante en la conciencia y la vida de las personas. A veces estas cosas son causa de que se pierda la fe".

En la parte final de su reflexión, monseñor Martorell comentó: "Elías comiendo de la comida de Dios tuvo fuerzas para seguir caminando y subir hasta el monte santo del Horeb, en donde el Señor se le manifestó en una misteriosa teofanía. Asimismo, el cristiano que come la carne de Cristo vivirá para siempre y tendrá la fuerza necesaria para caminar y vencer los obstáculos que se le presenten, para asumir el dolor y los avatares que la vida le vaya presentando. Pero sobre todas las cosas tendrá la capacidad de amar como Cristo nos amó y vivir con los demás como en una familia de hermanos signados por el amor de Dios y vivir en la fe para ver a Dios cara a cara como Él es".+

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