Mons. Martínez: 'La comunión cristiana se fundamenta en el amor trinitario'
- 2 de mayo, 2024
- Posadas (Misiones) (AICA)
"Jesús se presenta como la vid verdadera y nos invita a permanecer unidos a Él para llevar mucho fruto", expresó el obispo de Posadas.
En su mensaje para el quinto domingo del tiempo de Pascua, monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, profundizo en el verdadero sentido de la comunión cristiana.
“En muchas oportunidades, los cristianos nos referimos a la palabra ´Comunión´. Desde distintos ángulos y por diversas razones tratamos de que sea el fundamento de nuestro obrar. Es cierto que no siempre entendemos su significación y, por lo tanto, su importancia. En algunas oportunidades, leemos o escuchamos que se unen empresas, sectores, o bien países para determinados fines. En general, son formas de unidad, pero con fundamentos estratégicos. La comunión será más profunda si los lazos de unidad se fundamentan en relaciones históricas, culturales o religiosas. Pero todo esto aún es diferente a lo que los cristianos entendemos por comunión”, sostuvo el obispo.
En ese sentido, señaló las palabras que el Papa Francisco pronunció al hablar del Evangelio de este domingo: “Hoy el Evangelio nos propone el momento en el que Jesús se presenta como la vid verdadera y nos invita a permanecer unidos a Él para llevar mucho fruto (cf. Juan 15, 1-8). La vid es una planta que forma un todo con el sarmiento; y los sarmientos son fecundos únicamente cuando están unidos a la vid. Esta relación es el secreto de la vida cristiana, y el evangelista san Juan la expresa con el verbo 'permanecer', que en el pasaje de hoy se repite siete veces. 'Permanezcan en mí', dice el Señor (cfr. Papa Francisco, Regina Coeli, 29.04.2018)”.
A lo que agregó el prelado: “El fundamento de toda comunión, para los cristianos, se da en esta comunión con Aquel a quien seguimos. Quizá señalar esto en el contexto cultural en que vivimos parezca un tanto exigente o rigorista, pero creo conveniente decirlo, porque las experiencias de fracaso ligadas a la comunión fraterna, en nuestras familias, comunidades, movimientos o el mismo compromiso de los cristianos como ciudadanos, tienen en general como causa esta ruptura básica; nos decimos cristianos, pero de hecho no nos sentimos comprometidos con Jesucristo ni con sus enseñanzas”.
Frente a esto, señaló que “llamarnos cristianos, a veces, es solo una denominación que puede llegar a implicar algunas devociones religiosas, sin terminar de integrar nuestra fe con nuestra manera y estilo de vida. En realidad, esto sucede porque no permanecemos en Él, como la vid y los sarmientos, y dejamos de ser fecundos en la construcción del Reino. Se trata de permanecer en el Señor, para encontrar el valor de salir de nosotros mismos, de nuestras comodidades, de nuestros espacios restringidos y protegidos, para adentrarnos en el mar abierto de las necesidades de los demás y dar un respiro amplio a nuestro testimonio cristiano en el mundo".
En la misma línea, prosiguió: "Este coraje de salir de sí mismos y de adentrarse en las necesidades de los demás, nace de la fe en el Señor Resucitado y de la certeza de que su Espíritu acompaña nuestra historia´. (cfr. Ibíd.). La comunión, para los cristianos, tiene su fundamento en el amor y comunión trinitarios. En el amor de Dios al hombre y en la necesidad de asumir el mandamiento del amor”.
De esa manera, monseñor Martínez indicó que en la diócesis de Posadas quisieron acentuar “la comunión que señala el texto del Evangelio. La eclesiología de comunión no es una mera opción posible, como si fuese una pastoral más. La comunión es un reclamo que nos realiza el Señor y que, si no nos interesa, contradecimos el camino de discipulado que implica el ser cristianos. Por esta razón, en la diócesis venimos acentuando la necesidad de asumir la comunión, desde nuestra conversión a Dios y desde la búsqueda de mejorar nuestra pastoral, para que sea más orgánica. Es cierto que asumir esta exigencia que surge de este reclamo de unirnos, como la vid y los sarmientos, es exigente, y la tentación es quedarnos cómodos «en lo de siempre». Pero nuestra vida solo se plenifica si no nos conformamos con lo mínimo”.
“En el amor donado y pascual, en desacomodar y desarmar lo que no sirve a la misión, encontraremos dolores y sufrimientos, pero también el gozo que implica vivir una vida cargada de sentido. Tanto para la vida de la Iglesia como para la sociedad, el valor de la comunión y no la uniformidad, la pluralidad y lo diverso, sin rupturas, aquello que busque construir el bien común, será la respuesta adecuada para construir en este tiempo globalizado una cultura solidaria y de la vida. El texto de este domingo de la vid y los sarmientos nos permite captar la vigencia de la propuesta de Jesucristo, el Señor”, concluyó el diocesano. +