Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. Malfa precisó la situación generada por la desaparición de un párroco

  • 13 de junio, 2022
  • Chascomús (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de Chascomús detalló las circunstancias por las que, al parecer, el padre Luodovis Enrique Navarro León dejó la comunidad de Nuestra Señora del Rosario, en la ciudad de Maipú.
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El obispo de Chascomús, monseñor Carlos Humberto Malfa, dirigió un mensaje a la comunidad parroquial de Nuestra Señora del Rosario, de la ciudad de Maipú, a raíz de la desaparición del presbítero Luodovis Enrique Navarro León.

El prelado explicó que había llegado a su conocimiento “una situación económica” creada entre una respetable persona de la comunidad y el sacerdote. 

“Si bien la situación no involucraba ni a la comunidad parroquial ni al obispado juzgué necesario intervenir en una especie de mediación para escuchar a las partes y buscar una justa solución. Para lo cual convoqué a los interesados a un encuentro en el colegio parroquial”, indicó, y agregó: “Luego de un diálogo, presenté una propuesta satisfactoria para las partes, aceptada por las mismas y con la firma del acta correspondiente. Lamentablemente el sacerdote incumplió el acuerdo”.

Monseñor Malfa detalló que intentó comunicase con él “insistentemente desde las primeras horas del miércoles 8 de junio sin obtener respuesta, por lo cual ese mismo día por la tarde me trasladé a Maipú. Allí constaté la ausencia y que había hecho abandono de su oficio de párroco y partido junto a sus familiares (hermana y sobrinos)”. 

“Encontré en el templo algunos feligreses con los que rezamos y acordamos los pasos a seguir para la continuidad de la vida parroquial aún en medio de esta sorpresiva y tristísima situación”, afirmó.

“Este es el hecho objetivo: el padre Luodovis, junto con sus familiares, abandonó la parroquia el pasado martes 7 de junio sin anuncio previo. Presuntamente el P. Luodovis podría haber vuelto a su diócesis de origen en Venezuela”, estimó el obispo.

Texto del mensaje a la comunidad
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con ustedes.

Queridos hermanos y hermanas:

El domingo 5 de junio los visité para celebrar con ustedes la solemnidad de Pentecostés y rezar juntos por todas las comunidades parroquiales y educativas de la diócesis para que la venida del Espíritu Santo significara un renacer en la fe de todos y en la misión evangelizadora. En la homilía reflexionaba junto a ustedes “que para salir de la confusión de Babel el camino era ser dócil al Espíritu de la verdad, de la fortaleza y del amor”.

Quiero decirles también que había llegado a mi conocimiento una situación económica creada entre una respetable persona de la comunidad y el padre Luodovis Enrique Navarro León. Si bien la situación no involucraba ni a la comunidad parroquial ni al Obispado juzgué necesario intervenir en una especie de mediación para escuchar a las partes y buscar una justa solución. Para lo cual convoqué a los interesados a un encuentro en el Colegio parroquial.

Luego de un diálogo, presenté una propuesta satisfactoria para las partes, aceptada por las mismas y con la firma del acta correspondiente. Lamentablemente el sacerdote incumplió el acuerdo.

Intenté comunicarme con él insistentemente desde las primeras horas del miércoles 8 de junio sin obtener respuesta, por lo cual ese mismo día por la tarde me trasladé a Maipú. Allí constaté la ausencia y que había hecho abandono de su oficio de párroco y partido junto a sus familiares (hermana y sobrinos). Encontré en el templo algunos feligreses con los que rezamos y acordamos los pasos a seguir para la continuidad de la vida parroquial aún en medio de esta sorpresiva y tristísima situación.

Este es el hecho objetivo: el padre Luodovis, junto con sus familiares, abandonó la parroquia el pasado martes 7 de junio sin anuncio previo.

Presuntamente el P. Luodovis podría haber vuelto a su diócesis de origen en Venezuela conforme se venía pensando y que se está tratando de confirmar. Naturalmente comunique por escrito y telefónicamente al obispo propio del P. Luodovis en Venezuela informándole de la situación.

Las cuestiones económicas siempre requieren honestidad y transparencia y pueden resolverse justamente, las estafas morales dejan heridas dolorosas que pido al Señor y a nuestra Señora del Rosario quieran sanar. Y para esto no olvidemos el ungüento de la fraternidad.

No les puedo ocultar el dolor ante lo que nos toca vivir y al mismo tiempo la paz que nace de la confianza en la presencia del Buen Pastor resucitado que nunca abandona a su pueblo.

En la humildad de la verdad les comparto lo acontecido con amoroso respeto por ustedes e iluminado por las palabras de Jesús: “la verdad los hará libres” (Jn. 8, 32). Y les pido que caminen unidos siempre con los ojos fijos en el Señor que continuamente nos dice: “no se turbe vuestro corazón ni tenga miedo” (Jn. 14, 27), de modo que no nos avergoncemos de nuestra fe y pertenencia a la Iglesia porque en ella encontramos a Cristo y queremos servirlo siempre con alegría y sencillez de corazón.

Mientras nos mantenemos unidos en la oración, los abrazo y bendigo de corazón en Cristo y María Santísima.+