Viernes 22 de noviembre de 2024

Mons. Lozano: "Un rito muy antiguo. Tanto como la Iglesia"

  • 30 de junio, 2019
  • San Juan
El arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Eduardo Lozano, compartió este fin de semana sus reflexiones sobre el Evangelio. Con el título "Un rito muy antiguo. Tanto como la Iglesia", el prelado se refirió a aquellas cosas que "nunca envejecen y son siempre nuevas", como el Amor del Señor, y agradeció a Dios por el nuevo obispo auxiliar, monseñor Carlos María Domínguez.
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En una nueva entrega de sus reflexiones semanales, el arzobispo de San Juan de Cuyo y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Eduardo Lozano, se refirió a "Un rito muy antiguo. Tanto como la Iglesia".

"Cuando decimos que algo es muy antiguo podemos enseguida pensar en una pieza de museo. Sin embargo hay cosas que nunca envejecen y son siempre nuevas. Por ejemplo la amistad, el amor, la búsqueda de la felicidad? Son experiencias y anhelos humanos presentes en el corazón de cada persona", afirmó.

En ese sentido, señaló: "También afirmamos que ?el Amor del Señor permanece para siempre?, con la certeza de sabernos queridos entrañablemente por el Padre celestial. Dios nos ama mucho y nos envía a su Hijo Jesús. Él da la vida por amor a nosotros, para que en Él tengamos vida. Repetimos lo que hace poco escribió el Papa para los jóvenes: ?¡Cristo vive! ¡Y te quiere vivo!?", recordó.

Desde tiempos de los Apóstoles, de modo ininterrumpido, explicó, "por medio de la imposición de las manos, los obispos seguimos siendo amados y enviados por Jesús con la misión (junto con los diáconos y sacerdotes) de santificar, enseñar la Palabra de Vida, y guiar en la caridad al Pueblo Santo de Dios".

"Jesús llama a algunos hombres que lo aman, y los envía en su nombre, con la fuerza de su Espíritu. ?Como el Padre me envió a mí, yo los envío a ustedes. Reciban el Espíritu Santo?", citó.

En ese sentido, se refirió al nuevo obispo auxiliar que el Señor regala a la arquidiócesis de San Juan de Cuyo, fray Carlos María Domínguez, quien "entregó su vida a Jesús por amor", y animó a los fieles a recibir este regalo y decir "¡Gracias, Señor!".

"Hay algo que es muy importante tener en cuenta, según la experiencia de San Pedro en su encuentro con Jesús Resucitado: No se puede ser enviado sin confesión de amor", advirtió monseñor Lozano, y sostuvo: "Los obispos, sucesores de los apóstoles, somos enamorados de Jesús. Es más, estamos perdidamente enamorados de Él. Lo decimos con pudor y un poco de vergüenza porque no nos sale bien. Como expresa San Pablo, ?llevamos este tesoro en vasijas de barro?", recordó.



"Como describen los Apóstoles, la vocación y servicio del obispo consiste en ?dedicarnos a la oración y al ministerio de la Palabra?", destacó el prelado. "Oración de contemplación del amor de Dios y de intercesión por el Pueblo", detalló.

"La gente nos pide que recemos mucho por ellos: situaciones de enfermedad, pérdida de trabajo, pobreza, peleas familiares... Parte de nuestra ocupación consiste en llevar a Dios los rostros e historias de quienes se confían a nuestra pobre oración", reconoció.

"Y también predicar con la vida y las palabras, para llevar a los hermanos el rostro de Dios, a fin de que se produzca el maravilloso encuentro del cual muchas veces somos testigos. Como decía el beato mártir Enrique Angelelli, ?un oído en el Pueblo y otro en el Evangelio?", añadió.

"El modelo a seguir es elevado: Jesús Buen Pastor que conoce a sus ovejas y es conocido por ellas. Que escucha y es escuchado. Llamados a amar a todos y escuchar a todos", señaló.

"Damos gracias a Dios por el sí de fray Carlos María Domínguez. Él pertenece a la Orden de los Agustinos Recoletos. Respondamos a la generosidad en la entrega con nuestra oración por las vocaciones consagradas", animó, y en ocasión del Día del Pontífice, llamó a los fieles a rezar "por Francisco y toda la Iglesia a la cual Jesús le encomienda apacentar".+