Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. Lozano: Un gesto del Papa que inspira a seguir trabajando por la paz

  • 27 de febrero, 2022
  • San Juan (AICA)
El secretario general del Celam valoró de ese modo el hecho de que el pontífice haya ido hasta la embajada de Rusia ante la Santa Sede para expresar su preocupación por la guerra en Ucrania.
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Monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo y secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), recordó la preocupación del papa Francisco por la paz en el mundo, por la vida fraterna, para que pueda lograrse ser “una misma familia en la casa común”, por eso el dolor del pontífice al saber del comienzo de la violencia armada en Ucrania. 

“El gobierno de Rusia, desoyendo el pedido de la comunidad internacional, comenzó el ataque. El viernes 25 fue el propio Francisco quien se acercó hasta la embajada de Rusia en la Santa Sede y le expresó al embajador ruso su preocupación por la situación de ‘guerra en Ucrania’. Un gesto que busca paz y nos inspira para seguir trabajando donde estemos por la paz”, aseguró en su carta semanal.

“Dolor en Ucrania. Muchas voces nos han llegado compartiendo experiencias de muerte y destrucción. Gritos desesperados pidiendo ayuda ante el avance de esa destrucción y esa muerte. Políticos, religiosos, académicos, deportistas, la ciudadanía en su conjunto unida en un mismo ruego por la cordura y el llamado al diálogo”. 

El arzobispo sanjuanino destacó la convocatoria del pontífice a la Jornada de Ayuno y Oración por la Paz del próximo 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, coincidiendo con el inicio de la Cuaresma", citando sus palabras: “Quisiera hacer un llamamiento a los responsables políticos para que hagan un serio examen de conciencia ante Dios, que es Dios de la paz y no de la guerra; que es el Padre de todos, no sólo de algunos, que quiere que seamos hermanos y no enemigos”. 

“Con el ayuno experimentamos nuestra condición de fragilidad y nos unimos en el cuerpo a hermanos y hermanas que en Ucrania quedan sin comida, y nos hacemos solidarios con su dolor. Nos acercamos del mismo modo a los hambrientos y pobres del mundo. Con la oración nos ponemos en presencia de Dios para pedirle que balancee los corazones de quienes tienen en su poder las decisiones de elegir el camino del diálogo o la violencia”.

“En estas oportunidades experimentamos la fragilidad de los organismos internacionales, que no logran instancias adecuadas para la resolución de los conflictos”.+