Jueves 3 de octubre de 2024

Mons. Lozano destacó un ejemplo sencillo que da sentido al compartir

  • 23 de abril, 2023
  • San Juan (AICA)
El arzobispo contó la historia de una comunidad, donde cada uno sabía que cada logro era parte del esfuerzo de todos, desde amasar y vender empanadas, hasta comprar materiales para una obra.
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“Hace unos 15 años, un sacerdote de otra diócesis me invitó a conocer su parroquia y bendecir un par de aulas nuevas. Se notaba el clima de alegría en la comunidad por el logro alcanzado. Era un barrio de gente trabajadora, y se podía apreciar la valoración del esfuerzo comunitario. Un par de años después me volvió a convocar para otra etapa de obras, esta vez en el templo, pero ya no pude ir. Al hablar telefónicamente para excusarme, le pregunté cómo habían logrado los recursos para la obra. Primero expresó su reconocimiento y gratitud a la comunidad, y enseguida me dijo: “¡Voy a hacer un monumento a la empanada y la torta frita!”, contó monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo, en el inicio de su reflexión semanal.

“Durante unos cuantos años, todos los domingos a la tarde, los miembros de un grupo de voluntarios de la comunidad se turnaban para amasar, freír y vender tortas fritas para el matecito vespertino. Ya se había hecho un clásico del pueblo”, agregó el también secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

Tras señalar que “además, una vez por mes tenían venta de empanadas, que también eran donadas y vendidas por miembros de la comunidad”, reflexionó: “Sabían todos que los ladrillos, el cemento, la arena y los otros materiales de construcción tienen su costo. Tal vez conseguían un pequeño descuento. Pero todo había que realizarlo con esfuerzo”.

“Es una comunidad madura, que pone en práctica ‘lo que es de todos debe ser asumido por todos’”, destacó, y completó: “Ese esfuerzo y participación comprometida atraía la colaboración de la población y los vecinos para los diversos emprendimientos: aulas, salas de catequesis, los bancos del templo, cambiar el vehículo necesario para visitar o atender a las comunidades más alejadas”.

Monseñor Lozano recordó que “este fin de semana lo estamos dedicando, en las parroquias y capillas, a pensar cómo sostenemos la misión de la Iglesia. Lo llamamos Domingo del Compartir”, y explicó cómo participar: “Te propongo tomar algún valor como referencia: el kilo de pan, el litro de nafta, el pasaje en colectivo… Elegí el valor que prefieras para ponderar cuál es tu aporte mensual para la evangelización”.

“Todo tiene un costo. Un libro para catequesis, una Biblia, las hostias para la misa, la lavandina para limpiar, la boleta de la luz… como en una casa, o unas cuantas casas. No se trata hoy de realizar una colecta más sino de crecer en conciencia de la responsabilidad (tuya y mía) que nos cabe a cada uno”, concluyó.+