Sábado 23 de noviembre de 2024

Mons. Han Lim Moon: "¡Jesús vivió por todos nosotros!"

  • 18 de julio, 2020
  • San Martín (Buenos Aires) (AICA)
El obispo auxiliar de San Martín, monseñor Han Lim Moon, predicó con el Evangelio del 16° domingo del tiempo durante el año. 
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El obispo auxiliar de San Martín, monseñor Han Lim Moon, predicó con el Evangelio del 16° domingo del tiempo durante el año. 

“En el Evangelio de hoy, Jesús presenta una comparación de la convivencia entre el trigo y la cizaña, que representan a los buenos y a los malvados”, comenzó explicando el prelado. “Dios quiere que ellos convivan hasta el fin de los tiempos dándoles la oportunidad de conversión, especialmente, a los malvados. Es que Dios quiere que el malvado no muera sino que se convierta y viva. Por eso, Él hace salir el sol sobre buenos y malos y también hace llover sobre ambos”, sostuvo monseñor Moon.

Sin embargo, luego hizo mención a la convivencia entre los buenos y los malos y se preguntó: “¿Para qué seguir haciendo el bien si a Dios no le importa?”. En este sentido explicó en cinco puntos la perspectiva de Jesús para comprender esta cuestión tan compleja: 

En primer lugar, mencionó: “Ante todo, Jesús vino a este mundo para predicar la conversión a todos nosotros, los pecadores”; “luego, a través de los milagros sanó nuestras heridas interiores y exteriores causadas por el pecado”; “además, por medio de su perdón, arrancó el pecado que es la raíz de toda maldad”; “inclusive, para vencer por completo la muerte de los hombres, que es la consecuencia del pecado, Él se ofreció como chivo expiatorio y ofreció el perdón definitivo de los pecados para que todos los que crean en Él se salven”; “finalmente, por este amor al extremo a los hombres venció el odio y la muerte por medio de su resurrección”.

De este modo, “¡Jesús vivió por todos nosotros, pecadores! Y nos invita y acompaña para que lo sigamos amando como Él, inclusive, a los malvados”. Monseñor Moon recordó que el Señor “nos exhorta a que oremos por nuestros enemigos y bendigamos a los que nos maldicen y que perdonemos setenta veces siete a los que nos ofenden”.

Pero luego se preguntó “¿Esta convivencia para qué les sirve a los buenos?”, y explicó: “Para aprender de Dios su Amor paciente hacia todos, especialmente hacia los malos y para participar en su sufrimiento redentor”.

Finalmente, dijo a la comunidad a “te afirmo que tu esfuerzo, tu sacrificio, tus lágrimas no caerán en la nada, sino que seguramente servirán para participar en el juicio final en el cielo nuevo y la tierra nueva, como el oro fino después de la purificación”.+