Miércoles 30 de octubre de 2024

Mons. Han Lim Moon: Adviento, esperar ansiosamente

  • 28 de noviembre, 2020
  • San Martín (Buenos Aires) (AICA)
Al comenzar el Adviento, el obispo auxiliar de San Martín, animó a la comunidad a esperar confiadamente al Señor clamando: "Ven, Señor Jesús".
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En su reflexión para el primer domingo de Adviento, el obispo auxiliar de San Martín, monseñor Han Lim Moon, hizo mención a las veces que “habrás esperado feliz y ansioso a alguien a quien amas mucho”.

El adviento significa “advenimiento glorioso de Jesucristo Rey”, en una palabra, se celebra su venida “para resaltar que Él es el fin de nuestra vida”. Monseñor Moon recalcó que “es muy importante comenzar este nuevo año litúrgico con la mirada puesta en la venida gloriosa del Señor porque señala nuestra meta y nos orienta para que no perdamos el rumbo en la vida”.

Pero explicó que esta venida “es tan majestuosa que sorprende a toda la creación. Y ella se expresa con fenómenos extraordinarios”. Y aunque el Rey hable del “juicio final”, “para nosotros este encuentro con el Rey glorioso será el momento más esperado y feliz”.

El Señor tiene “una venida humilde y una gloriosa”, y sin embargo, “sigue viniendo en forma discreta a nuestra vida cotidiana, y esta venida se llama “intermedia”. El obispo enumeró actitudes en las que se manifestará esta venida: en primer lugar, tener “un corazón despierto, feliz y ansioso que lo ama y espera”; además, “saber valorar en su justa medida las cosas de este mundo que son relativas, incluso los sufrimientos”.

Por otro lado, mencionó la importancia de “desarrollar con fidelidad y responsabilidad nuestros talentos para nuestro crecimiento y el servicio al prójimo”, y también “tener la certeza de que Dios completará su obra en nosotros”. Asimismo, resaltó: “Ser pacientes en este tiempo de espera, ya que es el tiempo de la conversión para todos”; y “celebrar al Señor que está ya presente y anunciar su llegada gloriosa”.

Finalmente, animó a la comunidad para que en el tiempo de Adviento puedan “conocer más al Señor y así amarlo mejor, librándose de las preocupaciones secundarias de la vida”. “Preparémonos felices y ansiosos para el encuentro eterno y amoroso con el Señor glorioso, invocándolo y clamando: ‘¡Ven, Señor Jesús!’”, concluyó monseñor Moon.+