Lunes 1 de septiembre de 2025

Mons. Colombo le pidió a Ceferino por el recorte de fondos para combatir adicciones

  • 1 de septiembre, 2025
  • Chimpay (Río Negro) (AICA)
Miles de peregrinos participaron en la 55ª fiesta en honor al beato mapuche en Chimpay, donde la fe sencilla del pueblo se unió al reclamo por la situación en los centros de recuperación de adictos.
Doná a AICA.org

Chimpay volvió a convertirse en centro de fe y esperanza con la 55ª peregrinación al beato Ceferino Namuncurá, realizada entre el 29 y el 31 de agosto. Con el lema "Con Ceferino caminamos juntos, peregrinos de esperanza", miles de fieles de llegaron al pequeño pueblo rionegrino para agradecer, pedir y tocar el poncho del "lirio de la Patagonia", en un clima de recogimiento marcado por la devoción popular.

La celebración se desarrolló en el marco del Jubileo de la Esperanza y de la conmemoración de los 150 años de la primera expedición misionera salesiana a la Argentina, enviada por Don Bosco en 1875.

Fe popular bajo lluvia y frío
La peregrinación comenzó el viernes 29 con la llegada de ciclistas y jinetes, y se intensificó el sábado 30, cuando caravanas de autos, bicicletas, caballos y grupos a pie arribaron desde distintos puntos de la Patagonia, del norte del país y de Buenos Aires.

Pese a las lluvias intermitentes y el frío, la fe no se detuvo: durante todo el fin de semana, los fieles se acercaron a la ermita que guarda la imagen de Ceferino, cubierta con ponchos dejados como ofrenda.

El domingo 31, tras la rogativa mapuche en el cerro de la Cruz del Quinto Centenario, la multitud peregrinó cuatro kilómetros hasta el Parque Ceferiniano.

Allí, más de dos horas de caminata culminaron en la misa central al aire libre, presidida por monseñor Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, acompañado por monseñor Esteban Laxague SDB, obispo de Viedma y monseñor Juan Carlos Ares, obispo de San Carlos de Bariloche, junto con sacerdotes de distintas regiones del país.

Entre los concelebrantes estaban el párroco de Chimpay, padre Antonio Sánchez Lara SDB, y el postulador de la causa de canonización de Ceferino Namuncurá, el padre Pedro Narambuena SDB.

Ceferino, patrono de la pastoral de adicciones
En su homilía, monseñor Colombo recordó el deseo de Ceferino de "ser útil a su gente", destacando su entrega y vocación de servicio. Luego, puso el acento en una problemática que atraviesa a miles de familias argentinas: las adicciones.

"En la Iglesia argentina, Ceferino es patrono de la pastoral de adicciones", subrayó el prelado y advirtió sobre la necesidad de superar las miradas meramente policiales y judiciales del flagelo.

Con especial énfasis, pidió la intercesión del beato mapuche para que se revierta el recorte de los fondos destinados a los centros de prevención y recuperación de adictos: "Que se detengan esos verdaderos signos de muerte que son el recorte de los aportes a los centros de prevención y recuperación de adictos, así como la omisión y el retardo de las cuotas convenidas para el sostenimiento de los centros que en condiciones muy precarias todavía están funcionando".

El pedido resonó con fuerza en medio de la peregrinación, donde el testimonio de familias y comunidades comprometidas con la lucha contra las adicciones recordó la urgencia de políticas públicas sostenidas.

El gesto de los ponchos
Al concluir la misa, el obispo anfitrión, monseñor Laxague entregó dos ponchos como signo de fraternidad y misión. Uno fue para el presbítero Luis García, párroco de la catedral de Viedma y acompañante de los Hogares de Cristo de esa ciudad; el otro, para monseñor Ares, que peregrinó desde Bariloche con un grupo de jóvenes.

Más allá de las dificultades climáticas, miles de fieles pasaron durante los tres días por el Parque Ceferiniano. Tocaron la escultura de madera de Ceferino, acariciaron su poncho y confiaron sus intenciones al joven mapuche que, en palabras de los obispos, "se enamoró de Cristo y quiso vivir su vida al servicio de su pueblo".

Una vez más, Chimpay fue testigo de cómo la fe sencilla y popular se convierte en un clamor de esperanza y justicia, uniendo plegarias, cantos y gestos de solidaridad bajo la mirada de Ceferino Namuncurá.+

» Texto completo de la homilía