Mons. Colombo: 'La Virgen invita a reconocer la obra de Dios en su pueblo'
- 5 de octubre, 2025
- Mendoza (AICA)
Desde el Seminario Nuestra Señora del Rosario, el arzobispo de Mendoza presidió la Eucaristía y destacó el Magníficat como un canto de fe, justicia y esperanza.
En la fiesta patronal de Nuestra Señora del Rosario, monseñor Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza, celebró la Eucaristía en el Seminario arquidiocesano que lleva el nombre de la Virgen. En su homilía, invitó a los fieles a dar gracias a Dios por su obra en María y, a través de ella, en todo su pueblo.
"Nos resulta siempre muy edificante volver sobre el texto del Magníficat, que reconoce la obra de Dios en la vida de María y en la de su pueblo", expresó.
El arzobispo mendocino animó a situarse en la escena bíblica de la Visitación, donde María, tras recibir el anuncio del ángel Gabriel, parte a servir a su prima Isabel, quien también esperaba un hijo a pesar de su ancianidad.
Mons. Colombo explicó que la reacción de Isabel se resume en tres actitudes fundamentales: la alabanza por la obra de Dios en María, la perplejidad ante la visita de la Madre del Salvador, y la alegría que se desborda en su corazón, al punto de que Juan, el niño en su vientre, "salta de gozo".
Alabanza, asombro y alegría
"Esas tres actitudes -la alabanza, el asombro y la alegría- preceden al Magníficat e invitan a escuchar a María referirse a la obra de Dios en ella y en su pueblo", señaló.
El arzobispo destacó que este canto puede leerse como un anticipo de las bienaventuranzas, ya que "muestra a un Dios que se ocupa de los pequeños y sencillos, que hace justicia y comparte sus bienes con los suyos".
En ese sentido, exhortó a que la fiesta patronal sea también ocasión para que cada comunidad y familia mendocina "acerque a la obra de Dios sus propias palabras de alabanza y agradecimiento, siguiendo el ejemplo de la Virgen".
Recordó, además, la presencia histórica de la devoción a la Virgen del Rosario en Mendoza: desde las primeras comunidades huarpes en las lagunas del desierto, acompañadas por los doctrineros, hasta las parroquias que con el tiempo se pusieron bajo su patrocinio, confiando familias y comunidades a su protección maternal.
"Conocer a María como camino para celebrar la obra de Dios significaría recorrer con la mente y el corazón nuestras comunidades diocesanas, que se reconocen bajo su manto y en su ejemplo encuentran el modelo de vida cristiana", concluyó.+