Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. Colombo invita a vivir la Cuaresma 'con la esperanza puesta en Dios'

  • 15 de febrero, 2024
  • Mendoza (AICA)
El arzobispo de Mendoza presentó el mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma, y animó "a vivir este importante tiempo litúrgico en su dinamismo espiritual y existencial".
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El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Colombo, presentó el mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma, y animó “a vivir este importante tiempo litúrgico en su dinamismo espiritual y existencial”.

Haciendo referencia a la imagen del desierto y la experiencia del Éxodo que propone el Papa en su mensaje, titulado “A través del desierto Dios nos guía a la libertad”, el prelado invitó a “vivir y caminar este tiempo de Cuaresma con la esperanza puesta en las promesas de Dios para su pueblo”.

“Siempre comprometido con nuestro bien, Él quiere ayudarnos a superar nuestras caídas, heridas y fragilidades, para crecer en la dinámica de la libertad en camino a la plenitud”, consideró monseñor Colombo, y señaló que, para dar estos pasos, “es importante reconocerlas, querer ver y no sólo mirar cuanto acontece, percibir sus tensiones, reconocer lo que hiere nuestra dignidad y fraternidad, superar la tentación de querer volver atrás en esa ‘inexplicable añoranza por la esclavitud’”.

En sus palabras, el Papa presenta la Cuaresma como “un tiempo de lucha, de contemplación para detenerse ante Dios y dejar atrás los ídolos, de toma de decisiones personales y comunitarias, muchas veces contracorriente hacia la libertad que nos merecemos y Dios quiere que tengamos”. Para ello, indicó, ayudan las prácticas piadosas de la Cuaresma, entendidas en unidad.

“En este Año jubilar arquidiocesano, queremos vivir esta etapa cuaresmal haciendo memoria agradecida a Dios por su obra en tantos hermanos y hermanas, testigos de la fe que transitaron el desierto de momentos difíciles, muchos de ellos fundacionales, de nuestra Iglesia particular, de parroquias, comunidades e instituciones, tiempos de sacrificios e inclusive de fracasos y sinsabores, pero animados por una fe profunda, una caridad sin límites y una esperanza puesta en el Dios de la vida que los llamaba y enviaba para testimoniar y celebrar como Iglesia en Mendoza, el amor del Señor y su Reino”, concluyó.+