Viernes 26 de abril de 2024

Mons. Buenanueva: ¿Y yo? ¿Me reconozco en el samaritano que siguió a Jesús?

  • 12 de octubre, 2022
  • San Francisco (Córdoba) (AICA)
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, se refirió en su columna semanal al "camino de la fe".
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Al reflexionar sobre el Evangelio del domingo, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, centró su columna en "El camino de la fe".

Para comenzar, el prelado citó un pasaje del Evangelio: “Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!». Al verlos, Jesús les dijo: «Vayan a presentarse a los sacerdotes». Y en el camino quedaron purificados. Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano".

Al respecto, describió: "Un pequeño grupo de hombres excluidos. La lepra no solo enferma el cuerpo, hiere el alma y la convivencia humana: en vez de hermanos, solo se ve a peligrosos extraños. De ahí el grito de esa comunidad de descartados a Jesús. Plegaria escuchada, por cierto. Solo uno volverá. Se postrará ante Jesús, alabando y dando gracias. Alcanzó a ver la verdad de la persona de Jesús".

La escena, consideró, es poderosa. "La secuencia de hechos que se suceden acierta, más que los conceptos abstractos, en mostrar en qué consiste realmente la fe cristiana: experiencia de encuentro vital con Jesús, reconocido como Señor, porque ha tocado la propia vida. Se ha mostrado Señor y Salvador. Lo ha hecho con muchos, pero solo uno cae en la cuenta de ello".

"Así fue entonces, así ocurre ahora", reflexionó monseñor Buenanueva. "No hay que perder la paz, ni dejarse ganar por la ansiedad odistribuir culpas. Solo preguntarse: Y yo, ¿en quién me reconozco? ¿En los nueve que siguieron con sus vidas? ¿O en ese samaritano que reconoció a Jesús?", planteó.

Como conclusión compartió la siguiente oración: “Señor Jesús: como aquel leproso curado, yo también vuelvo a Vos. Y lo hago con su misma fe: pequeñita, como el grano de mostaza del pasado domingo, pero potente y transformadora. No por mí, sino por tu Persona. Me postro ante tu Presencia. Amén".+