Sábado 23 de noviembre de 2024

Mons. Buenanueva: Que tu Espíritu nos transfigure a tu imagen y semejanza

  • 31 de agosto, 2022
  • San Francisco (Córdoba) (AICA)
Con el título "Bienaventuranza", el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, reflexionó sobre el Evangelio del domingo.
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En una nueva entrega de sus reflexiones sobre el Evangelio en el periódico "La Voz de San Justo", el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, citó un pasaje de Lucas: “Después Jesús dijo al que lo había invitado: «Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!»”.

Seguidamente, expresó: "Así concluye el Evangelio de este domingo. No le bajemos el precio, reduciéndolo a un 'consejito moralista'. Transmite un mensaje potente. También inquietante. La bienaventuranza final nos da una pista: '¡Feliz (bienaventurado) de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!'".

Para Jesús, aseguró el obispo, "el secreto de una vida plena está en el amor desinteresado, gratuito y siempre atento a los más frágiles. Esa forma de vida es la que trae consigo la verdadera felicidad. Así es Dios, así nos ha creado, así nos invita a vivir", sostuvo.

"¿Difícil de entender? Y, sí. De ordinario, vamos en la dirección opuesta. Más que de comprender, se trata de experimentar su verdad, animándose a vivir de esa manera. Los que lo han hecho -y no son pocos- atestiguan cuánta verdad encierra esta invitación de Jesús", afirmó.

Finalmente, el obispo ofreció una oración: “Señor Jesús: la verdadera retribución que esperamos -la que realmente nos hace bien- es la que viene de la mano del amor gratuito. Vos lo enseñaste y lo viviste. Es el Evangelio de tu vida luminosa y de tu Pascua salvadora. Que podamos también nosotros experimentar el gozo de esa vida bienaventurada. Que tu Espíritu nos transfigure a tu imagen y semejanza. Amén”.