Sábado 12 de octubre de 2024

Mons. Braida animó a "la alegría de la conversión"

  • 27 de febrero, 2020
  • La Rioja (AICA)
El obispo de La Rioja, monseñor Dante Braida, envió una carta a los fieles de la diócesis animando a vivir, en el tiempo de Cuaresma, "la alegría de la conversión" en sus distintas dimensiones: personal, cotidiana, ecológica y sinodal.
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En el comienzo de la Cuaresma, el obispo de La Rioja, monseñor Dante Braida, envió una carta a los fieles. Con el título “Cuaresma: Vivir la alegría de la conversión”, los animó a la conversión personal, ecológica y sinodal.



El prelado recordó las palabras de Jesús: “Conviértanse porque el Reino está cerca” e invitó a los fieles “a recorrer un camino de conversión que nos dispone a recibir la vida nueva que Él nos da como fruto de su muerte y resurrección”.



En segundo lugar, animó a la conversión personal: “Cada día de la cuaresma tiene textos bíblicos propios para la liturgia que son una guía segura para crecer en la escucha atenta de Dios y para un diálogo más profundo con Él sobre nuestras propias realidades buscando fortalecer este vínculo esencial de nuestra vida para que Él sea el centro”, recomendó, y así “acrecentar la amistad con Dios”.



En cuanto a la conversión en lo cotidiano, monseñor Braida señaló que “Jesús nos enseña que Dios habitualmente se manifiesta en lo cotidiano de la vida, en los hechos simples y sencillos que nos toca vivir cada día”. La Cuaresma, afirmó, “es un tiempo propicio para valorar nuestras responsabilidades y compromisos cotidianos, descubriendo en ellas la misión propia que tenemos en este mundo para mejorarlo a la luz del Evangelio”.



El obispo se refirió también a la conversión ecológica: “Nuestro planeta está ‘herido’ al querer explotarlo más de lo que puede dar o al explotar a sus habitantes sin respetar su dignidad obligándolos a vivir en condiciones de pobreza o forzándolos a la migración. Jesús nos invita a una conversión sincera reconociendo en Dios nuestro mayor bien y desde ahí, animarnos a desprendernos de lo que nos ata descubriendo que la felicidad evangélica está en compartir los bienes y talentos recibidos, y en servir”.







Finalmente, animó a “caminar juntos reconociendo que cada uno tiene algo que aportar para el bien común en la vida de la Iglesia y en la construcción de la sociedad”, para vivir una verdadera conversión sinodal y así “hacer realidad una Iglesia ‘en salida’, más misionera, más atenta a las necesidades de quienes sufren o de quienes no encuentran el verdadero sentido de la vida. Para tender una mano oportuna y solidaria”.



“Que este tiempo de cuaresma sea para todos un tiempo de gracia. Dios no se deja ganar en generosidad, por tanto, que este sea un tiempo de volver a dejar que Dios ocupe el centro de nuestra vida asumiendo un camino de conversión y de cambio en nuestras vidas y comunidades, para recibir la alegría y el gozo del Resucitado. Que María, nuestra madre, en este año mariano, nos ayude a ser siempre dóciles al Espíritu y fieles a nuestra misión cotidiana; que San Nicolás, en el centenario de su aureolización, nos ayude a descubrir el camino de conversión y de cambio necesario para una vida santa como la de él; que los mártires Enrique, Wenceslao, Carlos y Gabriel nos sostengan en este tiempo cuaresmal para que, como ellos, en la misión de cada día entreguemos nuestras vidas para que el Reino de Dios se manifieste más claramente, como lo vivieron ellos. Así sea”.+