Viernes 22 de noviembre de 2024

Mons. Azpiroz Costa: "Que el camino de estos dos grandes de la Iglesia, sea nuestro"

  • 30 de junio, 2020
  • Bahía Blanca (Buenos Aires) (AICA)
Al celebrar a San Pedro y San Pablo, el arzobispo de Bahía Blanca expresó: "Que el camino de estos dos grandes de la Iglesia, que se hicieron pequeños para que Cristo habite en ellos, sea nuestro".
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En la solemnidad de San Pedro y San Pablo, el lunes 29 de junio, el arzobispo de Bahía Blanca, monseñor fray Carlos Azpíroz Costa OP, celebró la misa en la iglesia Nuestra Señora de la Merced: “Que el camino de estos dos grandes de la Iglesia, que se hicieron pequeños para que habite en ellos la gracia de Cristo, sea nuestro”, expresó.

Al comenzar su homilía, hizo mención a la oración colecta con que da comienzo la Eucaristía, que “expresa de una manera concentrada el corazón de lo que celebramos cada domingo. Hoy hemos pedido juntos: ‘Que la Iglesia se mantenga fiel a las enseñanzas de aquellos por quienes comenzó la propagación de la fe’. Es decir, hoy pedimos por la fidelidad de la Iglesia, del sucesor de Pedro, y la de todos los que fueron bautizados”, indicó. 

Seguidamente, desglosó la palabra fidelidad: “Expresa las enseñanzas que implican no solo el mensaje sino la vida, porque –se preguntó– ¿de qué sirve el mensaje sin una vida que lo acompañe?”, y advirtió, “aunque a veces entre nuestros gestos y palabras no haya congruencia (…) la Iglesia no intenta ‘hacer la plancha’”. 

“La Iglesia ha sufrido siempre, como nuestro maestro Jesucristo, arrestos, cárceles…”, enumeró el arzobispo. Y, sin embargo, “la mano de Dios que acompaña a los apóstoles, rompe los planes de los que encarcelan, pero no solo en una liberación milagrosa, como le sucedió a Pedro, porque luego fue crucificado”, recordó. “También Pablo fue muchas veces castigado, y muchas veces liberado, pero no en su última persecución”.

Recordando la figura de los santos Pedro y Pablo, monseñor Azpíroz Costa se dirigió a la comunidad bahiense: “Esta palabra hoy se dirige a nosotros: ‘Ponete el cinturón, ponete las sandalias, dale, vamos’”, les dijo. “Nosotros nos acurrucamos en nuestros espacios de sufrimiento y caemos en un pozo autorreferencial, o queremos que ‘todos nos miren cuando sufrimos’. Pero no lo hicieron así Pedro y Pablo”. 

Entonces, hizo mención a la expresión “fidelidad al depósito de la fe”, que “no es un cuarto lleno de trastos”, “sino lo que Dios ha susurrado en nuestros corazones con el soplo del Espíritu a lo largo de estos años de vida de la Iglesia. Por eso se habla de creatividad en la fidelidad”, afirmó. 

El prelado hizo mención al Concilio Vaticano II en el que se pidió “restaurar todo en Cristo”, es decir, “volver al fondo de las cosas”: “Una reforma en la continuidad, en la fe, la esperanza y el amor”. 

“Cuando Jesús pregunta a los discípulos: ‘¿Y ustedes quien dicen que soy?’, Pedro le dice ‘Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo’. Y luego Pablo dijo: ‘Para mí la vida es Cristo’. Esto refleja la fidelidad”, manifestó monseñor Azpíroz Costa, y mencionó la “fidelidad al amor”: “Jesús a Pedro le pregunta ‘¿Me amas?’ y este responde, ‘Tú sabes todo, sabes que te amo’. Y Pablo nos regalará un retrato del amor que nos identifica a todos”, dijo refiriéndose a la carta a los Romanos. 

“Pedro y Pablo han sido miembros insignes de la Iglesia que nos invitan, nos atraen. Nos seduce la vida de estos dos santos porque también nosotros somos miembros ungidos de la Iglesia, hijos por la gracia, amigos de Dios. Y estos santos también son nuestros amigos. Como dijo Pedro: ‘Somos piedras vivas del templo de Cristo’. Y Pablo, ‘miembros vivos del Cuerpo Místico’. Vivos. No avivados. Por la gracia de Dios, la amistad de Dios. La gracia es don que requiere aceptación. La amistad no se impone”.

Finalmente, el prelado pidió al Señor “que afiance en nosotros el sentimiento moral del bien y del mal, el sentido del pecado, y del amor a Dios y al prójimo. Que aumente en nosotros el gusto por la oración. Que el camino de estos dos grandes de la Iglesia, que se hicieron pequeños para que habite en ellos la gracia de Cristo, sea nuestro, sin preocuparnos por donde hayamos llegado, que sigamos por su mismo camino”.+