Martes 19 de marzo de 2024

La Santa Sede reitera: El agua es un derecho humano fundamental

  • 16 de septiembre, 2021
  • Ginebra (Naciones Unidas) (AICA)
El agua no está al alcance de todos, especialmente en tiempos de emergencia sanitaria, manifestó Mons. John Putzer, de la Misión Permanente de la Santa Sede en Ginebra.
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“El agua no es una mercancía; es un símbolo universal y una fuente de vida y salud. Por lo tanto, es necesario garantizar el agua potable y el saneamiento para todos”, expresó monseñor John Putzer, encargado de negocios interino de la Misión Permanente de la Santa Sede en Ginebra, hablando en el diálogo interactivo sobre agua y saneamiento en el contexto del 48º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos, celebrado el miércoles 15 de septiembre.

El discurso del prelado fue pronunciado a raíz del Informe del Relator Especial sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento. Este informe crea conciencia sobre la gravedad de la crisis mundial del agua que enfrenta la humanidad y que se ve agravada por la financiación del agua, el cambio climático y la reciente pandemia de Covid-19.

“El acceso universal al agua potable es fundamental para promover la dignidad de la persona humana y siempre ha sido una prioridad para la Santa Sede”, dijo monseñor Putzer

El representante vaticano recordó las palabras del papa Francisco: “El acceso al agua potable es una condición fundamental y universal. derecho humano, ya que es fundamental para la supervivencia humana y, como tal, es condición para el ejercicio de otros derechos humanos”.

“Nuestro mundo -agregó- tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque se les niega el derecho a una vida acorde con su inalienable dignidad”. 

Luego, mirando a la era contemporánea, el representante de la Santa Sede destacó el hecho de que, “a pesar del progreso tecnológico”, el acceso a los recursos de agua potable “no está al alcance de todos”. 

Una “brecha” que ahora se “agrava aún más por los efectos nocivos del cambio climático y la actual crisis de salud del Covid-19 que ha ampliado las desigualdades sociales y económicas, destacando el daño causado por la ausencia o ineficiencia de los servicios de agua entre los más necesitados “.

De ahí que el prelado recuerde que “el acceso universal al agua potable y al saneamiento no solo es una prioridad urgente, dada la necesidad de reducir los riesgos de las emergencias sanitarias globales”, sino que también es “una seria responsabilidad compartida por todos, por lo que cada uno de nuestros hermanos y hermanas pueda disfrutar de una vida digna”. 

La esperanza final era “una acción concertada y coordinada en nombre de todas las partes interesadas”, a fin de “garantizar que todas las personas tengan acceso a agua limpia y adecuada”.+