Viernes 19 de abril de 2024

La fe nos ofrece la seriedad y la consistencia del amor de Dios

  • 26 de marzo, 2013
  • Nueve de Julio (Buenos Aires) (AICA)
"Solamente desde la fe podemos acercarnos a este gran misterio. La fe nos presenta la seriedad y la consistencia del amor de Dios, capaz de manifestarse hasta en el dolor y en la derrota. Y la fe nos hace comprender que nuestra actitud - hoy en esta celebración litúrgica, siempre en la vida como creyentes -, tiene que ser la participación humilde, confiada, receptiva, que admira y agradece el gesto magnífico de Dios Padre, se une al sacrificio del Hijo y recibe del Espíritu Santo, en la Iglesia, la gracia del perdón y la reconciliación. Podremos comprender todo esto, si no lo exponemos como un suceso exterior a nosotros, sino realizando en nuestra alma el mismo camino de amor que nos alcanza la salvación", expresó el obispo de Nueve de Julio, monseñor Martín de Elizalde OSB, al presidir la misa del Domingo de Ramos en la catedral Santo Domingo de Guzmán, donde explicó el contraste de la liturgia entre el ingreso festivo a Jerusalén y el relato de la pasión y muerte.
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El obispo de Nueve de Julio, monseñor Martín de Elizalde OSB, recordó que la liturgia del Domingo de Ramos ofrece "de manera representada, significativa, el contraste entre la recepción de Jesús, a quien aclaman como rey, y el proceso y la condena que seguirán pocos días después, como si fuera el peor malhechor".

"¿Qué otra explicación, qué otra respuesta tenemos que buscar sino la de la persistencia en el orgullo, en el deseo de ser autónomo, en la negativa a deber nada a nadie? Y este contraste de la liturgia entre el ingreso festivo a Jerusalén y el relato de la pasión y muerte, se volvería incomprensible, si no viéramos como razón y causa de ello la aceptación o el rechazo del amor ofrecido por Dios", subrayó.

El prelado sostuvo que "solamente desde la fe podemos acercarnos a este gran misterio. La fe nos presenta la seriedad y la consistencia del amor de Dios, capaz de manifestarse hasta en el dolor y en la derrota. Y la fe nos hace comprender que nuestra actitud - hoy en esta celebración litúrgica, siempre en la vida como creyentes -, tiene que ser la participación humilde, confiada, receptiva, que admira y agradece el gesto magnífico de Dios Padre, se une al sacrificio del Hijo y recibe del Espíritu Santo, en la Iglesia, la gracia del perdón y la reconciliación".

"Podremos comprender todo esto, si no lo exponemos como un suceso exterior a nosotros, sino realizando en nuestra alma el mismo camino de amor que nos alcanza la salvación. Hemos comenzado siendo pecadores con Adán, exiliados y peregrinos como los hijos de Jacob, sordos a las palabras de los profetas, tentados por los dioses extranjeros, duros y lentos para escuchar la palabra del Señor, titubeantes e indecisos para seguirlo, escondiéndonos en los tiempos de persecución y de prueba; ojalá abramos finalmente los oídos del corazón, las compuertas del alma, para conocer el don que Dios nos hace en su Hijo Jesucristo. Este camino de conversión es el camino de la fe, que este año estamos invitados a recorrer. Aquí está la llave para comprender, el instrumento que necesitamos para actuar, el estímulo que nos despierta y anima, y nos lanza al encuentro de la felicidad y de la paz que se encuentran en Dios", agregó.

Por último, monseñor Elizalde indicó que "en el comienzo de la Semana Santa la conciencia de cuanto estamos celebrando, del sacrificio de Cristo, nos tiene que preparar para un más gozoso y esperanzado recibimiento del Señor Resucitado, dador de vida, vencedor de la muerte".+

Texto completo de la homilía