Jueves 21 de noviembre de 2024

La diócesis de Concordia, en camino eucarístico

  • 8 de marzo, 2022
  • Concordia (Entre Ríos) (AICA)
En el marco de la Asamblea Diocesana de Pastoral, que se llevó a cabo el sábado 5 de marzo, el obispo de Concordia, monseñor Luis Armando Collazuol, envió un mensaje a la comunidad.
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El obispo de Concordia, monseñor Luis Armando Collazuol, dirigió el sábado 5 de marzo un mensaje a la comunidad reunida en Asamblea Diocesana de Pastoral, en las instalaciones de la escuela N° 25, Madre de la Merced.

Con el título "Un camino eucarístico", el prelado se refirió, en primer lugar, al camino sinodal convocado por el papa Francisco, y en palabras del Santo Padre, expresó: “El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”. La sinodalidad, agregó, “es dimensión constitutiva de la Iglesia”.

"La Iglesia es Pueblo de Dios en comunión misionera. Manifiesta y realiza la comunión interior por la Gracia del Espíritu Santo en caminar juntos, en reunirse en asamblea y en participar activamente todos sus miembros en la misión evangelizadora", explicó el obispo, y añadió que hay una común misión por el Bautismo y la Confirmación, que "se expresa en ejercicio de la multiforme y orgánica riqueza de sus carismas, de sus vocaciones, de sus ministerios y servicios en la comunidad". El concepto de comunión, afirmó, expresa "la naturaleza profunda del misterio y de la misión de la Iglesia, que tiene su fuente en el Bautismo y su cumbre en el banquete eucarístico".

"Si todos los miembros de la Iglesia estamos llamados a ser sujetos activos de la evangelización", consideró monseñor Collazuol, "un nuevo impulso misionero debe involucrarnos a todos, pero en comunión, en sinodalidad, caminando juntos".

En ese sentido, llamó a la "participación responsable y ordenada de todos los miembros de la comunidad" en el discernimiento y puesta en práctica de los caminos de su misión, en actitud de escucha de la voz del Espíritu. "La sinodalidad debe expresarse en el modo ordinario de vivir y obrar de la Iglesia".

En segundo lugar, se centró en la dimensión eucarística de la comunión misionera: "La Eucaristía es el centro de toda la vida cristiana para la Iglesia", afirmó. "No habrá sinodalidad sin una profunda espiritualidad de comunión sacrificial en Jesús Eucaristía; si esta espiritualidad fuese débil, a lo sumo habría planificación, organización".

"Ya desde el Bautismo, todos los bautizados somos convocados para ser protagonistas de la misión. Somos, además, fortalecidos para la evangelización por el don del Espíritu Santo en la Confirmación. Todos somos discípulos en caminos misioneros", sostuvo. "Y, de una forma singular, el caminar juntos se alimenta y se expresa en la participación plena, consciente y activa en el banquete eucarístico, en la comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo".

Por eso, invitó a soñar la sinodalidad eucarística en las comunidades locales. "La parroquia es la comunidad de fieles que realiza en forma visible, inmediata y cotidiana el misterio de la Iglesia", valoró. "En la parroquia se aprende a vivir y caminar juntos como discípulos del Señor en el interior de una red de relaciones fraternas en las que se experimenta la comunión".

La comunidad eucarística "celebra la Eucaristía, nace, crece y se edifica sobre ella. La Eucaristía de cada domingo es la mayor expresión del caminar juntos de los bautizados en una iglesia parroquial que vive del Cristo eucarístico, de Él se alimenta, por Él es iluminada y de Él recibe la misión".

El prelado se refirió luego a la asamblea eucarística, "fuente y modelo de la espiritualidad de comunión" y explicó que en ella "se manifiestan los elementos específicos de la vida cristiana destinados a plasmar el afecto sinodal".

Ellos son: la invocación de la Santísima Trinidad; la Reconciliación con Dios y con los hermanos, condición para vivir la nueva evangelización; la escucha de la palabra de Dios, para recibir de ella el mensaje salvador e iluminar con él el camino de santidad y misión; el memorial sacrificial de Cristo y de su Cuerpo, que es la Iglesia; la comunión, participada por los fieles que, teniendo la misma dignidad de bautizados, reciben del Padre y ejercen con responsabilidad diversas vocaciones; y la misión, impulsada por la Eucaristía, ya que "el que participa del Cuerpo de Cristo está llamado a compartir la alegre experiencia con todos", ser "Iglesia en salida".

FInalmente, el obispo se centró en la importancia de la unidad de los fieles: "Los que reciben la Eucaristía se unen más estrechamente a Cristo. Por ello mismo, Cristo une a todos los fieles en un solo cuerpo: la Iglesia. La comunión renueva, fortifica, profundiza esta incorporación a la Iglesia realizada ya por el Bautismo. En el Bautismo fuimos llamados a no formar más que un solo cuerpo".

"La Eucaristía realiza esta llamada: «El cáliz de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? y el pan que partimos ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan»".

"El papa San Juan Pablo II, en su encíclica Ecclesia de Eucharistia, propuso a toda la Iglesia reflexionar sobre el vínculo existente entre María y la Eucaristía. Efectivamente, en el capítulo VI de la mencionada encíclica, titulado En la escuela de María, Mujer 'eucarística', nos dice que Ella 'puede guiarnos hacia este Santísimo Sacramento porque tiene una relación profunda con él'", recordó monseñor Collazuol, encomendando a María, Madre de la Iglesia, "el camino sinodal de nuestra diócesis y nuestras parroquias" y deseando que "sea el nuestro, como el de los discípulos de Emaús, un Camino eucarístico".+

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