La comunidad parroquial de Paclín peregrinó a la Virgen del Valle
- 26 de agosto, 2017
- San Fernando del Valle de Catamarca (AICA)
En la mañana del viernes 25 de agosto, más de 600 fieles de las comunidades de Paclín llegaron hasta la catedral basílica de Nuestra Señora del Valle, en la tercera peregrinación de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, con sede en La Merced, departamento Paclín, a unos 50 kilómetros de la capital catamarqueña.
Junto con el párroco, presbítero Rogelio Bautista Suárez, arribaron en horas de la mañana a la Plaza del Maestro miembros de todas las localidades paclinenses con banderas, carteles, estandartes y coloridos distintivos. Allí los esperaba la imagen peregrina de la Virgen del Valle para continuar junto a Ella la marcha a pie hasta el Santuario Mariano.
Niños, jóvenes y adultos de todas las edades fueron la expresión de la piedad popular catamarqueña, llenando el aire de la ciudad con la oración y la alabanza hecha canción.
Agentes de la Guardia Urbana municipal organizaron el tránsito y acompañaron el trayecto de la peregrinación desde la avenida Virgen del Valle hasta el Paseo General Navarro y luego por calle San Martín hasta la plaza principal.
Al llegar al Paseo de la Fe, repicaron las campanas de la catedral, donde fueron recibidos por el obispo diocesano, monseñor Luis Urbanc, quien saludó afectuosamente a los peregrinos y agradeció su amor y devoción a la Virgen María. Tras las súplicas y agradecimientos a la Morena Virgen del Valle por parte de representantes de las comunidades peregrinantes con canciones, poemas y palabras improvisadas, se entonaron las estrofas del Himno a Catamarca, en el aniversario de la autonomía provincial.
Seguidamente ingresaron al templo donde monseñor Urbanc presidió la Santa Misa, que fue concelebrada por el presbítero Suárez.
"¡Bienvenidos los peregrinos de la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Paclín, que han llenado la catedral! ¡Cómo debe estar de contenta la Virgen!". Luego felicitó a los presentes por peregrinar como familia por tercera vez consecutiva, y compartió el gran gozo que esta devoción mariana le provoca en su corazón de pastor. Los animó a continuar con esta propuesta cada año y ser ejemplo para las parroquias hermanas y para las generaciones futuras.
En el momento de las ofrendas, se acercaron al altar, junto al pan y al vino, alimentos no perecederos para los hermanos más necesitados.
Tras la bendición final los peregrinos se dirigieron a la Gruta de Choya, donde culminaron la jornada compartiendo un almuerzo fraterno.+
