Viernes 29 de marzo de 2024

"Jubilosos y agradecidos", los catamarqueños recordaron a Fray Esquiú

  • 11 de mayo, 2021
  • Piedra Blanca (Catamarca) (AICA)
El obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, presidió una misa en la casa natal del futuro beato Fray Mamerto Esquiú, en el día en que se cumplen 195 años de su nacimiento.
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En el 195° aniversario del natalicio de Fray Mamerto Esquiú, y en el marco del camino hacia su beatificación, que se celebrará el próximo 4 de septiembre, el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, presidió una misa en la casa natal del próximo beato, en la localidad de Piedra Blanca.

La celebración comenzó a las 9 y fue concelebrada por el vicario general y presidente de la Comisión Central organizadora del Rito de Beatificación, presbítero Julio Murúa; el párroco de San José, presbítero Carlos Robledo, y otros sacerdotes de los decanatos Capital y Centro.

Debido a las restricciones por la pandemia de Covid-19, sólo un número reducido de fieles participó de manera presencial de esta ceremonia, que habitualmente reúne a gran cantidad de personas. Sin embargo, un gran número de personas, siguieron desde sus hogares la transmisión de los medios de comunicación social y de las redes sociales.  

Entre las autoridades civiles estuvieron presentes el ministro de Gobierno provincial, doctor Jorge Moreno; la intendenta de Valle Viejo, Susana Zenteno; el secretario de Gobierno de Fray Mamerto Esquiú, doctor Tulio Canil; las diputadas provinciales Verónica Mercado y Analía Brizuela; el senador departamental, profesor Oscar Vera; y el vicepresidente del Concejo Deliberante, Daniel Vildoza.

En su homilía, monseñor Urbanc hizo una reseña de la vida del fraile catamarqueño. Comenzó recordando que “en este solar, hace 195 años nacía Mamerto de la Ascensión Esquiú, hijo de Santiago y María de las Nieves Medina, y sus hermanos Rosa, Odorico, Marcelina, Justa y Josefa; todos configuraban una familia sencilla, trabajadora y de vida cristiana”. A continuación, repasó momentos claves de la vida de fray Mamerto, desde su infancia hasta su muerte en El Suncho.

“Todos nos hallamos pletóricos de alegría -expresó el obispo- por la pronta beatificación de este ilustre prohombre de la Patria, muy amado comprovinciano y digno hijo de la Virgen del Valle, como de la hermandad franciscana. ¡Cómo no vamos a estar jubilosos y agradecidos a Dios en este día, aquí, donde casi que lo vemos corretear a nuestro querido Mamerto!”.

Después se refirió a las lecturas proclamadas. “En la primera lectura se nos narran las peripecias por las que tienen que pasar Pablo y Silas por causa de anunciar a Jesucristo”, dijo, y trazó un paralelo con los contextos actuales que “también son adversos al mensaje cristiano, y no son pocos los cristianos que por ello deben padecer persecución y muerte. Sin embargo, el Señor está a su lado para sostenerlos y fortalecerlos, ya que, igual que Pablo y Silas, no se abaten...”.

“También fray Mamerto tuvo que padecer la incomprensión, la persecución, las calumnias y el desprecio por ser fiel a Jesús”, comparó.

Hacia el final de su homilía, el obispo se refirió al Evangelio en el que “Jesús nos habla del envío del Espíritu Santo que nos dará fuerzas y ayudará a encontrar el camino”. Y concluyó señalando: “El Espíritu no está para decirnos lo que tenemos que hacer en el minuto siguiente, sino para ayudarnos a crecer y a tomar nuestras propias decisiones. El Espíritu nos ilumina el horizonte al que nos tenemos que dirigir: el Reino, la fraternidad y la justicia de los hijos e hijas de Dios, donde nadie está excluido. Y nos anima a ir haciendo nosotros el camino, a ir tomando las decisiones que vayan haciendo de este mundo la casa de todos los hijos e hijas de Dios".

La celebración eucarística fue acompañada por el coro “Cantus Nova”, dirigido por el profesor Ariel Escobal. 

» Texto completo de la homilía

El Suncho recordó a Esquiú
Con una misa presidida por el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, en la tarde del 11 de mayo se celebró en El Suncho el 195° aniversario del nacimiento de Fray Esquiú. 

La misa estuvo presidida por monseñor Luis Urbanc, en el lugar donde falleció el fraile. Fue concelebrada por el párroco anfitrión, presbítero Domingo Chaves, y los sacerdotes del Decanato Este: Carlos Rodríguez, párroco de Nuestra Señora del Valle (Icaño, La Paz); Esteban Chaile, párroco de la Inmaculada Concepción (Ancasti); Facundo Brizuela, párroco de Santa Rosa (Bañado de Ovanta, Santa Rosa) y Cayetano Lencina, párroco de la Inmaculada Concepción (El Alto).

Participaron los intendentes de Recreo, Luis Polti, y de Icaño, José Pío Carletta; los presidentes del Concejo Deliberante de Recreo y de Icaño, Lucio Barrionuevo y Franco Carletta, respectivamente; el senador Ariel Espinoza, concejales, autoridades policiales, educativas y de salud de la zona.

En un clima de mucha alegría, se sumaron a este acontecimiento, algunos peregrinos de lugares cercanos, gauchos y ciclistas. Antes de comenzar la celebración eucarística se colocó una ofrenda floral en el monumento ubicado en el predio y también se leyó el decreto declarando de Interés Religioso, Cultural y Municipal esta celebración.

La comunidad franciscana valoró las virtudes del futuro beato
En el templo franciscano, donde fray Esquiú dio sus primeros pasos como novicio, la misa se llevó a cabo por la tarde y estuvo presidida por fray Pablo Reartes y concelebrada por el Guardián del Convento, fray Eligio Bazán, acompañados por fray Raúl Orlando Piazza.

En su homilía, fray Reartes enalteció las virtudes de fray Mamerto Esquiú, destacando tanto su humildad, como el camino de santidad que transitó toda su vida, desde pequeño. Y rescató sus propias palabras: “Sólo alguien consciente de su minoridad ante Dios y ante los demás, puede expresar esta bella palabra: ´Como es verdad que a los que nos falta el amor, ¡nos falta igualmente la inteligencia de las cosas más sencillas de la vida espiritual! El Señor me haga humilde y me conceda la gracia de que yo reciba como de sus santísimas manos esta contradicción a mi propia voluntad´”.

También destacó el apego del Venerable Siervo de Dios a cumplir la voluntad de Dios, su devoción a la Eucaristía, a San José y a la Virgen del Valle.

Sobre la santidad, expresó que “para fray Mamerto, la santidad no fue una aventura. Buscó ser santo en la vida cotidiana. Construyó su vida en santidad, sobre la roca firme de Jesucristo, el Señor”.

La celebración religiosa concluyó con un fuerte ¡Viva fray Mamerto Esquiú!.+