Martes 17 de septiembre de 2024

Timor Oriental: el Papa alentó a la Iglesia local a difundir la 'fragancia' del Evangelio

  • 10 de septiembre, 2024
  • Timor Oriental (AICA)
El Papa se encontró con los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas y catequistas de ese país asiático, y les pidió "custodiar el Amor con el que el Señor perfumó nuestra vida".
Doná a AICA.org

El Papa Francisco se reunió hoy, en la catedral de la Inmaculada Concepción de Dili (capital de Timor Oriental), con miembros del clero y de institutos religiosos, con seminaristas y catequistas

Luego del saludo de bienvenida del presidente de la Conferencia Episcopal de Timor Oriental (CETO), monseñor Norberto de Amaral, y después de haber escuchado el testimonio de una religiosa, un sacerdote y un catequista, el Santo Padre dirigió a los presentes un discurso, en el cual recordó que Timor es un país "en los confines del mundo", pero en el centro del Evangelio, "porque, en el corazón de Cristo, las periferias de la existencia se encuentran en el centro", subrayó.

"El Evangelio está poblado de personas que se hallan en los márgenes, en los confines, pero que son convocados por Jesús y se vuelven protagonistas de la esperanza que Él ha venido a traer", aseveró, en ese mismo sentido.

El perfume de Cristo y de su Evangelio
A continuación, el pontífice se refirió a los esfuerzos y desafíos que los consagrados y clérigos deben afrontar en esas tierras, y  les propuso reflexionar sobre el pasaje bíblico de la unción de Jesús en Betania, en la casa de Lázaro, Marta y María, donde esta discípula ungió los pies de Jesús, y el perfume del ungüento se difundió en toda la casa.

"Sobre esto, quisiera detenerme con ustedes: el perfume, el perfume de Cristo y de su Evangelio, es un don que debemos custodiar y que estamos llamados a difundir. Custodiar el perfume y difundir el perfume. Meditemos sobre esto", manifestó.

Acerca del primer, el de custodiar el perfume, el obispo de Roma les recordó a los consagrados de Timor Oriental que "siempre se necesita volver al origen del don recibido, porque hemos sido ungidos con un 'óleo de alegría' como lo describe el apóstol san Pablo".

"Queridos hermanos, ¡ustedes son el perfume de Cristo! Y este símbolo no les es ajeno; precisamente aquí, en Timor ,crece en abundancia el sándalo, cuya madera desprende una fragancia altamente valorada y buscada por otros pueblos y naciones. La misma Biblia alaba su valor, cuando narra que la reina de Sabah visitó al rey Salomón, ofreciéndole como regalo la madera de sándalo", enfatizó.

En tanto, el Santo Padre dijo a los consagrados que ellos representan el perfume del Evangelio en ese país. "Pero -dijo- no debemos olvidar que, el perfume recibido del Señor debe ser custodiado con todo cuidado, como María de Betania lo había conservado para Jesús. Del mismo modo, nosotros debemos custodiar el amor con el que el Señor ha perfumado nuestra vida, para que no se disipe ni pierda su aroma".

"Eso significa ser conscientes del don recibido, recordando que el perfume no sirve para nosotros mismos, sino para ungir los pies de Cristo, anunciando el Evangelio y sirviendo a los pobres; significa vigilar sobre nosotros mismos, porque la mediocridad y la tibieza espiritual están siempre al acecho", subrayó.


Alimentar la llama de la fe
Francisco invitó también a ver con gratitud "la historia que nos ha precedido, la semilla de la fe esparcida aquí por los misioneros, las escuelas de formación para los agentes pastorales y tantas cosas más. Pero, en realidad, siempre debemos alimentar la llama de la fe".

"Por eso -continuó-, quisiera decirles: no dejen de profundizar en la doctrina cristiana, de madurar en la formación espiritual, catequética y teológica; porque todo esto es necesario para anunciar el Evangelio en su cultura y, al mismo tiempo, purificarla de formas y tradiciones arcaicas y, a veces, supersticiosas".

El Papa afirmó a los presentes que "hay muchas cosas preciosas en su cultura; pienso especialmente en la creencia en la resurrección y en la presencia de las almas de los muertos; sin embargo, todo esto debe ser purificado siempre a la luz del Evangelio y de la doctrina de la Iglesia. Comprométanse en esto, pues 'toda cultura y todo grupo social necesitan purificación y maduración'".

Que el perfume sea difundido
El segundo aspecto que el Papa Francisco destacó en su discurso fue el de difundir el perfume: "Por ello, la Iglesia existe en evangelizar, y nosotros estamos llamados a llevar a los demás el dulce perfume de la vida nueva del Evangelio. Y, como María de Betania para ungir a Jesús, es necesario romper el frasco de alabastro que contenía el bálsamo perfumado".

Y subrayó: "La evangelización se hace posible cuando nos atrevemos a 'romper' el frasco que contiene el perfume; a romper el 'caparazón' que frecuentemente nos encierra en nosotros mismos y a salir de una religiosidad mediocre, cómoda, vivida sólo por una necesidad personal".

El Evangelio tiene la fuerza de generar una sociedad nueva
"Timor Oriental, arraigado en una larga historia cristiana, necesita hoy un renovado impulso de evangelización, indicó el Papa Francisco, para que llegue a todos el perfume del Evangelio: un perfume de reconciliación y de paz después de los sufridos años de la guerra; un perfume de compasión, que ayude a los pobres a levantarse y suscite el compromiso de mejorar la suerte económica y social del país; un perfume de justicia contra la corrupción".

"De manera especial, el perfume del Evangelio necesita ser difundido contra todo lo que humilla, degrada e incluso destruye la vida humana; contra las plagas que generan vacío interior y sufrimiento, como son el alcoholismo, la violencia y la falta de respeto a la dignidad de la mujer. El Evangelio de Jesús tiene la fuerza de transformar estas realidades oscuras y de generar una sociedad nueva", enfatizó.


Dirigiéndose particularmente a los sacerdotes, el Santo Padre aseguró que se había enterado de que el pueblo se dirige a los sacerdotes afectuosamente, llamándolos "amu", que es un título muy importante, ya que significa "señor". "Pero esto -les dijo el Pontífice- no debe hacerlos sentirse superiores al pueblo, ni llevarlos a la tentación de la soberbia y del poder; no debe conducirlos a pensar en su ministerio como un lugar de prestigio social, actuando como dirigentes que aplastan a los demás".

"Recordemos que, con el perfume, debemos ungir los pies de Cristo, que son los pies de nuestros hermanos en la fe, empezando por los más pobres. Es elocuente el gesto que aquí los fieles realizan cuando se encuentran con ustedes, sacerdotes: toman vuestra mano consagrada y la acercan a su frente como un signo de bendición. Es bonito constatar el afecto del pueblo santo de Dios en este signo, porque el sacerdote es un instrumento de bendición. Jamás debe aprovecharse de su oficio, sino que siempre debe bendecir, consolar, ser ministro de compasión y signo de la misericordia de Dios", manifestó.  

Antes de concluir su discurso, el Papa les recordó que el perfume más valioso es el de Cristo y su Evangelio, que enriquece la vida y la llena de alegría. "Dios sabe cómo cuidar bien a aquellos que ha llamado y enviado a la misión".+