Miércoles 24 de abril de 2024

Francisco y el servicio a los pobres en la misa crismal de los obispos

  • 27 de marzo, 2013
  • Buenos Aires (AICA)
Por razones pastorales, varios obispos anticiparon la misa crismal en las que se bendijeron los santos óleos que se utilizarán en los sacramentos y se renovaron las promesas sacerdotales, haciendo hincapié en la disponibilidad al servicio. Algunos la celebraron antes, una buena parte lo hará este miércoles y la mayoría, como es tradición, el Jueves Santo. En sus reflexiones, los prelados destacaron el papel del sacerdote en la comunidad, alentaron a la oración por las vocaciones al Orden Sagrado y ofrecieron orientaciones especialmente dedicadas para el Año de la Fe. También hubo referencias a la reciente proclamación de Jorge Bergoglio como papa Francisco, quien quiere "una Iglesia pobre y para los pobres".
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Por razones pastorales, varios obispos anticiparon la misa crismal en las que se bendijeron los santos óleos que se utilizarán en los sacramentos y se renovaron las promesas sacerdotales, haciendo hincapié en la disponibilidad al servicio.

Algunos la celebraron antes, una buena parte lo hará este miércoles y la mayoría, como es tradición, el Jueves Santo.

En sus reflexiones, los prelados destacaron el papel del sacerdote en la comunidad, alentaron a la oración por las vocaciones al Orden Sagrado y ofrecieron orientaciones especialmente dedicadas para el Año de la Fe.

También hubo referencias a la reciente proclamación de Jorge Bergoglio como papa Francisco, quien quiere "una Iglesia pobre y para los pobres".

Mons. Mario Poli (Electo de Buenos Aires): "El mismo Espíritu es el que nos envía a vendar los corazones heridos y consolar a todos los que lloran. Muchas veces la cari-dad pastoral nos lleva al lado de los enfermos, postrados, para administrar el óleo bendecido para ellos. Es la delicada tarea confiada a nuestro ministerio, por el que la Iglesia madre se hace presente para llevar la gracia de consuelo, de paz y de ánimo para vencer las dificultades propias del estado de enfermedad grave y hasta la misma fragilidad de la vejez. La virtud del óleo para la Unción de los enfermos contiene la gracia que es un don particular del Espíritu Santo, que renueva la confianza y la fe en Dios, y fortalece contra las tentaciones del maligno, especialmente la tentación al desaliento y de angustia ante la muerte? Nos toca ejercer el sacerdocio de Jesús en un tiempo sorprendente y fascinante de la Iglesia, tan desafiante como venturoso para la obra de Dios. Entre el renunciamiento virtuoso y ejemplar del Papa Benedicto y la providencial elección del Santo Padre Francisco -un compatriota en la Cátedra de Pedro-; la Iglesia madre, que existe para evangelizar, nos indica el camino de un tiempo nuevo que debemos recorrer con la confianza del peregrino y sin miedo, con un renovado estilo pastoral que reavive la alegría de la fe, el entusiasmo apasionado y creativo para anunciar la salvación y la cercanía necesaria con la gente, que nos permita caminar juntos para anunciar persona a persona que Dios nos ama".

Mons. Alfredo Zecca (Tucumán): "Estamos celebrando el Año de la Fe al que nos convocó Benedicto XVI y que el papa Francisco nos ha exhortado a llevar adelante con nuevo entusiasmo? El anuncio de la fe es hoy más urgente que nunca porque vivimos en una cultura que, en muchos de nuestros contemporáneos, ha olvidado a Dios, al tiempo que otros, aun conservando la fe, la han reducido, junto a la religión, a algo puramente subjetivo, interior, y limitado a una suerte de cristianismo de fin de semana, sin compromiso ni mordiente en la vida personal, familiar, profesional, cultural, política. En este cambio de época que vivimos, la prioridad de la Iglesia está en el campo de la evangelización de la cultura, en la necesidad de despertar un nuevo sentido misionero, por un lado, y, por otro lado, en la realización de una acción continua por y con los pobres, lo que implica, necesariamente, un pensamiento prudentemente elaborado que tenga efectiva incidencia en el plano socio-económico, en la dimensión de las estructuras, del crecimiento, de la marginación, de la exclusión".

Mons. Carlos Ñáñez (Córdoba): "Junto a la oración confiada nuestro empeño por acoger y secundar ese don que seguramente el Señor querrá hacernos. Un don que debemos recibir juntos y que juntos debemos hacer fructificar. Recordemos que nuestro ministerio tiene una ´radical forma comunitaria´. No basta, por tanto, con respetarnos, querernos, es necesario además animarnos y comprometernos en verdadera caridad a trabajar juntos, a llevar adelante entre todos la tarea de la evangelización. Nos estimula el ejemplo del querido Cura Brochero, cuya próxima beatificación esperamos con ansias. Él no sólo formó comunidades fervientes y solidarias, sino que además suscitó en su seno la colaboración de muchos agentes que lo ayudaron en la inmensa tarea de la evangelización de su extensa parroquia. José Gabriel Brochero fue creativo frente a los desafíos que la realidad le presentaba y los afrontó con la audacia que viene del Espíritu y en auténtica comunión eclesial. ¡Qué su ejemplo nos anime, nos estimule! ¡Que su intercesión nos ayude!"

Mons. Andrés Stanovnik (Corrientes): "El papa Francisco, que nos tiene a todos conmocionados con sus gestos y palabras, les dijo a un grupo de jóvenes que iban a ser ordenados diáconos en tránsito al presbiterado: ?No sean diáconos de alquiler o funcionarios, porque la Iglesia no es una ONG, les deseo que en el servicio les vaya la vida. Acaban de recibir el diaconado y manifestaron públicamente su vocación de servicio y esto no sólo por un tiempo, sino para toda la vida. Que la existencia sacerdotal de ustedes sea servicio: servicio a Jesucristo, servicio a la Iglesia, servicio a los hermanos, especialmente a los más pobres y necesitados?. Es importante que ahondemos cada vez más en la conciencia de que ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino que somos propiedad de Dios, instrumentos suyos para la vida y la salvación de los hombres. No sólo nosotros, sino todo el Pueblo de Dios al que servimos es un pueblo ?consagrado? a Él y ?enviado? por Él para anunciar el Evangelio que salva. Todos los miembros de ese Pueblo son hombres y mujeres ?impregnados?, ?marcados? por el Espíritu Santo".

Mons. Mario Cargnello (Salta): "Vivir de corazón la pobreza nos da capacidad para descubrir que los pobres son bienaventurados en el Reino, como nos lo muestra San Lucas en la figura de Lázaro que ?murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham?. La mirada de Jesús sobre la pobreza compromete a acoger a los pobres, a ejemplo del mismo Dios que invita a su mesa a ?los pobres, a los lisiados, a los ciegos, a los paralíticos?. Por ello, el servicio a los pobres se convierte en expresión de nuestro amor a Jesús? La cruz es presentada como un árbol verde, un árbol vivo, un árbol fecundo. En Cristo crucificado, que es la fuente de toda fecundidad espiritual y apostólica, aprenderemos a ser fieles, a descubrir que los bienes que administramos son de la Iglesia, a ser pobres, a descubrir y a amar a los pobres.".

Mons. Alfonso Delgado (San Juan de Cuyo): "Fijémonos bien. Ante miles de periodistas de todo el mundo que cubrieron la información del Cónclave, y admirados de la sencillez del nuevo Papa, Francisco les hizo notar que el supremo Pastor de la Iglesia es Jesucristo. Cristo es el centro, no el Sucesor de Pedro: el centro es Cristo, repitió. Cristo es la referencia fundamental, el corazón de la Iglesia. Sin él, ni Pedro ni la Iglesia existirían ni tendrían razón de ser". El Papa, que está en la mirada del mundo entero, desde los poderosos hasta los más humiles de la tierra, y siguiendo los pasos de Benedicto, hace poner la mirara en Jesucristo una y otra vez. Pensemos nosotros cómo va nuestra humildad propia de discípulos del Señor. Pensemos quién es el centro de nuestra vida, como cristianos, como sacerdotes, como diáconos, como obispo, como miembros de la Iglesia, como hombres y mujeres".

Mons. Juan Puiggari (Paraná): "Esta es nuestra misión: anunciar la Buena Nueva a todos, especialmente a los más pobres, a los que sufren, a los que más nos necesitan, debemos hacerlos en todo momento a tiempo y destiempo, con ocasión o sin ella, sin avergonzarnos de Cristo y de Su Evangelio. Evangelizar constituye la dicha y la vocación de la Iglesia, su identidad más profunda; pero para continuar siendo evangelizadora, para conservar su dinamismo y credibilidad, la Iglesia necesita constantemente evangelizarse a sí misma y sostener una más vigorosa pastoral orgánica. El Santo Padre en su primera homilía a los Cardenales nos trazó un cierto programa: caminar, edificar y profesar: ?Quisiera que todos, luego de estos días de gracia, tengamos el coraje ? precisamente el coraje ? de caminar en presencia del Señor, con la Cruz del Señor; de edificar la Iglesia sobre la sangre del Señor, que ha sido derramada sobre la Cruz; y de confesar la única gloria, Cristo Crucificado. Así, la Iglesia irá adelante?".

Mons. Carlos María Franzini (Mendoza): "La disponibilidad del presbítero, sacramento de Jesús Buen Pastor, lo lleva necesariamente al servicio, porque Jesús no ha venido a ser servido sino a servir y esto no de manera ocasional, de a ratos o selectivamente. Se trata de servir ?hasta el extremo?? Hacer del servicio un programa de vida, como Jesús lo hizo, significa para el presbítero una permanente disposición de anteponer al bien propio el bien de la Iglesia en los servicios concretos que le son encomendados; optar constantemente por el bien común antes que por el bien particular; pensar en lo que Dios y la comunidad necesitan antes que lo que yo creo necesitar? Pero esta actitud servicial no se improvisa ni se alcanza a fuerza de voluntarismos estériles. Se trata de una gracia que hay que implorar con insistencia y cultivar con perseverancia hasta alcanzar una progresiva desapropiación de sí mismo. Se trata de apropiar los sentimientos de Cristo Jesús, como canta el himno de la Carta a los Filipenses, para compartir su itinerario pascual de muerte y resurrección. Desapropiarnos de los proyectos, sueños, fantasías y, aún, de legítimas aspiraciones, para dejarse poseer cada día más por el único anhelo de ser y hacer lo que Dios y la Iglesia necesitan de mí". Texto completo de la homilía

Mons. Eduardo Lozano (Gualeguaychú): "Cuando Francisco expresa ´quisiera una Iglesia de los pobres y para los pobres´ no nos dice algo nuevo, no nos habla de otra Iglesia distinta. Es la misma Iglesia de Jesucristo servidora de la humanidad, que se deja iluminar por la Palabra y conducir por el Espíritu Santo.
Anunciar el Evangelio es el mejor servicio que la Iglesia puede brindar a la sociedad en general y a los pobres en particular. Para ser Buena Noticia los discípulos ? misioneros también debemos ser pobres, humildes, sencillos. Si la Iglesia es pobre será Buena Noticia para los pobres. Hemos sido ungidos con óleo de alegría en el Bautismo y la Confirmación. El Espíritu habita en nosotros y nos impulsa a la misión".

Mons. José Conejero Gallego (Formosa): "He querido, en la celebración de este año, inspirarme y detenerme, hermanos, además de en la Palabra de Dios y la vida cotidiana, en las preciosas enseñanzas del Concilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia Católica, tal como nos lo pidiera, para vivir adecuadamente el Año de la Fe, nuestro papa emérito, Benedicto XVI, a quien una vez más queremos a agradecerle por su intenso y fructífero ministerio petrino, realizado para el bien de la Iglesia y, al mismo tiempo, dar nuestra mejor bienvenida al Papa Francisco por su sencillez y humildad. El Señor lo proteja y fortalezca, y confirme a sus hermanos en la fe. Digamos, una vez más, y vivamos nuestro lema pastoral para el Año de la Fe: Mira, Señor la fe de tu Iglesia y concédenos el perdón, la unidad y la paz. María, Madre de la Iglesia, ruega por nosotros".

Mons. Luis Collazuol (Concordia): "El Año de la Fe y la reciente elección del Papa Francisco nos abren, además, de un modo singular al horizonte de comunión con la Iglesia universal. El nuevo obispo de Roma y pastor de toda la Iglesia ha sido elegido y llamado para la misión desde el seno de nuestra Iglesia en Argentina. Su persona de algún modo nos representa. La mirada de la Iglesia a esta parte del mundo nos lleva a percibir la responsabilidad grande que esto implica. Se trata de reafirmar vivamente nuestra fe, expresarla en amor a los pequeños, los pobres y los que sufren, e irradiarla con renovado ardor para contagiar la alegría del encuentro con Cristo. La nueva Evangelización para la transmisión de la Fe cristiana es la misión que nos toca a todos, guiados por nuestro Papa Francisco".

Mons. Adolfo Uriona (Añatuya): "El sacerdocio es un ministerio que ha de llevar ?la buena noticia a los pobres? y esta buena noticia no es simplemente un mensaje que se proclama sino que ha de ser una vida que se manifiesta. Mi vida entera debe ser una "buena noticia" porque toda ella está alegremente entregada a los hermanos, si no es así corro el riesgo de borrar con el codo lo que escribo con la mano. En la diócesis de Añatuya tenemos una ventaja: las diversas y múltiples formas de pobreza que nos circunda hace más patente esta misión sacerdotal, pero ¡cuidado! Porque el pecado está al acecho y siempre correremos la tentación del egoísmo que nos lleva al aburguesamiento cómodo, convirtiendo y deformando nuestra vida en una gris mediocridad. Por ello hoy se nos invita a renovar nuestra entrega. El camino de conversión que se nos ha propuesto durante la cuaresma ha de culminar en un compromiso cada vez más auténtico con el Pueblo de Dios, particularmente con los más necesitados".

Mons. Oscar Ojea (San Isidro): "¿Cómo se evangeliza a los pobres? Siendo pobre. En el Evangelio "pobre" es el que lo da todo como Jesús, como María. No es tanto ni es sólo el que no posee, sino el que es capaz de darlo todo. Somos ungidos para ungir. Por eso celebramos en esta Eucaristía nuestra consagración bautismal que es esencialmente misionera. Somos ungidos para ungir, para salir de nosotros mismos y entregar lo recibido. El sacerdote, que actúa en nombre de Cristo, cabeza de la Iglesia, tiene como don propio discernir los carismas en la comunidad de los hermanos para que cada uno pueda dar todo para el servicio de los demás. Es el animador por excelencia de la misión. Está ordenado al Pueblo para servirlo lavándole los pies y ayudarlo a descubrir el propio valor para ungir a los hermanos".

Mons. Carlos Malfa (Chascomús): "Al renovar nuestras promesas renovemos también nuestra fe en la gracia que recibimos y acojamos la comunión entre nosotros que es ante todo un Don de Dios y que nos ha hecho hermanos. Tengo seguridad que el Señor que nos ha reunido en la fidelidad y servicio a esta Iglesia Particular, enciende otra vez en nuestro corazón el espíritu del amor de hermanos que nos lleva a intercambiar los dones que El concede a cada uno en la fe, estimulándonos a querernos más, comprendernos y ayudarnos, renovar la confianza y el perdón para seguir construyendo el estilo de fraternidad, de amistad, de oración y búsqueda incansable de la comunión. El testimonio de unidad en espíritu y corazón en la acción pastoral constituye el primero e indispensable elemento de la evangelización. De este testimonio de unidad tiene derecho y necesidad nuestro pueblo cristiano, que lo espera y aprecia porque anima su fe que nuestra boca hable de lo que abunda en nuestro corazón".

Mons. José Rovai (administrador diocesano de Villa María): "El papa Francisco nos ha propuesto una Iglesia pobre y para los pobres. Pobreza que como El mismo lo ha dicho abarca la pobreza material y al mismo tiempo espiritual... Sabemos que nuestro mundo necesita de una justa distribución de los bienes que brinde una sociedad con igualdad de oportunidades, pero sabemos también que los hombres tienen necesidad de Dios, cuantos existen todavía en la argentina y en el mundo que no conocen y no sirven a Dios. Esta es la pobreza más grande que tenemos y es al mismo tiempo, la raíz y la causa de las pobrezas materiales. Hoy debemos proponer una imagen integral del Dios de Jesucristo, que al mismo tiempo ilumine la plenitud de la vocación del hombre a vivir su dignidad, a ser feliz y a gozar de todos los dones naturales y sobrenaturales que el Señor quiere para todos y para cada persona de este mundo".

Mons. Rubén Frassia (Avellaneda-Lanús): "Es muy importante que los gestos de Dios, la bondad de Dios expresada en la elección del nuevo Papa, Francisco, que ayer fue el Cardenal Bergoglio, elegido un miembro de nuestra Iglesia y de nuestra tierra en Argentina, es un honor con el que Dios nos ha tocado a todos. Pero ese honor, ese regalo y esa gracia que Dios nos otorga, también crea en nosotros responsabilidades. Tenemos que vivir más responsablemente el ser argentinos. Tenemos que vivir más responsablemente el ser cristianos.
Tenemos que vivir más responsablemente el ser hijos de Dios. Tenemos que nombrar y hablar en serio de los demás como hermanos, de este pueblo que formamos todos nosotros. Ciertamente es un regalo que hemos recibido, pero también se espera de nosotros respuestas. Preguntémosle al Señor ¿qué nos pide a nosotros sacerdotes?, ¿qué pide a nuestras comunidades?, ¿qué les pide a ustedes, religiosas?, ¿qué les pide a ustedes, diáconos?, ¿qué les pide a ustedes, seminaristas?, ¿qué les pide a ustedes, querido pueblo fiel? Y cada uno tendrá que hacerse una pregunta, ¡y por favor den la respuesta!"

Mons. Francisco Polti (Santiago del Estero): "Somos custodios, -palabra y acción que nos ha remarcado nuestro Santo Padre Francisco en su homilía de inicio de su pontificado- de la alegría de los hermanos, como el Señor que nos ha llamado custodia la nuestra. Esto significa configurarnos con Él, porque nuestra figura trasluce la suya sin opacarla, y logramos ser imagen y semejanza del Sacerdote que se nos presentó como Buen Pastor? También nuestro ministerio consiste en dispensar a los hermanos los misterios de Dios que la Iglesia nos confía. No repartimos genialidades ni estrategias, sino la salvación del Señor. Es la Palabra de Dios en nuestros labios junto con la Eucaristía y los demás sacramentos en nuestras manos, para salir al encuentro de quienes esperan escuchar palabras que tengan vida y signos con los que ellos se sepan sanados, nutridos, fortalecidos y abrazados? La vida sacerdotal es eso, sí: una vida. Una vida, que sabe también de desgaste, de soledad, de incomprensión, de debilidades, errores y callejones sin salida. Una vida que es probada por la enfermedad, que merma y se envejece. Pero una vida que no cambia la entrega, ni traiciona el amor con el que se afana por Dios y por los hermanos, aunque las fuerzas y las circunstancias puedan haber cambiado". Texto completo de la homilía

Mons. Martín de Elizalde (Nueve de Julio): "El anuncio de la trascendencia de Dios, que forma parte de la misión de la Iglesia, que el papa emérito Benedicto XVI ha hecho resonar con tanta fuerza con su gesto, se debe conjugar en la vida de los cristianos con las exigencias de la fe cristiana, nuevamente formuladas ahora por el papa Francisco, y que sintetizaba en su primera homilía: caminar, edificar, confesar, siempre con la cruz de Cristo, recordando que el mensaje del Evangelio tiene como primeros destinatarios a los pobres. Hagamos nuestra esta experiencia?Querido sacerdotes: como obispo de esta diócesis quiero expresarles mi profundo agradecimiento por su comunión y su ministerio, animarlos para que sigan creciendo en su identificación esperanzada con el Señor, invitarlos a progresar siempre en generosidad y en santidad de vida, y así, sostenidos los unos con los otros, llevar adelante la misión recibida. Siempre habrá cosas para mejorar y crecer, y ojalá podamos encararlas con entusiasmo y buena disposición, porque la vocación recibida no nos pertenece; es un depósito valiosísimo que nos ha sido confiado, y queremos mantenerlo sano y puro, y entregarlo acrecentado al fin de nuestro camino al Juez que nos espera, y a cuya misericordia de Pastor y hermano no dejaremos de encomendarnos. Es por esta actitud de humildad y de obediencia que podremos alcanzar la meta; por este testimonio, que debemos pedir, y mucho, en la oración, se hará escuchar con eficacia el llamado a la vida sacerdotal, la vocación al diaconado, el seguimiento de Cristo en la vida consagrada, la fidelidad en todos los caminos de la vida cristiana, para servir a Dios y evangelizar al mundo". Texto completo de la homilía

Mons. Luis Urbanc (Catamarca): "Aquí nos tienen como sacerdotes del Dios que es familia trinitaria. Ustedes saben de bondades y flaquezas que conviven en cada uno de nosotros y como fraternidad sacerdotal. Por eso, les rogamos que recen por sus hermanos sacerdotes, para que los amemos y guiemos como padres, maestros y pastores. Rueguen para que tengan en nosotros un ejemplo atractivo de cómo amar y servir a Dios y a los hermanos. Que no sólo se nos llame ?sacerdotes del Señor?, ?ministros de Dios?, sino que con fidelidad y excelencia lo seamos de verdad, ya que el Espíritu Santo nos ha ungido para llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos, a consolar a los afligidos, a cambiar el luto por la alegría y el abatimiento por cantos de alabanza?Todos estamos aún atónitos y agradecidos a Dios por el don del papa Francisco. Ojalá sepamos capitalizar esta gracia para ser una Iglesia pobre para los pobres. Que todos se percaten que lo somos, porque sólo en Dios tenemos puesta nuestra confianza. ?Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta?. Si en verdad Dios es nuestro tesoro, la luz de nuestros ojos, la causa de nuestra alegría, nada nos podrá turbar o desconsolar. Queridos sacerdotes, al renovar hoy nuestras promesas sacerdotales, les ruego que tengan presente la Misión Diocesana Permanente, que este año la hemos dirigido a los jóvenes, para que en ellos despierte y crezca el ardor de la fe animada por la caridad".

Mons. Hugo Santiago (Santo Tomé): "Siguiendo el ejemplo de la vigorosa fe de San Pablo que se fortalecía anunciando el Evangelio en las paganas culturas de Roma y de Corinto, tenemos que decir que la segunda opción es la verdadera: como pastores necesitamos cultivar en nuestros fieles una fe militante, activa y creativa, que se fortalezca abriendo nuevos caminos de misión y transmisión de la fe en las circunstancias históricas que nos tocan vivir?Se trata de una fe que no tenga compartimentos estancos, que llene de Dios todos los momentos de nuestra vida: la convivencia familiar, el trabajo, la recreación, y dé sentido al dolor, a la alegría, a la vida y a la muerte a través de modos sencillísimos, es otra de las características del creer que como Pastores debemos promover?La gente desea verdaderamente que la Palabra de Dios, la fe, puedan entrar en el conjunto de la jornada imprimiéndole el ritmo, el gusto, el sentido de la vida evangélica. En este sentido, puede ayudar enseñarle a los fieles a retener un trozo del Evangelio cotidiano y constatar como esa Palabra nos puede acompañar e iluminar en los distintos momentos de la jornada. Enseñar, junto con el examen de conciencia nocturno, a hacer el examen de obras, es decir, lo bueno que hicimos movidos por la gracia de Dios durante la jornada, pueden ser actitudes que ayudan a una experiencia de fe que llena la vida".

Mons. Baldomero Martini (San Justo): "Los ministerios de la Palabra, del culto y del pastoreo siempre vinculado cada uno a la comunión con el Orden episcopal: ´Sean honrados colaboradores del Orden de los Obispos para que por su predicación,,, sea con nosotros fieles dispensadores de tus misterios y que en comunión con nosotros, Señor implore tu misericordia por el pueblo que se le confía y a favor del mundo entero´. Todo nos habla de relación, de vínculos. Entrar en el Orden sagrado nos clama, que por el sacramento fuimos asociados a un Orden, a un Cuerpo orgánico , a una hermandad sacramental, el Orden de los Presbíteros que está hermanado sacramentalmente con el Orden de los Obispo y de los Diáconos. Todos al servicio del Santo Pueblo de Dios que tanto espera de nosotros y tanto nos ama. Mis queridos hermanos: El Orden es un sacramento de comunión, dado en comunión, recibido en comunión para construir la comunión de la Iglesia. Y así ser creíbles en la nueva Evangelización".

Mons. Luis Eichhorn (Morón): "Somos una comunidad de fe: "En torno a la Palabra de Dios, profundizando en ?la enseñanza de los Apóstoles?, esto es en la Fe de la Iglesia que se nos ha transmitido, que hemos recibido y que profesamos. Tenemos necesidad de centrar nuestras vidas (personales y comunitarias) en la Palabra de Dios y recorrer todos un itinerario sólido de formación en la fe: como dice Aparecida: ?En el ejercicio de la unidad querida por Jesús, los hombres y mujeres de nuestro tiempo se sienten convocados y recorren la hermosa aventura de la fe. Que también ellos vivan unidos a nosotros para que el mundo crea. Para esto, se ofrecen dos caminos: Originar grupos o pequeñas comunidades en torno a la lectura orante de la Palabra de Dios ofrecida por la Iglesia en la Liturgia dominical. La lectio divina, tan recomendada por Juan Pablo II como por el Papa Benedicto, y por los documentos de Aparecida y Verbum Domini, entre otros, como fuente de vida espiritual para todos los fieles y para nuestras comunidades. Establecer instancias diocesanas, decanales y parroquiales de formación permanente para todos los laicos de nuestra Iglesia diocesana".

Mons. Miguel Ángel D?Annibale (Río Gallegos): A partir del texto evangélico donde Jesús es enviado a los pobres, el prelado animó a la comunidad, pero especialmente a los sacerdotes, a estar cerca de los pobres, a no olvidarse de ellos, a ser, "como pidió el papa Francisco, una Iglesia pobre y para los pobres".+