Viernes 22 de noviembre de 2024

Falleció en Córdoba un sacerdote oblato

  • 4 de noviembre, 2020
  • Córdoba (AICA)
El padre Germán Fernández Tejerina OMI, de 91 años, falleció el 1° de noviembre en Córdoba, donde era confesor en la parroquia Nuestra Señora de la Candelaria. Había sido diagnosticado de Covid-19.
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La comunidad parroquial de Nuestra Señora de la Candelaria, en la ciudad de Córdoba, dio el último adiós al padre Germán Fernández Tejerina OMI, misionero oblato, fallecido el 1° de noviembre, en el Día de Todos los Santos.

El sacerdote de 91 años ejercició por tres décadas su ministerio en este templo parroquial. Fue diagnosticado de Covid-19 el pasado 26 de octubre. Desde entonces pasó sus días en la comunidad donde fue atendido y asistido con la unción y absolución, antes de ser internado en el sanatorio donde falleció. 

El padre Germán Fernández Tejerina OMI nació el 25 de Junio de 1929 en Villaverde de Arcayos,  provincia de León, España. Ingresó al Noviciado de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada en julio de 1945 y realizó sus primeros votos como religioso el 25 de julio de 1946.

Hizo su oblación perpetua el 29 de junio 1950 en la casa de formación de Pozuelo de Alarcón, Madrid, donde en 1936 fueron martirizados 22 oblatos durante la persecución religiosa de aquellos años.

Ordenado sacerdote  el 2 de marzo de 1952, recibió la obediencia para la misión de la Argentina, donde llegó el 10 de noviembre de 1953 preparándose para las misiones populares. Desde entonces,  trabajó en Buenos Aires, Mendoza, San Juan, Montevideo Uruguay, y Córdoba. Vivió 67 años de misión en el país. 

Desarrolló una importante tarea evangelizadora en la zona de Jachal, San Juan,  donde tenía muchos recuerdos de sus viajes a caballo por las montañas para visitar los poblados alejados. 

En 1962 fue elegido superior provincial de los Oblatos de Argentina y Uruguay con tan solo 33 años, cargo que desempeñó con mucha entrega hasta 1971. Estos años de postconcilio exigían aggiornarse al despertar de la evangelización y las necesidades eclesiales y sociales. Animó como provincial a los oblatos a responder a las necesidades de aquel tiempo, con espíritu de apertura evangélica, solicitando al teólogo Luis Segundo SJ que acompañara este proceso en la congregación.

Terminado el mandato de provincial, fue destinado a la comunidad de La Carrodilla, Mendoza. Allí lo recuerdan por su  acompañamiento constante a las comunidades y por su gran devoción a la Virgen. Entre 1974 y 1990 fue profesor en la Escuela de Ministerio Diocesana.

La gente valoraba mucho sus prédicas con claridad y capacidad de llegar al corazón de los fieles de todas las edades. Era un estudioso de la Palabra de Dios y encaró el pedido del fundador de los Oblatos, San Eugenio de Mazenod, “evangelizare pauperibus misit me, paupers evangelizantur”; “me ha enviado a evangelizar a los Pobres, los pobres están siendo evangelizados”.

El padre Tejerina trabajó sus últimos 30 años en la parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria, Córdoba, donde se  desempeñó como superior de la comunidad, párroco, ecónomo y  últimamente desarrollaba la tarea de penitenciario (confesor), ministerio al que dedicaba tiempo y al cual acudían muchos feligreses. 

Cuando se volvió a abrir el templo con los protocolos necesarios por la realidad de esta pandemia, sabiendo que era una persona de riesgo por su edad, se le aconsejó que evitara por un tiempo ir al confesionario, pero que se respetaría su libertad. Él eligió dedicarse a ese ministerio, donde probablemente contrajo el virus de  Covid-19.

La comunidad lo recuerda como un hombre de Dios, con una gran bondad, entregado, comunitario, atento  y sencillo.  Pasaba sus días rezando el rosario, en el silencio de su comunidad religiosa.

"El Señor lo llamó a su presencia el 1 de noviembre a las 11:25 de la mañana, en el preciso momento en que desde el aislamiento en la comunidad de la Candelaria, la comunidad de sacerdotes celebraba la Eucaristía", precisaron los oblatos.+