Viernes 29 de marzo de 2024

El episcopado colombiano presentó un documento sobre el don de la vida

  • 11 de febrero, 2022
  • Bogotá (Colombia) (AICA)
"La vida, un don para agradecer", subraya el documento, junto con material pedagógico elaborado por los obispos para explicar "la verdad revelada sobre el valor y carácter inviolable de la vida".
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La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) publicó el documento “La vida humana, entre alegrías y adversidades: un don para agradecer”, que busca hacer frente a la amenaza de la eutanasia en el país. 

El documento se publicó en la víspera de la fiesta de la Virgen de Lourdes, cuando la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Enfermo, y poco más de un mes después de la eutanasia de dos pacientes no terminales en Colombia.

En el texto la CEC explica que “tiene como objetivo motivar la comprensión de la vida como un regalo del Creador y acompañar a las familias en el discernimiento del dolor como parte de la existencia, ocasión para practicar el cuidado amoroso y oportunidad para predicar el valor salvífico del sufrimiento”.

El texto, preparado por las comisiones episcopales de doctrina y de promoción y defensa de la vida, forma parte de una serie titulada “Para que tengamos vida en abundancia”, un material pedagógico elaborado para explicar “la verdad revelada sobre el valor y carácter inviolable de la vida humana, de manera particular durante la enfermedad y el final de la vida”.

El documento presentado por los obispos de Colombia tiene una carta a los enfermos, otra a las familias, una para los voluntarios y personal sanitario; y está dividido en seis secciones, un manifiesto para evitar la eutanasia y un epílogo.

Las secciones son las siguientes: “1. ¿Qué sentido tiene vivir? 2. ¿Por qué el sufrimiento? 3. ¿Tiene límites mi libertad y autonomía? 4. ¿Hay enfermedades incurables? 5. ¿No hay nada que hacer? 6. ¿Qué es, en verdad, morir dignamente?”.

Tras denunciar “el subjetivismo y el relativismo moral imperantes”, los obispos de Colombia afirman que en el país “se ha abierto paso la equivocada idea de que el sufrimiento del enfermo es una ‘amenaza insoportable, de la que es preciso librarse a toda costa’ y, por ello, diversas sentencias de la Corte Constitucional y resoluciones del Ministerio de Salud y Protección Social no dejan de promover la cultura de la muerte y la mentalidad eficientista a través de la eutanasia”.

Ante esta realidad, resaltan, “la Iglesia predica el Evangelio de la Vida a través del camino del amor y de la verdadera compasión”.

El sentido del sufrimiento

En su carta a los enfermos, los obispos recuerdan que el dolor es “ocasión para madurar, para concentrarse en lo verdaderamente esencial, para reconocer que somos seres limitados y que, por ello, hemos de ver en cada circunstancia una oportunidad para ser más humanos”.

“Asumir el dolor físico o moral, en lugar de renegar por él, nos hace ‘otros cristos’ predicando el ‘Evangelio del sufrimiento’ que es una llamada al valor y a la fortaleza, a la madurez interior y a la grandeza espiritual que es una digna cátedra para esta humanidad cada vez más superficial”, agregan.

En su misiva a las familias, los obispos indican que “el testimonio que brinda su ser querido enfermo es una prueba de cómo la vida es sagrada y debe ser cuidada y asistida hasta el último momento con dignidad y prontitud”.

“En nombre de Cristo, el Buen Samaritano, les agradecemos por su generosidad, por su servicio incondicional, por hacer vivo y actual el mandato del amor. Todos sus esfuerzos se verán recompensados y cuando sea el momento oportuno podrán ofrecer sus manos llenas de frutos de bondad que son los que hacen la diferencia”.

Los obispos aientan a los voluntarios y personal sanitario a “que sigan siendo instrumentos de servicio para que, a través suyo, las personas que sufren sientan cercano el amor de Dios y el consuelo de sentirse, no una carga, sino personas con dignidad”.

El manifiesto que aparece al final del texto es un modelo para quien desee explicitar de manera concreta su oposición a la eutanasia en caso de padecer una enfermedad grave o incurable.

El texto sugerido se refiere a la necesidad de administrar “los cuidados básicos y los tratamientos adecuados para paliar el dolor y el sufrimiento; que no se me aplique la prestación de ayuda a morir en ninguna de sus formas, sea la eutanasia o el ‘suicidio médicamente asistido’, ni que se me prolongue abusiva e irracionalmente mi proceso de muerte”.

“Pido igualmente ayuda para asumir cristiana y humanamente mi propia muerte y para ello solicito la presencia de un sacerdote católico y que se me administren los sacramentos pertinentes”, añade.

El 7 de enero se sometió a este procedimiento Víctor Escobar, de 60 años, que padecía de enfermedad pulmonar obstructiva; y el 8 de enero murió Martha Sepúlveda, de 51 años, quien sufría de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA); y que ya había intentado someterse a la eutanasia en octubre.

En ambos casos se aplicó el fallo de la Corte Constitucional de julio de 2021 que permite que los enfermos no terminales accedan a la eutanasia.+