Miércoles 24 de abril de 2024

En Brasil hablan de un nuevo partido que afrontar: las elecciones de octubre

  • 16 de julio, 2014
  • Guarabira (Brasil)
Luego de la apabullante derrota de la selección brasileña en la Copa del Mundo, que le valió apenas el cuarto puesto, un obispo del Brasil anima a la ciudadanía a ver los resultados del certamen deportivo tan solo como el primer tiempo de un partido mucho más importante: las elecciones presidenciales de octubre. Monseñor Francisco de Assis Dantas de Lucena, obispo de Guarabira, animó a combatir los excesos que se produjeron con motivo del certamen futbolístico y vencer, de una vez por todas, la inequidad social y la corrupción.
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Luego de la apabullante derrota de la selección brasileña en la Copa del Mundo, que le valió apenas el cuarto puesto, un obispo del Brasil anima a la ciudadanía a ver los resultados del certamen deportivo tan solo como el primer tiempo de un partido mucho más importante, al que le resta tiempo por jugar y que se necesita afrontar: las elecciones presidenciales de octubre. Monseñor Francisco de Assis Dantas de Lucena, obispo de Guarabira, divulgó una columna titulada E agora, Brasil? -¿Y ahora, Brasil?-, en la que anima a combatir los excesos que se produjeron con motivo del certamen futbolístico y vencer, de una vez por todas, la inequidad social y la corrupción.

"El sueño o la ilusión de ver al Brasil ganar la Copa del Mundo otra vez terminó. Varios informes hablan de vergüenza, desastre histórico o que el mundo se nos vino sobre nuestras cabezas. ¿Cuál es la causa? Parece difícil de enfrentar la realidad, pero lo cierto es que la derrota en la Copa del Mundo de Brasil es motivo de esperanza. He aquí la victoria de la competencia ante el engaño y la oportunidad de borrar los excesos que se produjeron en el fútbol brasileño. Es hora de despertar y actuar", manifestó el prelado.

"Hay muchas lecciones que aprender ?sentenció el obispo-. El pueblo brasileño, en el juego de la vida, continuará luchando con esperanza y vencer a nuestros oponentes: la corrupción, la violencia, la falta de salud y de educación de calidad al alcance de todos; la falta de una vivienda digna, el empleo y el transporte; falta una reforma política y campañas electorales dignas. Este es nuestro juego. Esta copa es un ejemplo para las generaciones futuras. Este apenas fue el primer tiempo del partido. ¿Inexplicable? ¿Apagón? Nada de eso. No nos dejemos llevar por respuestas fáciles, simplistas, interesadas y falsas.

Monseñor de Assis insistió en que el país "no puede ser traicionado por su propio pueblo", y manifestó que es importante porque está en juego el proyecto político, social y económico del país. "Nuestra victoria es la construcción de una sociedad igualitaria, el respeto a la diversidad, la producción de la vida no por el aumento del consumo, que tiene la naturaleza como compañera en la vida y un estado que es el promotor del bien común", resumió.

Reflexión de Mons. Francisco de Assis Dantas de Lucena
El sueño o la ilusión de ver al Brasil ganar la Copa del Mundo otra vez terminó. Varios informes hablan de vergüenza, desastre histórico o que el mundo se nos vino sobre nuestras cabezas. ¿Cuál es la causa? Parece difícil de enfrentar la realidad, pero lo cierto es que la derrota en la Copa del Mundo de Brasil es motivo de esperanza. He aquí la victoria de la competencia ante el engaño y la oportunidad de borrar los excesos que se produjeron en el fútbol brasileño. Es hora de despertar y actuar.

No faltaron inversiones para derrumbar y hacer de nuevo estadios modernos, pero sí faltan para las cuestiones sociales y la calidad de vida del pueblo brasileño. Hay muchas lecciones que aprender. El pueblo brasileño, en el juego de la vida, continuará luchando con esperanza y vencer a nuestros oponentes: la corrupción, la violencia, la falta de salud y la falta de educación de calidad al alcance de todos; la falta de una vivienda digna, el empleo y el transporte; falta una reforma política y campañas electorales dignas. Este es nuestro juego. Esta copa es un ejemplo para las generaciones futuras. Este apenas fue el primer tiempo del partido. ¿Inexplicable? ¿Apagón? Nada de eso. No nos dejemos llevar por respuestas fáciles, simplistas, interesadas y falsas.

La segunda mitad ha comenzado. Aquí hay un engaño muy sofisticado. Pero tenemos tiempo para jugar bien y ganar con habilidad y mérito. Brasil merece la victoria en las elecciones de este año. Nadie puede escaparse o eximirse de participar consciente y responsablemente de la promoción del bien del país, y las elecciones son la gran ocasión. Las condiciones de sufrimiento, de exclusión social, de violencia y de injusticia en la que muchos brasileños se encuentran no son compatibles con la dignidad humana ni con la gloria que Dios merece.

Brasil no puede ser traicionado por su propio pueblo. Es importante la victoria del Brasil, no de las personas deshonestas y corruptas que solo piensan en sí mismos y no el bien común. La victoria de Brasil es importante no sólo porque el presidente, los senadores, los diputados y los gobernadores tienen un gran impacto en la vida de las personas, sino también porque está en juego es el proyecto político, social y económico del país. Nuestra victoria es la construcción de una sociedad igualitaria, el respeto a la diversidad, la producción de la vida no por el aumento del consumo, que tiene la naturaleza como compañera en la vida y un estado que es el promotor del bien común.

No permitamos una prórroga de la situación de abandono social que experimenta nuestro país, ni demos crédito a las declaraciones que responsabilizan a las personas que eligen mal a sus representantes. Los anhelos de las personas no pueden ser ignorados. Las elecciones ofrecen la oportunidad de ganar a los atropellos que se están produciendo en Brasil en todos los niveles. Somos responsables de la victoria de nuestro país. Que el resultado de las elecciones sea digno y permita el retorno de la alegría, para entonar en serio "Soy brasileño, con mucho orgullo, con amor".
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