Sábado 19 de octubre de 2024

El Sínodo y la práctica de la didaché, la koinonía y la diakonía

  • 12 de octubre, 2012
  • Ciudad de Vaticano
Con el propósito de obtener la mayor cantidad de información sobre el desarrollo de las sesiones de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que se está llevando a cabo en el Vaticano, la Revista Eclesiástica Platense acreditó en la Oficina de Prensa de la Santa Sede a María Cabrera, quien envió a AICA, como primeros despachos, una síntesis de la intervención en el aula sinodal del arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, y unas consideraciones sobre el comienzo del Sínodo y la celebración del 50º aniversario de la inauguración del Concilio Vaticano II. Estas consideraciones fueron enviadas el miércoles 10 de octubre, víspera de la celebración cincuentenaria.
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Con el propósito de obtener la mayor cantidad de información sobre el desarrollo de las sesiones de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se está llevando a cabo en el Vaticano, la Revista Eclesiástica Platense acreditó en la Oficina de Prensa de la Santa Sede a María Cabrera, quien envió a AICA, como primeros despachos, una síntesis de la intervención en el aula sinodal del arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, y unas consideraciones sobre el comienzo del Sínodo y la celebración del 50º aniversario de la inauguración del Concilio Vaticano II. Estas consideraciones fueron enviadas el miércoles 10 de octubre, víspera de la celebración cincuentenaria.

Como sucede en toda familia ante un gran acontecimiento ¡todo está preparado! El gran Anfitrión desde hace dos milenios, los co-anfitriones e invitados ya llegaron, también quienes los acompañan desde diferentes lugares del mundo. La mesa preparada, la ornamentación lista y la plaza de San Pedro colmada de sillas que seguro serán insuficientes. Si habitualmente en la plaza y en la zona circundante al Vaticano es dificultoso moverse por la cantidad de personas y vehículos que circulan, desde ayer esto se verifica en grado máximo como lo mostraba la cantidad de personas que participaron en la audiencia esta mañana.

El domingo pasado, 7 de octubre, se dio inicio a la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, para tratar el tema "La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana". Al día siguiente el Presidente delegado, cardenal John Tong Hon, obispo de Hong Kong (China), en su saludo recordaba que el Concilio Vaticano II nos animó a echar las redes (Lc. 5,4) e invitaba a tomar como modelo de la evangelización a la comunidad primitiva (Hech. 2,42-47). Una comunidad que poseía y vivía tres realidades a las que recordó con los nombres griegos y las definió: la enseñanza y el encuentro personal con el Señor (didaché), la comunión con Dios, con los miembros de la Iglesia y con los hombres del mundo, en especial los más pobres (koinonía) y el servicio, imitando el modo en que Jesucristo lo hizo, hasta la ofrenda de su propia vida por nuestra salvación (diakonía).

Desde el año 2009 se comenzó a pergeñar este Sínodo. El Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos presentó al Santo Padre tres propuestas de las cuales eligió una, referida a "La transmisión de la Fe a través de la educación y la iniciación cristiana". En la audiencia que siguió a aquella compartió la intención de instituir un Consejo para la Nueva Evangelización y sugirió que se combinara el tema de la transmisión de la fe con el de la nueva Evangelización, lo que dio como resultado el título del actual Sínodo.

El pensamiento del Santo Padre es que el Sínodo renueve la riqueza del Concilio (iniciado el 11 de octubre de 1962) y del Catecismo de la Iglesia Católica (promulgado en 1992); quizá también una evaluación de la puesta en práctica del Concilio, retomar los grandes temas de las constituciones conciliares buscando nuevos modos de anuncio y enseñanza para una mayor excelencia de la acción evangelizadora.

Lo que busca el Papa es nutrir a los evangelizadores en el conocimiento de la fe cristiana, para lo cual la Iglesia ha ofrecido hace 20 años el Catecismo de la Iglesia Católica, a fin de que podamos hacer mejor aquello que hacíamos habitualmente. En definitiva un exquisito ejercicio de la didaché y la diakonía habida cuenta que el enseñar al que no sabe es una de las obras de misericordia a la que todos somos llamados. ¿Y el Año de la Fe? Es el ejercicio de la tercera riqueza que poseía la comunidad primitiva, la koinonía, es decir la comunión con Dios y con todos los hombres del mundo.

La celebración de los 50 años del Concilio Vaticano II, que se realizará por la mañana, será el inicio de un particular tiempo de oración y unidad de todos los hombres con la Santísima Trinidad, confiando en que derrame sobre nuestra gran familia los dones necesarios para poder continuar anunciando a Jesucristo, animados por el Espíritu Santo, para alabanza y gloria de Dios. El Papa nos pone en un tiempo especial de koinonía.

Sin duda Benedicto XVI es un profesor que no deja de ejercer la docencia, nos invita a realizar una acción que primero hace él para con todos nosotros. Quiera el Señor que sepamos tomar este ejemplo de didáctica que ejerce el Santo Padre, ejercicio que por otra parte también hacía Jesús con los apóstoles para decirles a éstos "háganlo también ustedes".

Síntesis de la intervención de Mons. Héctor Aguer
El miércoles 10, durante 5 minutos, tiempo asignado a cada uno de los Padres Sinodales para sus intervenciones, le fue concedida la palabra a monseñor Aguer, quien antes de hablar presentó la siguiente síntesis:

"Entre las causas de la situación actual de la fe hay que considerar los errores teológicos y filosóficos que circulan en los centros académicos, seminarios y noviciados y que se divulgan mediante la predicación y la catequesis para confusión del pueblo de Dios. La nueva evangelización requiere superar esos defectos que debilitan la certeza de la fe; para ello, hay que cuidar que la formación de los agentes pastorales se ajuste al magisterio de la Iglesia.

"Ante la emergencia de la cuestión antropológica, importa destacar la mediación de la filosofía, de una consideración metafísica de la persona que recoja y trascienda los válidos aportes científicos. Desde allí, por vía de participación, se abre el acceso al fundamento absoluto, a Dios. En el pensamiento cristiano se armonizan teocentrismo y centralidad del hombre, como alternativa al antropocentrismo radical que proponen algunas corrientes contemporáneas.

"Se hace necesario desarrollar una nueva apologética, un discurso en favor de la fe cristiana, tanto de nivel académico cuanto catequístico-popular, que sea un itinerario propuesto a la inteligencia y al corazón de los hombres y las mujeres de hoy".+