Viernes 26 de abril de 2024

El presbítero Eduardo Benedetti celebró sus 50 años de sacerdocio

  • 15 de diciembre, 2016
  • San Luis (AICA)
Acompañado de seminaristas y jóvenes, el presbítero Eduardo Benedetti celebró 50 años de sacerdocio el sábado 3 de diciembre. Con motivo de sus bodas de oro, el sacerdote brindó su testimonio a Radio Avemaría FM 90.5, en el que aconsejó "enamorarse de Jesús una y otra vez", mediante la lectura diaria del Evangelio, la visita al Santísimo Sacramento y la comunión diaria.
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El pasado 3 de diciembre, el presbítero Eduardo Benedetti, de la diócesis de San Luis, celebró sus bodas de oro sacerdotales. Con motivo de esta celebración, en una entrevista con Radio Avemaría FM 90.5, el sacerdote brindó su testimonio.

En la nota, el presbítero Benedetti explicó que experimentó su primer llamado a la vida sacerdotal cuando tenía alrededor de 16 años, siendo un joven de la Acción Católica.

"En aquella época, sentí un profundo enamoramiento de Jesús. Estaba a cargo de la formación de los niños. En esa tarea, y comprobando en diversos ambientes la ignorancia y sed de Dios de muchos hermanos, descubrí que lo que más me gustaba hacer era dar a conocer a Jesús. Y esa es la misión del sacerdote", manifestó.

Antes de radicarse en la diócesis de San Luis, el sacerdote se formó en el seminario de La Plata. Durante muchos años fue párroco en la localidad de Naschel, del departamento de Chacabuco, en San Luis. Actualmente, se encuentra en el seminario San Miguel Arcángel, en El Volcán, donde ayuda a confesar y a dirigir espiritualmente a los seminaristas. También, ofrece ese servicio en la localidad de Juana Koslay y en la ciudad de San Luis. Según aseguran, es habitual encontrarlo dispuesto en el confesionario cercano a la antigua pila bautismal de la catedral sanluiseña.

Asimismo, en la entrevista, el sacerdote aconsejó a los jóvenes y a los seminaristas: "Enamórense de Jesús una y otra vez, mediante la lectura diaria y sistemática del Evangelio, y de la visita al Santísimo y comunión diaria. Así harán enorme progreso espiritual, porque esa es la forma en que Dios nos habla y nos manifiesta qué quiere de nosotros". "En la oración y la meditación diaria estamos disponibles para lo que Dios quiera regalarnos. Así nos entregamos al amor de Dios, y entramos como una gotita de agua en un inmenso océano de misericordia. Enamorarse de Jesús es nuestra tarea como hijos de Dios", añadió.

En su vida sacerdotal lo que más lo marcó fue la atención a los enfermos, a quienes semanalmente visitaba sin esperar que lo llamen de urgencia, mostrando su disponibilidad para ofrecer los sacramentos. "Algunos necesitaban la confesión, la comunión, otros hasta los he casado -relató-, y aunque sea en los últimos momentos de su vida, han tenido la posibilidad de vivir cerca de Dios".

"Los enfermos son los privilegiados de Dios, porque viven en la cruz del dolor y del sufrimiento de Jesús, cada vez que experimentan la ausencia de sus seres queridos, el desamparo y soledad, que sepan que lo mismo pasó Jesús, que descubran la alegría de ser hijos de Dios en medio del dolor", destacó.

Y concluyó: "Por eso, a los jóvenes sacerdotes les recomiendo no descuidar el acompañamiento de los enfermos. Que lleven siempre a un joven a su lado en esta tarea, para que el joven conozca el gozo que el enfermo experimenta cuando el sacerdote los visita: Se les iluminan los ojos de saber que van a recibir a Jesús, a veces después de tanto tiempo. Así también se transmite la vocación sacerdotal".+