Viernes 9 de mayo de 2025

El Papa: "La oración es la respiración del alma y de la vida"

  • 25 de abril, 2012
  • Ciudad del Vaticano
"Si la oración y la Palabra de Dios no alimentan nuestra vida espiritual, corremos el riesgo de que los mil trabajos y preocupaciones de la vida cotidiana nos sofoquen; rezar nos hace ver la realidad con ojos nuevos, y nos ayuda a encontrar el camino en medio de las adversidades", lo afirmó hoy Benedicto XVI en la catequesis de la audiencia general, pronunciada ante más de 20.000 fieles reunidos en la plaza de San Pedro.
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"Si la oración y la Palabra de Dios no alimentan nuestra vida espiritual, corremos el riesgo de que los mil trabajos y preocupaciones de la vida cotidiana nos sofoquen; rezar nos hace ver la realidad con ojos nuevos, y nos ayuda a encontrar el camino en medio de las adversidades", lo afirmó hoy Benedicto XVI en la catequesis de la audiencia general, pronunciada ante más de 20.000 fieles reunidos en la plaza de San Pedro.

El Papa explicó en su discurso cómo la oración impulsó a la Iglesia de los primeros tiempos para seguir adelante en medio de las dificultades, y cómo puede ayudar al hombre de hoy a vivir mejor. "La Iglesia -dijo el Pontífice-, desde el inicio de su camino, se encontró con situaciones imprevistas que tuvo que afrontar, nuevas cuestiones y emergencias a las que trató de dar respuesta a la luz de la fe, dejándose guiar por el Espíritu Santo".

Esto se manifestó ya en tiempos de los apóstoles. El evangelista San Lucas narra en los Hechos "un problema serio que la primera comunidad cristiana de Jerusalén tuvo que resolver sobre la pastoral de la caridad hacia las personas solas y necesitadas".

La decisión que toman es clara: no es justo que abandonen la oración y la predicación, por lo que "son elegidos siete hombres de buena reputación, los apóstoles rezan para pedir la fuerza del Espíritu Santo, y luego les imponen las manos para que se dediquen de forma especial al servicio de la caridad".

Esta decisión, explicó el Papa, "muestra la prioridad que debemos dar a Dios, a la relación con Él en la oración, tanto personal como comunitaria. Sin la capacidad de pararnos a escuchar al Señor, a dialogar con Él, se corre el riesgo de agitarse y preocuparse inútilmente por los problemas y las dificultades, incluidas las eclesiales y pastorales".

Benedicto XVI recordó que los santos "experimentaron una profunda unidad de vida entre oración y acción, entre amor total a Dios y amor a los hermanos". San Bernardo, modelo de armonía entre ambos, "afirma que demasiadas ocupaciones, una vida frenética, a menudo terminan por endurecer el corazón y hacer sufrir al espíritu.

Es una advertencia preciosa para nosotros en la actualidad, ya que estamos acostumbrados a valorar todo con el criterio de la productividad y de la eficiencia.

"Sin la oración diaria vivida con fidelidad, nuestro obrar se vacía, pierde el alma profunda, se reduce a un simple activismo que nos deja insatisfechos. Todos los pasos de nuestra vida, todas las acciones -también las de la Iglesia- deben ser hechas ante Dios, en la oración, a la luz de su Palabra".

Cuando la oración se alimenta con la Palabra de Dios, "se ve la realidad con ojos nuevos, con los ojos de la fe, y el Señor, que habla a la mente y al corazón, da nueva luz al camino en cualquier situación. Nosotros creemos en la fuerza de la Palabra de Dios y de la oración. Si los pulmones de la oración y de la Palabra de Dios no alimentan la respiración de nuestra vida espiritual, nos arriesgamos a ahogarnos en medio de las mil cosas de todos los días. La oración es la respiración del alma y de la vida".+