Viernes 19 de abril de 2024

El Papa invita a mirar a Jesús en la Cruz, ensangrentado por nuestros pecados

  • 14 de septiembre, 2015
  • Ciudad del Vaticano
Hoy, lunes 14 de septiembre, la Iglesia celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Al celebrar la misa matutina en la capilla de la casa Santa Marta, el Papa Francisco pidió a los fieles mirar la realidad de la Cruz de Jesús que dista mucho de las "cruces artísticas, bien pintadas". "Cuando miramos a Jesús en la Cruz hay cuadros bonitos pero la realidad es otra: estaba sobre todo ensangrentado por nuestros pecados", recordó el Pontífice.
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Hoy, lunes 14 de septiembre, la Iglesia celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Al celebrar la misa matutina en la capilla de la casa Santa Marta, el Papa Francisco pidió a los fieles mirar la realidad de la Cruz de Jesús que dista mucho de las "cruces artísticas, bien pintadas". "Cuando miramos a Jesús en la Cruz hay cuadros bonitos pero la realidad es otra: estaba sobre todo ensangrentado por nuestros pecados", recordó el Pontífice.

"Esta es la realidad que Él ha tomado para vencer a la serpiente en su campo. Mirar la Cruz de Jesús, no las cruces artísticas, bien pintadas: mirar la realidad, que era la cruz en ese tiempo. Y mirar su recorrido y a Dios, que se despojó a sí mismo, se abajó para salvarnos", explicó el Papa.

Haciendo referencia a las lecturas del día, el Santo Padre observó en su homilía que en el Génesis la serpiente es la más astuta, "es una encantadora, tiene la capacidad del encanto" y por la Biblia sabemos que "es un mentiroso, un envidioso, porque por la envidia del diablo, de la serpiente, entró el pecado en el mundo".

El demonio, advirtió, "te promete muchas cosas pero a la hora de pagar, paga mal, es un mal pagador. Pero tiene esta capacidad de seducir, de encantar".

Sin embargo, el Papa recordó que Cristo vino para tomar sobre sí nuestros pecados y sin cometer pecado alguno se convirtió en el más grande pecador. "Dios se hizo hombre y se adosó el pecado" y "aún teniendo la condición de Dios, Jesús no considera un privilegio ser como Dios sino que se despojó de sí mismo, asumiendo una condición de siervo, convirtiéndose en igual que los hombres; se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y la muerte de Cruz".

El Papa alentó, finalmente, pedir a la Virgen la gracia de "llorar de amor, llorar de gratitud porque nuestro Dios nos amó tanto que envió a su Hijo para abajarse y despojarse para salvarnos".+